Día 20.

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  Ya hacía ocho días que Lila permanecía encerrada en la habitación de Cautiverio, el cual, no se había molestado en hablar, por lo que a esas alturas la muchacha llegó a la conclusión de que era mudo.

  —Oiga... Señor... —habló sentada desde la única cama que, ahora, ocupaba ella. El sujeto la miró con curiosidad desde el otro lado del cuarto—. ¿Puedo hacer una pregunta? —Cautiverio asentó con un movimiento de cabeza—. ¿Para qué me trajeron con ustedes? ¿Por qué no se deshicieron de mí cuando les pedí?

  El elfo, que en sus veinticuatro años jamás pensó en dejarse matar, la observó extrañado por unos instantes; luego, se acercó con lentitud hacia ella y se sentó a su lado para poder verla cara a cara.

  —S-sólo preguntaba... —Lila se atajó con cierto temor y él llevó la mano a su barbilla estudiando con profundidad, aquellos celestes ojos que contrarrestaban con el negro cabello y, con total fluidez, posó sus labios en los de la sorprendida princesa; le sonrió y con el acto seguido la dejó más que pasmada.

  —Eres mi prisionera y, en lo que a mí respecta, la muerte no es solución; lo importante es sobrevivir, mi querida Lila... ¿Qué sucede? —cuestionó al advertir que no salía de su asombro—. ¿Qué, ahora, te quedas muda? ¿Has estado tratando de sacarme palabra en estos últimos días y, ahora, no respondes? —Rió—. No soy de hablar mucho... Sólo lo necesario... o menos.

  —No... comprendo.

  —No hay nada que comprender, Lila. Sólo que saber. Puedes llamarme Cautiverio; soy uno de los tenientes y, como habrás notado, no tengo familia... y... no saldrás de aquí para tu seguridad, por algún tiempo... Algunos de mis compañeros no son de fiar... en cuanto a mujeres se refiera. Bueno... ahora, iré por nuestros alimentos. —Volvió a besarla—. Pórtate bien. —Se retiró del cuarto guiñándole un ojo.

  Destinose hallaba junto a su amante en la mesa y la verdad era que, últimamente, seaburría mucho; su vida necesitaba un cambio, algo diferente... algo que nuncaantes tuvo... Por ahora, sólo hallaba verdadera distracción en las batallas o enlas cacerías... Batallas no podía conseguir con frecuencia, pero, una cacería... Laatención de Malicia fue sorprendida por el cansado suspiro de su amante y, sibien se preocupó, de inmediato, le hizo una cómplice caricia por debajo de lamesa. Destino esforzó una sonrisa. Dos días más tarde, organizaría unaimportante cacería...    

El Eclipse Eterno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora