—Esperanza —llamó el rey.
—¿Sí, padre? —Se acercó y él puso su brazo alrededor de sus hombros.
—Hija, quiero hablar contigo sobre tus... habilidades.
—No sé de qué hablas.
—Creo que sí... El roble... —Esperanza exhaló un suspiro de agobio—. Sé que no te debe ser sencillo aceptar semejante... don...
—No; no lo es.
—Pero, debes ver el lado positivo; nuestro reino será el más bendecido porque jamás le hará falta esa luz que nos guíe hacia un futuro mejor.
—Si en algo puedo ayudar... —El rey la miró regocijado y la aferró aún más.
—Sabía que comprenderías... Será maravilloso, hija; y yo siempre estaré velando por ti. Además, cuando te cases, tu esposo debe ser digno de tu virtud para que todo vaya de mejor en mejor y progresemos.
—Pero, aún no poseo control sobre mi energía, padre; por lo tanto, no estoy lista para casarme.
—¡Ah, no te preocupes por nada! —Palmeó su mano—. Triunfo no tendrá ningún problema en que comiences tu sacerdocio, mientras inicien juntos una vida.
—¡¿Triunfo?! —Quedó tiesa—. ¡¿Has dicho "Triunfo"?! —Poder la miró intrigado.
—Pues... sí.
—¡¿Acaso ya lo habías planeado todo, padre?!
—¡Por supuesto que no, pero...!
—¡No lo tolero! ¡¿Cómo puedes hacerme esto?! ¡Yo no lo amo; ni siquiera me es simpático!
—¡Esperanza, déjate de berrinches! ¡Ya eres una mujer! ¡Armonía jamás hizo tal escándalo!
—¡Será porque se llevó la mejor parte! ¡Pero, con ese... pusilánime, engreído, no! —Comenzó a marcharse.
—¡Pues, te guste o no, lo harás! ¡Eres mi hija y yo soy el rey! ¡¿Me oíste?! —gritó encolerizado, mas, la muchacha ni siquiera giró a verle.
Esperanza se refugió en los pasillos con los ojos inundados. Cubrió su rostro con ambas manos y, de pronto, la sombra de un misterioso sujeto con capucha se detuvo frente a ella. La joven miró al individuo alarmada; el personaje llevó una mano a su cabeza para descubrirla. Esperanza sin más se abrazó al pecho del sacerdote.
—Tranquila... —Pensamiento acarició su cabeza—. No llores... —La princesa sollozó sobre la nueva túnica amarilla que correspondía a los guías.
—¡Pensy —exclamó—, papá ya está hablando de casarme con Triunfo!
—¡¿Qué?! ¿Y mamá lo sabe?
—No lo sé...
—No te preocupes... —Pellizcó su mejilla con cariño, casi de manera paternal—. Yo hablaré con ella. Ahora, ve y despreocúpate, vive tu vida. —Le sonrió con calma y se marchó. Esperanza lo analizó; de pronto, le pareció más sabio, más calmo. ¿Tendría algo que ver su amiga Paz?
Por la tarde, se reunió con sus amigos, necesitaba contarles lo presionada que se sentía y lo frustrante que era aquello.
—Si existe una manera de evitarlo lo haremos, Esperanza —Optimismo le aseguró.
—Sin duda alguna —Alegría la apoyó.
—¡No te desanimes! —la alentó su prima.
—Gracias.
—Ten calma, Esperanza —habló Paz—. Verás que todo se solucionará.
—En verdad, me ayuda mucho tener su apoyo; disipan mi ira y mi dolor.
—¡Vamos, arriba! —Alegría la sujetó de las manos incorporándose—. ¡Es hora de divertirse! —Logró robarle una suave sonrisa a la princesa.
—¡De acuerdo! —dijo ya más repuesta y, tras unos cuantos pasos, montaron sus corceles y jugaron carreras con el viento.

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El Eclipse Eterno.
RomansaEsperanza era la princesa más joven del reino de la Luz. Su padre, Poder, un rey bastante dictador, la sentenció a casarse con el amigo de su hermano mayor y capitán de su reino, al cual ella no tolera y él sólo la ve como un trofeo a conseguir. ...