Capítulo 9

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Brooklyn POV

— Eres una sonsa, Brooks —dijo rotundamente Tate—. ¿Por qué le dijiste eso?

— Sabes que es la verdad, me conoces muy bien.

— Y por lo mismo te digo que no debiste de haberlo hecho.

— Tate, recuerda que siempre meto la pata hasta el fondo con todas las personas, hasta contigo la cago pero tú me soportas. Sabes que sólo le haré daño... o él a mí.

— Ninguno de los dos se harán daño, he observado cómo se miran, cómo reaccionan cuando están juntos. Brooklyn, cuando te conocí ibas con los ojos rotos y muy hinchados, tu sonrisa era fingida y estabas completamente rota, ahora ya sólo en raras ocasiones te veo así. La mayor parte del día miro a una Brooklyn sonriente, que canta por todos lados, con un no sé qué en tus ojos, pero sobre todo... una Brooklyn que no se autolesiona.

Nos quedamos calladas viendo a la nada, yo recordaba cómo había conocido a Tate y tenía razón, en ese tiempo realmente estaba mal, no tenía ganas de nada y el valor que tenía por la vida se iba agotando poco a poco. Ahora ya no sé, ya tiene un mes que no me corto y quiero creer que es por Kim, por darle un mejor ejemplo, pero una parte de mí me dice que quizás mi amiga pueda tener razón.

— Tengo miedo —admití en voz alta y mi amiga me miró—. Tengo miedo de hacerle daño, tarde o temprano terminaré haciéndolo y él no se lo merece.

— No, te equivocas —frunzo el ceño y ella se cambia de sillón para ponerse a un lado mío—. Si tienes miedo, pero no es porque le vayas a hacer daño, estás asustada porque nunca habías querido así a nadie, tienes miedo de que se vaya, que se olvide de ti y que encuentre a otra persona.

— Tate...

— Brooklyn —me interrumpe ella antes de que pueda negar lo que acaba de decir—. Te recuerdo que William no es Peter, William es diferente.

— Cometí un error —mis ojos se llenan de lágrimas y Tate no duda en abrazarme aunque me tenso a su tacto.

— Uno casi siempre los comete, pero podrás remediarlo mañana, hoy es noche y ya me tengo que ir.

Nos despedimos y me cercioro de que las puertas estén bien cerradas, paso al cuarto de Kim y la veo tranquilamente dormida. Me pongo el pijama y una vez ya acostada reviso mi celular; ningún mensaje ni llamada.

¿Y si Will en serio se aleja?

*****

Mi último pensamiento antes de dormir había sido ese, tenía miedo de hablarle para arreglar las cosas y que él me mandara a la fregada a mí, viendo el techo de mi habitación se me ocurrió la brillante idea de ir a su casa y al menos pedirle disculpas por haberme comportado así; si me mandaba a la goma no volvería a buscarlo y pasaría página.

Nos arreglé a Kim y a mí, tomé la pañalera y al abrir la puerta de la casa una mano casi se estampa con mi frente. Mis pies se detuvieron en seco y parpadeé varias veces para ver si seguía dormida o si en realidad tenía a Will frente a mí.

— Buenos días —dice titubeante Will, no se acerca a mí, ni me da un beso en la mejilla como siempre y eso me entristece un poco, aunque trato de que no se note.

— Buenos días.

— ¿Ibas de salida? —Asiento—. Entonces, umm, supongo que me voy, no te...

— Iba a buscarte —escupo rápido las palabras y él abre los ojos—. Quería disculparme por mi comportamiento, creo que el shock que tuve me hizo actuar así y no es excusa para cargarla contigo, lo lamento Will.

Hold OnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora