Capítulo 12

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Brooklyn POV

Tenía que darme prisa, Will vendría por nosotras dentro de poco y yo aún no estaba lista; me había quedado dormida. Y lo peor del caso es que mi cabello no me estaba ayudando para nada, parecía una leona; quería alisarlo un poco pero ya no tenía tiempo, ¿por qué no podía ser un cabello normal?

Decidí hacerme una trenza para que mi cabello no se revelara más en mi contra, pero el tono de mi celular me hizo dejar mi cabello suelto para poder contestar a la llamada de mi apuesto novio.

— Hola, galán —saludo coquetamente.

— Hey cariño, ¿ya estás lista?

— Casi, sólo tengo que agarrar esa gran mata que se hace llamar cabello. ¿Por dónde vienes?

— Estoy en el hospital —mi corazón se detuvo—. Salió una cesárea de urgencia y no podré llegar a nuestra cita —dejé salir lentamente el aliento, casi me daba un infarto para nada—. ¿Todo bien?

— Sí, yo sólo... no vuelvas a decir al inicio de una conversación que estás en el hospital a menos que sea una urgencia de vida o muerte, me has dado un susto.

— Oh, lo lamento cariño, supongo que no pensé. Te tengo que dejar, te amo.

— También te amo, éxito en la cesárea.

Terminé la llamada un poco más decepcionada, al menos me había avisado, ¿cierto?

A pesar de que ya no iba a salir a ningún lado agarré mi cabello en una simple coleta, me molestaba tener el cabello en la cara. Puse una película de terror en la televisión y me acosté con Kim en el sillón. Mi madre ya me estaba pidiendo de nuevo que le llevara a la niña a casa, decía que no se aparecería por el cuchitril que llamo mi casa, que eso era humillante.

Quizás podría llevársela hoy, saludaría a papá y saldría volando lo más pronto posible de esa casa, entre menos tiempo pasara ahí mejor, menos insultos recibiría. Pero tenía que buscar un pretexto para escabullirme de la casa, sino mi padre no me dejaría marcharme, a él siempre le gustaba tener a toda la familia en la casa.

El teléfono de la casa sonó a mitad de la película en donde el asesino empuñaba su afilado cuchillo dentro del pecho de la víctima, tomé el teléfono sin despegar la vista de la pantalla, cuchillo arriba, cuchillo abajo, cuchillo hacia los lados, sangre fuera y adiós vida.

— ¿Brooks? —me llamaban desde la línea y quité los ojos de la pantalla, esa película en serio se miraba real.

— ¿Sí? ¿Quién habla?

— Soy Joanie, ¿cómo estás?

— Muy bien, gracias a Dios, ¿y tú?

— También muy bien aunque un poco ajetreada la verdad, mi jefe me está llamando de última hora para que vaya y cubra una nota.

Hold OnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora