Hold On

Prólogo

Brooklyn POV

— ¿Quién es la niña más hermosa del mundo? Obviamente tú, Kim.

No me cansaba de hacerle mimos a mi sobrina, apenas tenía dos meses y podía asegurar que habían sido los mejores meses de mi vida; sin duda alguna ella había llegado para alegrarme los días.

— ¿Entonces no hay problema que Kim se quede hoy contigo? —me preguntó por segunda vez mi hermana.

— Ya sabes perfectamente que no, es una niña de lo más tranquila; además no tengo planes para hoy.

— Claro, si tú eres la amargada de la familia hermanita —Sydney me sacó la lengua y se soltó riendo al ver mi cara indignada.

— Síguele y ya no cuidaré a Kim.

— Perdón, sabes que te amo.

— Si me amaras, te quedarías conmigo a ver películas —hice pucheros para convencer fácilmente a mi hermana, pero tan sólo conseguí un abrazo.

— Sabes que Frank ya no tarda en llegar.

— Es que tengo un mal presentimiento.

— Son puras alucinaciones tuyas, además de amargada eres una exagerada.

— Sydney es en serio, siento una opresión muy grande en el pecho —y no mentía. Desde que Sydney llegó a pedirme que le cuidara a Kim, y en especial cuando me dijo el motivo, me dio un no sé qué y mi pecho comenzó a doler.

— No pasará nada Brook, sólo es una carrera de motos. Frank es experto y lo sabes, tú misma lo has visto innumerables veces.

— Ustedes pueden ir bien, pero los demás no.

— Que no pasará nada, confía en mí —en eso tocaron el timbre de mi departamento y le doy a Kim a mi hermana. Cuando abro veo a un muy sonriente Frank que rápidamente me saluda con un beso en la mejilla y un abrazo.

— Gracias por cuidarnos a Kim, cuñis.

— No hay nada que agradecer, Frank. Estaba intentando convencer a Syd para que se quedaran en lugar de ir a esa carrera, pero no lo logré. ¿Crees que si te hago pucheros y pongo cara de niña perdida en supermercado te convenceré de que se queden ambos?

— No lo creo, cuñis, esta carrera es muy importante. Hay dinero en juego. ¿Acaso no confías en mí?

— Sí, pero tengo un mal presentimiento.

— No hay nada de qué preocuparse, llevamos toda la protección necesaria. Y además no vamos solos, Drake también irá con nosotros.

— Tenía que ser el padrino- musité enfadada—. Drake está igual de loco que tú, él no cuenta en esta discusión.

— ¿Escuché que yo no cuento? —dijo Drake entrando, claro, eso pasa por dejar la maldita puerta abierta.

— Sabes a lo que me refiero, Drake.

— ¿Por qué esa cara, Brooklyn? —preguntó pasando un brazo sobre mis hombros.

— Dice que tiene un mal presentimiento, ¿verdad que está exagerando? Somos unos profesionales al manejar —presume Frank con esa sonrisa arrogante y abraza a mi hermana—. Si no fuera así esta hermosura no se hubiera casado conmigo.

Torcí los ojos al ver la mirada enamorada de mi hermana, esos dos derramaban tanta miel que hasta las abejas se morían.

— Mejor vámonos antes de que cambie de parecer —dijo Drake que también estaba asqueado al ver la escena del par de enamorados, creo que no hace falta decir que ese chico ha tenido pésima suerte en cuanto a cosas del amor se refiere. Con decir que su última novia en realidad era lesbiana.