Capítulo 10

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Brooklyn POV

Joder, casi se me caía la baba con tal sólo ver el lugar por fuera, ahí estaba yo como vil pececito abriendo y cerrando la boca frente al carro de William mientras él se encargaba de sacar a la niña. De haber sabido que vendríamos a un lugar así le hubiera dicho a Tate que me arreglara más, ahora parecía una cucaracha a comparación de todas las bellas mujeres que estaban dentro.

— ¿Te gusta? —pregunta Will abrazándome desde atrás con un solo brazo.

— Will... es mucho, no tenías que traerme aquí, además pudiste haberme avisado para arreglarme mejor —su risa seca me provoca escalofríos y me giro para tenerlo frente a frente.

— ¿Pero qué dices? Si vienes más que perfecta, yo soy el que me siento todo feo a lado de ustedes dos bellas mujercitas —recargo mi frente en su pecho y él me abraza—. Apenas llevamos dos días de novios y no recuerdo haber sido más feliz en mi vida.

Al alzar la mirada y posarla en la suya veo que me dice la verdad, mi corazón se detiene brevemente y vuelve a latir con rapidez, así se comporta cada vez que estoy con él y más si me dice cosas lindas como éstas.

— Yo tampoco recuerdo haber sido más feliz — admito sonrojándome, me empieza a besar y me dejo llevar por el momento.

Entramos al restaurante y la mesera nos lleva a la mesa que Will ya había reservado previamente, y como lo imaginé, todas las mujeres aquí van muy emperifolladas en sus vestidos largos y brillantes, con todas esas joyas colgando de su cuello y de los lóbulos de sus orejas, anillos que han de costar todo mi sueldo de un año, unos zapatos con el tacón más alto que pueda existir y que tienen la cara tan maquillada que no sé si ya estamos en Halloween.

Una señora se me queda viendo de arriba hacia abajo y sin querer siento que me hago más pequeña, es como si me desnudara con la mirada y se diera cuenta de mis cosas.

— Hey — Will atrae mi atención y toma mi mano sobre la mesa, eso me ayuda a distraerme, a pesar de que aún puedo sentir la mirada de la señora sobre mí.

— Gracias por traernos aquí.

— No tienes nada que agradecer, cariño.

— Aunque es demasiado lujoso, si me hubieras llevado a comprar hamburguesas en el puesto de la esquina hubiera sido igual de feliz, no tienes por qué gastar tanto en nosotras.

— Lo sé, pero quería traerlas, cuando era más joven y estaba enamorado del amor me prometí que cuando encontrara a la chica con la que quiero pasar mis días, éste sería el primer lugar en donde deberíamos salir.

— Eso es muy bello pero muy apresurado de tu parte, Will, así como las cosas están bien entre nosotros ahora, bien puedo meter la pata y ya no quieras saber nada de mí.

— O quizás yo meta la pata —se rasca su nuca de manera nerviosa y agacha la mirada—. Si la cago, tenme paciencia, Brooklyn. No he sido un chico de muchas novias, hace años que no tenía una, así que estoy un poco oxidado en esto.

La mesera nos interrumpe para darnos la carta y percibo que se queda observando más a Will de lo normal, ella empieza a recomendarle los platillos del día y no sé qué más, siempre con una coqueta sonrisa pegada en su estúpido rostro delgado y perfecto. Los veo dialogar y comienzo a sentirme mal, un nudo se forma en mi estómago y las ganas de irme de aquí aparecen rápidamente.

— ¿Brooks? —me llama Will y le veo—. ¿Que qué quieres ordenar?

— Lo mismo que tú, no importa —murmuro en voz baja, él asiente y mira a la mesera mientras ordena los platillos—. En un momento regreso, te encargo a Kim.

Hold OnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora