Cap 14

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"Danielle"

No sé cuanto tiempo me tomo hacer que Raúl y Hailie se fuera y me dejaran sola, tampoco sé cuanto cigarrillos había fumado, ni cuanto tiempo llevaba Malina envarando su cuerpo sobre mi pierna. Me encontraba sola sentada justo a la mitad de la sala, me aterraba salir al balcón o ver por una ventana, sabia que iba a verla en el rostro de cualquiera... Mi corazón parecía querer salir de mi pecho, entonces volvió la voz, no en mi cabeza, si no en mi corazón decía que ella estaba afuera, esperándome en algún lugar de esta maldita ciudad. Tenia que ir por ella!


Dudo haber cerrado la puerta cuando salí corriendo de mi departamento, pude haber caído por las escaleras o chocado contra una pared porque mi cuerpo iba a ciegas, y aunque no fue contra una pared si fue contra otro cuerpo, después del impacto creí que caería pero sus brazos me sujetaron, intente liberarme pero no me lo permitió.

-Danielle!! Danielle!! soy yo-.Su voz trajo a mi alma de vuelta, y volvió solo para encontrarse con sus ojos azules que me hicieron romper en llanto al saberme en sus brazos.

-...Marshall..-. Hundí mi rostro en su cuello, sus manos subían y bajan en mi espalda buscando mi consuelo.

-Tranquila estoy aquí-. Nos guio de vuelta hasta el departamento y cuando su mano soltó la mía la adrenalina me hizo querer huir de nuevo.

-SUELTAME!!-.

-Danielle! BASTA!!-. El sujetaba mi cintura y yo no dejaba de forcejear.

-Debo ir por ella!! tú no entandes!!-.

-Tienes que calmarte Danielle-. Pareció no tomarle mucho esfuerzo cargarme y llevarme hasta la cama, Sentir su cuerpo tirado junto al mío hizo que por fin la pesadilla terminara... ninguno de los dos se atrevió a decir nada fue un rotundo silencio que no era para nada incomodo al contrario para mí era de lo más placentero... Sabía que Marshall me veía y yo no podía dejar de ver el techo.

-Quien es ella?-. Su aliento choco contra mi oído y me estremeció.-sea lo que sea debes dejarlo atrás, no puedes pasar toda la vida así-.

-Jamás podre dejarlo atrás-. Mi voz era tan débil que apenas era entendible.

-Quiero ayudarte pero debes confiar en mí-. Gire a verlo y todas mi cerraduras se abrieron cuando tome su mano.

-Kyndall...-- Solo pronunciar su nombre hizo a mi voz quebrarse.

-Es ella a quien buscas?-. Sujeto con más fuerza mi mano y eso me ayudo a continuar.

-Es mi hermana... Era hermosa Marshall-. Las lagrimas caían y yo no dejaba de ver el techo.-Sus ojos eran tan negros como ninguna otra cosa que he visto en mi vida, su sonrisa podía iluminar el alma más oscura y cuando bailaba parecía un ángel... Yo tenia 11 años y ella 14, un día mientras cenábamos dijo que iría a una competencia de ballet a Detroit, mis padres estaban tan ocupados en destrozarse el uno al otro que ni siquiera les importo, habían dejado de ir a sus recitales así que su indiferencia no la desanimo, esa noche antes de que se fuera ellos pelearon como nunca siempre que lo hacían mi pequeño hermano y yo nos refugiábamos en su habitación y ella bailaba para nosotros y de alguna manera hacia que los gritos y los golpes que inundaban toda la casa no nos tocaran... Esa noche mamá subió ala habitación y en su rostro se reflejaba la imagen que jamás podre olvidar, esa mujer parecía cargar el dolor de todo el mundo sobre sus hombros sin embargo nunca nos negó una sonrisa... Kyndall tenía su sonrisa... -.

-No tienes que continuar si no quieres-. Lo ignore y aunque mi cuerpo se encontraba completamente inmóvil pude dar un gran suspiro y continuar.

-A la mañana Kyndall se despertó muy temprano, ella sabia que mis papás no la acompañarían pero tenía ese permiso firmado así que nada la detendría, cuando se despidió de Erik y de mí... Le rogué que me dejara acompañarla pero dijo que todo estaría bien que volvería mañana muy temprano y que traería con ella ese trofeo que pensaba haría muy felices a mamá y papá, todos dormían así que solo yo la vi marcharse, recuerdo que no despegue mis ojos de ella hasta que la vi desaparecer por la acera... Jamás imagine que esa seria la ultima vez que la vería-.

-La buscaron?-.

-Erik y yo nos quedamos con los abuelos y mis padres viajaron a Detroit pasaron dos meses aquí y no encontraron nada, nadie sabia nada, nadie la había visto, no había registro de ella en ningún lado y cuando mamá volvió a casa supe que jamás volveríamos a ver a Kyndall, lo que no sabia era que lo peor apenas estaba por venir, Esa mujer que regreso de Detroit no era mi madre, esa mujer fuerte y amorosa había desaparecido junto con mi hermana, ahora solo era una persona débil, amargada y llena de culpa, su dolor no la dejo ver que aun tenia dos hijos que la necesitaban... que la amaban-. Tuve que detenerme de nuevo mi garganta estaba cerrada y me costada respirar pero tenia que continuar, quería continuar.- Cuando le detectaron Cáncer ya era muy tarde, las drogas y el alcohol habían terminado con ella, Erik y yo estuvimos a su lado hasta el ultimo día y de no haber sido por mis abuelos no sé que habría sido de nosotros-.  Marshall intentaba limpiar mis lagrimas pero estas no cedían.

-Y... tu papá?-. Pude sentir su miedo al preguntar.

Una risa amarga me invadió.-Él no quiso quedarse-. ahora la nostalgia se había ido y era la rabia y el coraje las que hablaban.- Cuando mi vida y mi familia se callo a pedazos él fue el primero en irse, Pero me alegra que lo hiciera sabes, si se hubiera quedado solo habría estorbado-.

-Tal vez lo necesitaste...-. Lo interrumpí. 

-NO! tuve a mí abuelo, el hombro que me amo y me cuido cuando mi propio padre no quiso hacerlo... Como fui creciendo pude dejar atrás la muerte de mi mamá y el abandono de mi padre pero jamás a Kyndall, me fui de casa cuando cumplí 14, le dije a Erik que encontraría a nuestra hermana y que volvería por él... al igual que Kyndall jamás lo hice, sé que mis abuelos me buscaron como locos pero yo ya no podía volver, me había perdido en la drogas y creí que no habría vuelta atrás... fue cuando conocí a Raúl, él y mi amiga Brenda me ayudaron a salir de ese agujero al que yo sola había entrado, Raúl me dio techo y comida cuando yo no tenia nada, pudo haber hecho de mí lo que quisiera sin embargo jamás intento lastimarme, supe que tenia una agencia de modelos en Detroit y lo convencí de darme trabajo a pesar de mi edad y fue entonces que llegue a esta maldita ciudad que hasta hace un tiempo solo me había dado noches en vela y días llenos de mierda y aunque no me a devuelto nada si me ha dado algo bueno-.

-Qué?-. Gire mi cuerpo para verlo.

-A ti Marshall, tú eres lo único bueno que me ha dado este maldito lugar...-. Mi labios buscaron los suyos con necesidad y cuando los encontraron supe que jamás los quería dejar.



Holy Grail 💋|EMINEM|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora