XIV: Solo es un jucio

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Mientras hablan mis compañeros observo el collar. ¿No será por esto, que salió todo el poder? Tomo el collar y lo miro directamente. Este brilla por unos minutos más y juro que vi un enorme bosque dentro de él.

—Vengan. — manda Anastasia, alfa central, entrando al cuarto sin avisar.

—¡Ah! — grito dejando caer el collar sobre las sabanas. —¿¡No sabes tocar la puerta antes de entrar!?

Tomo el collar y lo escondo rápido en mi bolsillo. La alfa central me mira con reproche y frunce su ceño. Ambos nos miramos retándonos, no permitiré que me queme en la hoguera como siempre ha querido hacer.

—Soy la alfa, no tengo que tocar la puerta. ¡Ahora vengan! No tenemos todo el maldito día para que luego solo te elimine, Iris. — comenta antes de girarse y caminar sin nosotros listos. —Síganme o los encerrare.

Gruño levemente y me levanto poco a poco aunque me duela el cuerpo completo, estoy tan cansada. Necesitare dormir una semana para recuperarme. Hace mucho que no hago esto, siento como Jafet me toma por la cintura y la mano haciendo que ese ardor ya familiar aparezca cuando nos tocamos. Lo miro y él me sonríe de oreja a oreja haciendo que me sienta confiada, Max se pone delante de mi ¿Son mis amigos? Sonrió, gracias a Dios que no estoy sola en esto.

Camino a paso lento por la debilidad que tengo. Mientras nos dirigimos paso por un cuarto que expone el olor familiar de mi madre. Doy un paso hacia el cuarto pero Anastasia me detiene por el brazo.

—Luego la puedes ver, ahora debemos concentrarnos en el juicio. — comenta casi gruñendo.

Esta me hala haciendo que pierda un poco la estabilidad. Jafet hace un tipo de rugido tomándome por la cintura para que no caiga. Mientras Max aguanta la mano de la alfa central gruñendo, dándole la advertencia que no siga. Nunca... había tenido unos compañeros así.

—Es su madre. — escupe Max con autoridad, sus ojos brillan más de lo normal.

—La veré. — comento con autoridad zafándome de su agarre.

Le doy la espalda a todos y camino hacia el cuarto. Ignorando el gruñido de un futuro alfa y la alfa central. Al entrar al cuarto el olor de mi madre inunda la atmosfera. Este está lleno de cortinas blancas y es muy limpio, todo lo contrario del mío. Hago un lado la cortina y veo a mi madre dormida. Me acerco y observo como sus heridas estan mejor de lo que esperaba. Las mismas tienen un tipo de crema en ellas, medicina de bruja.

—No sirvo para nada. — aprieto mi mandíbula y me siento en la silla que está al lado de la cama. —Si fuera como ustedes... — ya es la segunda vez en mi vida que quisiera convertirme en lobo y darle para atrás al tiempo. —Yo...

—Me salvaste, como cuando ella lo hizo cuando yo era niña. — siento como la mano de mi madre me aprieta. Levanto mi cabeza para encontrarme con unos ojos verdes olivos cansados. — Eres fuerte, Iris.

—Yo no hice nada, ese fue Max. — le notifico para que todos se sigan acostumbrando a lo que acordamos mis compañeros y yo.

—Soy tu madre. ¿Crees que me voy tragar ese cuento? Además lo vi todo con mis propios ojos. — me contesta haciendo que sonría de lado. —No les digas a nadie lo que hiciste, Iris. Aunque hayan salvado las naciones, te pueden culpar. Si se enteran de lo que hiciste te acusaran de que asesinaste a tu loba y además te culparan por lo de hace años. — aconseja la mujer de pelo rojizo, asiento segura de lo que tengo que hacer. —Me siento orgullosa de tener a una hija fuerte, más fuerte que su propia bisabuela. — esta acerca su mano a sus labios y me besa. —Ahora ve y enséñales a esos alfas que eres bisnieta de Atanasia, ex alfa de la manada central.

Alfa Iris: Buscando Mi Otra MitadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora