XXIII: Casa

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—¿Cómo ella te entrenó? — pregunta Adom refiriéndose a Sahara.

—Solo siguió las órdenes de Anastasia. — le contesto tratando de alejar el hecho que me torturo.

—No te está preguntando de quien provino esa orden. — me espeta mi tía con actitud. —Di la verdad y llegaremos al punto.

—Bueno...— contesto asintiendo lentamente. —El entrenamiento fue igual que el pasado. La tortura y hacer enojar al paciente es la misión principal para hacer que el lobo salga.

—¿Tortura como entrenamiento? — pregunta el hombre de tez oscura confuso.

—Es su cultura, Adom. — le contesta Siro. —Por eso quería que entrenaras por acá, pero tu...

—Anastasia fue la que sugirió a mis padres que el entrenamiento fuera en la nación central. — interrumpo a mi primo algo molesta antes de que le dé la culpa a mis padres. —Y a mí me amenazo cuando defendí a Sahara.

—La muy malita controla las cinco naciones como se le venga la gana. — expresa mi tía. —¿Pudiste sacar a tu lobo?

Adom y mi tía me miran con esperanza por lo cual bajo mi cabeza. Miro de reojo como Siro mira el suelo sin dejar ver alguna expresión. Niego lentamente. Ahora tengo que explicarles todo, es como si se lo dijera a mis padres.

—Yo nací sin un lobo en mí. — le contesto algo decepcionada de mi misma. —Fui maldita por la Luna, porque he nacido... — miro mis manos. —con esto. Oh eso Anastasia decía cuando yo era niña.

—Oh, mi niña. — mi tía me abraza al escucharme. —Somos tan iguales, pero diferente a la vez. — sus ojos de diferentes colores me miran orgullosa. —Me siento orgullosa porque has llegado lejos. — mira a mi primo Siro. —Siro...

—Perdón, Paula, por interrumpirte. Pero tenemos que concentrarnos en algo muy importante ahora. — Adom se disculpa por interrumpir a mi tía y cierra sus ojos pensando. —¿Por qué el entrenamiento, si la alfa central sabía desde un principio que no tienes un lobo dentro de ti?

Siento como mi pulso se detiene al escuchar su pregunta. Siro mira a su compañero con ojos perplejos para luego mirarme. Nunca me había hecho esa pregunta en mi vida.

—Es cierto. — contesta mi primo levantándose del mueble. —Desde que investigamos sobre la muerte de los híbridos, como cuando naciste y entrenaste con mamá Atanasia. La forma en que te reta, es esperando a que explotes. — todo empieza hacer clic en nutras mentes. —Tenerte a su lado, por eso me pidió que esta misma noche estuvieras en la nación central.

—Está esperando que le muestres que de verdad eres... — mi tía empieza hablar pero Adom vuelve a interrumpirla.

—De que es la otra mitad, por eso Upuaut dejo sentir la vida de estas tierras en sus manos. — completa el hombre con unos ojos amarillos intensos.

—Pero yo... llegue a demostrar la energía protegiendo a Sahara. — comento atrayendo la atención de todos.

—Sahara, mi amor, tu muerte no ha sido en vano. — expresa Adom mirando el cielo cerca de su ventana para luego mirarme. —Hemos encontrado la parte humana del lobo salvaje.

—Hablaré con Anastasia para llegar a un acuerdo. — comenta Siro y en ese mismo instante se escuchan unos aullidos a lo lejos. —Hablando de la bruja...

Adom se levanta y camina hacia la entrada de su hogar. Olfatea y les hace unas señas a sus guardias, que empiezan a apagar las antorchas. Del pecho de mi tía sale un gruñido y camina hacia la entrada de la casa.

Alfa Iris: Buscando Mi Otra MitadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora