XVIII: No me alejaré

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Me levanto de la cama para dejar colgando el collar en la ventana. Observo como las aves salen volando de los árboles del monte. Escucho un aullido que se acerca y me pongo alerta.

—Por favor que no sean híbridos otra vez. — comento mirando mejor por la ventana. —Un lobo blanco...

El lobo blanco corre por el monte y se dirige hacia la puerta trasera de mi casa. Bajo al primer piso y en silencio camino hacia la puerta que está en la parte trasera. Tomo un bate de mis hermanos y espero a que el lobo se acerque a la puerta para darle. Uno, dos y... salgo dándole al lobo a todo dar con los ojos cerrados.

—¡Sal de aquí maldito lobo blanco! — grito cerrando mis ojos, dándole con todas mis fuerzas varias veces al intruso hasta escuchar cómo se queja.

—Ay, Iris. — escucho como se queja. —¡Ya basta, soy tu prima! — abro mis ojos y veo como Killa trata de protegerse de mis batazos.

Me detengo y le sonrió riendo con inocencia. Escondo el bate detrás de mí como si eso fuera lo suficiente para verme inocente. Pero el bate se cae a unos segundos luego logrando que mi prima me mire con el ceño fruncido, lo cual solo me deja opción de solo sonreír.

—Lo lamento Killa, creí que era un lobo salvaje. — me excuso con algo que no es completamente convincente.

—Te aseguro que no tengo cuerpo de un lobo normal. — me escupe enojada, sus ojos han cambiado desde que éramos niñas, ahora sus son más duros y serios.

La chica de pelo negro entra a la casa sin permiso dando a entender que no viene en son de paz. Observa mi hogar con detenimiento. Cierro la puerta de un cantazo atrayendo su atención a mí.

—Dime, ¿A qué vienes Killa? — pregunto seria.

Mi prima hacia una mueca y se encara a mí. Puedo ver cómo está decidida en decirme algo. Me paro recta esperando a que hable.

—Estas atrayendo mucho la atención, Iris. — me contesta dejándome algo perpleja.

No, otra Anastasia... giro mis ojos ya viendo el futuro de esta conversación. Solo que no estoy como antes, esta situación se me está yendo de las manos. Entre más sigo hacia delante en este mundo siento como estoy llegando a ser la principal en él.

—¿Estoy atrayendo mucho la atención? — le pregunto haciéndome la desentendida, esta siente.

—No es normal que estés tanto tiempo en este mundo, Iris. Es como si de verdad quisieras entrar en él. — me contesta, sonrió negando sin poder creer lo que dice. —Hasta usaste la energía natural...

—La tuve que usar por obligación, no porque quería Luna. — le respondo entre dientes dándole énfasis a la palabra Luna.

Nos quedamos mirándonos por unos minutos en silencio. Entre más nos miramos fijamente la atmosfera va cambiando a una pesada e incómoda. Si no rompemos el silencio esto se pondrá feo, pero no quiero perder en esto. Yo soy la que domino aquí y más cuando nadie está en la casa. Nadie está para halarme el collar y me controle.

—Aléjate de este mundo Iris. — mira hacia otro lado dándome la victoria, pasa por mi lado y choca con mi hombro. —Como siempre lo has hecho.

Esta camina por el pasillo mirando como si fuera poca cosa donde se encuentra. Muerdo mi lengua para no hablar, pero... ¿para que luchar para no echarle en cara lo que de verdad se refiere?

—Mejor dime que me aleje de tu amada alma gemela. Ahí tal vez tome enserio lo que acabas de decir. — escupo con veneno logrando que se detenga.

—¿De qué hablas? — pregunta tomando mi papel de desentendida.

Sonrió victoriosa para mí misma. Paso por su lado pero sin tocarla como ella había hecho hace poco. Al estar frente a ella la miro a los ojos y le sonrío.

—Hablo de Max. — le contesto, veo como sus manos forman puños dándome a entender que me estoy metiendo en terreno peligroso. —No creo que quieres que me aleje de este mundo. Hace años estabas tratando que vuelva, pero ahora... desde que conocí a Max veo en tus ojos como quieres que me aleje de él.

Observo como trata de no arrancarme ahora mismo la cabeza. Siento como de ella emana lo que pronto será. Sus hombros suben y bajan tratando de tranquilizarse.

—Iris, no te metas en terrenos peligrosos. — me advierte mirándome con ojos asesinos lo cual le respondo con una amplia sonrisa haciendo que se enoje más.

—No te preocupes Max no me interesa. — le aclaro dejándola perpleja. —Sabes muy bien que no me gustan los de su tipo. Además sé que no tengo otra mitad.

Hago una mueca al referirme que no tengo a nadie. El rostro de Killa se relaja al escuchar lo que he dicho y mira hacia otro lado.

—Hemos... — empieza a hablar, trata de no mirarme a los ojos —cambiado mucho, Iris. — me mira y yo asiento de acuerdo a lo que ha dicho. —Nuestras historias son diferentes. —veo en sus ojos como algo... se gira bloqueando mi mirada. Camina hacia afuera y yo la sigo como un pollito. —Tenemos caminos separados y llenos de enfrentamiento, pero... — observo como empieza a quitarse la ropa, miro hacia otro lado incomoda por eso detesto en parte los licántropos. —si no te metes a este mundo Iris no pasara nada.

Eso he intentado desde que perdí a mamá. Pero tiene razón alejarme facilitara las cosas, pero siento...

—No quiero alejarme de mi familia, Killa. — le respondo encontrándome con una enorme loba blanca, sus orejas se levantan asombrada ante mi decisión. —Lo siento pero sucederá tarde o temprano. — me giro y cierro la puerta haciendo que nuestros caminos se separen más de lo que están.

En realidad no quiero alejarme de mi familia... Escucho como se abre la puerta de al frente haciendo que el olor maternal de mi madre llegue a mis fosas nasales. Sonrió y siento como he tomado una buena decisión.

—¡Mami! — grito corriendo hacia la sala y dándole la bienvenida.

Observo como mis padres se abrazan y mis hermanos pelean. En realidad aunque no es una familia normal creo que no la cambiaría por tener una vida normal. Lucharé por estar juntos. Después de todo creo que ninguna familia que sea humana o... especial es normal. ¿No? 




Alfa Iris: Buscando Mi Otra MitadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora