XXXVIII: Cuarto día en la naturaleza y sus problemas

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Muevo mi cabeza adormilada, me siento muy cálida aquí. Abro mis ojos lentamente y me encuentro con una cierva y un oso junto a mí. Mi cola se empieza a mover sola, si, se siente bien dormir de esta manera. Apuesto que estuviera sonriendo ahora. Me estiro y bostezo sacando un tipo de chillido, para luego levantarme. Salgo del tipo de un tipo de cueva que nos quedamos a dormir, sacudo mi cuerpo haciendo que vea como algunos pelos flotan por el aire.

—Te has levantado temprano, Iris. — comenta Luz saliendo de la cueva bostezando. —¿Es que piensas seguir entrenando?

Camino hacia una laguna que hay cerca y tomo agua. El sol esta saliendo peor todavía la mañana esta fría. Miro a Luz y asiento.

—Sí, no puedo quedarme atrás. — le respondo y camino hacia la cueva.

Veo como duermen dos especies muy diferentes juntas, todo por protegerme. Carl esta mordiendo un glúteo de Linda.

—Comida... — dice este en sus sueños. Me pongo en pose de jugar, muevo mis hombros y le salto encima. —¡Ah, se fue! — se despierta alterado.

Lo mando a callar y miro a muevo mi cabeza indicando a Linda. Este se relaja un poco.

—Se levantará. — miramos a Linda y está ya nos está mirando seria. La cierva se levanta girando sus ojos.

—Iré a comer algas frescas y decirle hola al sol. — notifica y nos deja solos.

Carl se rasca el pecho y se queda pensativo unos minutos. Yo me siento sobre mis patas traseras esperando que se despierte por completo. Este refunfuña.

—Déjame dormir un poco Iris. — comenta y se tira al suelo otra vez.

Me acerco a él y muerdo su cuello halándolo.

—Anda levántate, no es tiempo de invernar.

—Quisiera que fuera así. — trato de moverlo haciendo que saco algunas veces un gruñido, pero todavía no soy tan grande.

—Han pasado 4 días y no llegamos. — me quejo de lo lentos que somos. —Entrenamos y seguimos Carl.

—Bien, bien, vamos. — se levanta con pereza y yo doy vuelta como loca por la emoción.

Si fuera humana no me expresaría de esta forma obviamente, pero es muy difícil controlar un cuerpo así. Creo que los animales son bastantes sinceros en los sentimientos. Gracias al cielo que estos no me conocen en la vida real. Muevo mi cola al imaginar a Jafet tratándome como si fuera una cachorra. Max sería algo autoritario y diría "Eres una loba, compórtate como un alfa."

Salgo afuera y espero a Carl. Este se estira y va a tomar agua, me mira.

—Has crecido bastante en una sola noche, iris. — camino donde él y miro mi reflejo.

Han pasado 4 días, todavía tengo cara de cachorra, pero parezco un lobo adolecente, pero ni le llego a la estatura a un lobo adulto. Miro como Linda también me mira y asiente para luego seguir comiendo de algas de la laguna.

—No tanto, se supone que llegue hacer más grande que un licántropo.

Observo como el oso caza un pez como su nada.

—Mm poco a poco Iris. — el pez trata de zafarse, pero Carl lo mata rápido. —Vez sin que sufra.

—Vi que sufrió por unos segundos. — lo contradigo, miro la laguna y meto mi cabeza a ella para cazar uno. Cierro mis ojos sintiendo que tome algo —¡Tengo un pez! — grito, siento como empuja más para dentro. —¡Es grande y fuerte! — el pez me hala por completo dentro de la laguna, pero de repente salgo de ella y veo a Linda. Este me mira masticando un alga.

Alfa Iris: Buscando Mi Otra MitadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora