Cuando Alex me llama al móvil saliendo de la oficina del que ahora es mi jefe, para decirme que su tableta nos mostrará hoy un apartamento, lo más lejos que tenía, era que me iba a encontrar con el exitosísimo y estupidísimo Ian Holmes.
Pero era obvio que tal impresión no iba a dejar que se me reflejara.
—Elena Navarro, mucho gusto —logro decirle con todo el desdén que soy capaz de añadirle a mis palabras.
Solo a Alex se le puede ocurrir implicarse con un conocido de Holmes. Bueno, solo se lo perdono porque seguro no sabe que él es culpable de mi casi fallida carrera periodística.
—Vamos chicas, les mostraré el resto del apartamento —dice el tal Hamiel, por el que Alex tanto babea, mientras nos guía a través del piso—. Según lo que me ha comentado Alex, este pudiera ser su oportunidad de encontrar vivienda y al mismo tiempo ahorrar un poco de dinero, en esto último el protagonista será mi amigo, el arquitecto Holmes, que les ayudará a remodelar a su gusto cualquier zona del piso —escucho el discurso que al parecer ya tenia preparado.
¡JA! Sobre mi cadáver va Holmes a remodelar mi piso, bueno, aún no es nuestro precisamente.
—Alex, ¿podemos hablar un momento? —le pregunto a mi prima, apartándola de esos dos.
—¿Qué diablos estabas pensado cuando le dijiste a ese tal Hamiel que nos ayudara con lo del piso? —exclamo un poco irritada.
—¿Como que qué estaba pensando? Estaba pensando en nosotras, además ¿no ves lo guapo que es mi tableta de chocolate? —veo como mi prima desvía los ojos hacia éste, suspirando al mismo tiempo. De verdad los hombres la afectan a otro nivel.
—No me importa lo bueno que esté tu tableta de chocolate, dile que gracias por el tour, pero que no necesitaremos más de sus servicios —le pido con el mejor humor que puedo tener ahora, tratando de no desintegrarla con la mirada.
—Pero ¿qué diablos te pasa? Claro que no le diré eso, ha sido muy amable, además baila muy rico —veo como mi dichosa prima vuelve a suspirar por su tableta.
—Es que no lo entiendes, no quiero ni podré soportar a su amiguito merodeando por el piso, si al final nos quedamos con él —le digo en un tono de que ya estoy perdiendo mi paciencia.
—¿Por qué no?—pregunta sin entenderme—. Óyeme Lena —sigue diciendo, suspirando sonoramente con una mano en la cadera—, siempre estoy de acuerdo contigo pero en esto no cederé ante ti, necesitamos con urgencia el piso, nuestros ahorros van en picada, además Isa entrará pronto al colegio, necesito un lugar estable para ella, no puedo estar viviendo en un hotelucho. Por favor Lena, haz esto por mi, sea cual sea el problema que tengas con su amigo, te prometo que hablaré con Hamiel para que su amigo sólo haga las reformas cuando no estés en casa, te lo pido, hazlo por mí —pone su cara de perrito manzo juntando las manos. No se como aún caigo cuando me hace esto.
—Está bien, solo por Isa, no por ti, pero no quiero tener nada que ver con nada de esto, solo me dices cuánto es. Espero que tu tableta nos haga el súper descuento —le digo, en el momento que Hamiel se nos acerca y nos pregunta si todo está bien, que si no nos agrada el piso, nos puede buscar otro.
—No, creemos es excelente. Gracias —le digo con una gran sonrisa falsa, mirándolo a los ojos, tratando de no posar mis ojos en su amigo, ubicado a un par de pasos detrás de él, pero mis ojos como si tuvieran vida propia se enfocan en su figura.
Está de brazos cruzados mirando hacia el piso con el ceño fruncido, en ese momento levanta la mirada hacia mí de una manera que no logro comprender y mis ojos como para demostrarme una vez más la vida independiente que tienen, le disparan todo el arsenal de armas y misiles que guardan para momentos como estos.

ESTÁS LEYENDO
HOLMES
RomanceIan Holmes, exitoso arquitecto de Mahnhattan, futuro esposo y padre. Para todo el mundo, un presente maravilloso y un futuro prometedor, menos para él, que convive con su pasado cada día desde hace 10 años cuando su vida cambió por com...