—No necesitabas volver —me dijo intentando dibujar una sonrisa en su rostro para tranquilizarme.
—Sí, sí lo necesitaba. Quería saber si te encontrabas bien o no.
— ¿Encontraste a Lisa?
—Sí —respondí sin poder evitar la sonrisa en mi rostro, nuestros encuentros tal vez no eran ortodoxos, pero éramos nosotros, era nuestra vida, una vida en donde tomarse de las manos tanto como dormir con tranquilidad simbolizaban un amor profundo—. Está en Canadá, al parecer mis padres se expandieron un poco más, ella está trabajando en la J-K de Canadá y ese editora de su propia revista, traje un par de ejemplares, pensé en leerte algo.
—Eso es muy lindo de tu parte, pero...
—No, no existen los peros —le interrumpí dejando los pies de la cama para situarme a su lado—. Cressy eres mi responsabilidad, lo eres quieras o no, eres parte de mi familia y eres la única parte de ella que no desea separarme de quien amo. Solamente quiero cuidar de ti, por favor.
Yo no quería admitirlo, nadie a su alrededor deseaba admitirlo, pero su decadente salud iba cada vez peor, los días no podían medirse en buenos y malos, eran solamente días, sus ojos se apagaban con los minutos, era como si se desgastaran sin piedad.
— ¿Recuerdas cuando nos conocimos? —pregunté intentando obtener su atención para que olvidará como salí corriendo de Canadá para verla.
—Sí —asintió sonriendo—. Tu cabello siempre parecía rebelde.
—Lo es, intenta tener el cabello rizado y siempre llevarlo bien peinado, es algo casi imposible.
—Lo imposible siempre fue fácil para ti —murmuró sin dejar de mirarme.
—Tú puedes decir eso, yo no.
—Me gustaría saber por qué las personas como tú nunca logran ver quienes son, siempre se sienten menos, siempre se miran con la peor imagen de todas, sin tomar un momento para admirar sus logros, a cuantas personas has logrado inspirar o cuantas han leído tus libros encontrando una razón verdadera para continuar con su día a día.
—Cressy, no soy bueno para eso, soy bueno para decir cómo me siento disfrazando cada palabra utilizando solamente la retórica, soy bueno escuchando a las personas y transformado cada tragedia de mi vida en un historia para quienes todavía son fanáticos del silencio y las palabras, pero nunca voy a entender como valorar mi existencia, usualmente eso es parte de mi encanto —me burlé un poco intentando cambiar de tema.
—Debe ser parte de la midstica de cada escritor, ¿no es cierto?
—No lo sé, tu estudiaste lo mismo, ¿es verdad?
—No soy una escritora —me respondió negando con la cabeza—, me gustan los libros, y estudie para poder entenderlos, quería descifrarlos para luego traducirlos a quienes no son capaces de ver entre sus letras o entender su verdadero mensaje. Quiero entenderte, por eso estudiaba sin descanso alguno, deseaba poder comprender tus libros, porque al final los libros son solamente una parte de los pensamientos del escritor. No soy escritora, no soy parte de tu mundo.
Me dedicó una sonrisa como si deseara disculparse por algo.
—No puedo comprenderte —musitó con media sonrisa—. Eres un misterio para cada persona a tu alrededor, por eso le gustas tanto a las chicas.
— ¿Por ser misterioso? —apenas pude preguntar sin soltar una carcajada.
—Sí, eres como un enigma. Todas quieren descubrir tus secretos, ser parte de ellos, descifrar de donde viene tu verdadero encanto, pero nunca pueden entenderlo.
— ¿Por qué?
—No necesitas ser entendido. Nadie es capaz de hacerte hablar si tu no quieres hacerlo. Por eso Lisa y tú me parecen el uno para el otro, sus silencios pueden decir más el uno del otro y no cada palabra.
No pude evitar suspirar. Tomé su mano quedando a la altura de su cabeza en la cama reclinada.
—Deberías hablar con ella.
—Ella no quiere escucharme.
—Lo haría si supiera toda la verdad. No tiene nada en contra de ti, está molesta conmigo por todo lo ocurrido, aunque no puedo estar seguro de cuánto.
— ¿Ocurrió algo mientras estabas en Canadá?
—Sí —la sonrisa no podía borrarse de mi rostro—. Pude estar con ella, tenerla cerca de nuevo y nos besamos varias veces. Me siento verdaderamente vivo, no soy un cadáver caminando solamente por inercia.
—Deberías estar con ella, no aquí.
—Debe estar confundida por mi nota, no pude quedarme luego de esa llamada. Va a entenderlo, lo sé.
—No, no lo sabes, ¿ya la llamaste?
—Hasta ahora no he tenido tiempo, viene en cuanto Erik me llamó y solamente pensé en venir.
—Necesitas dejar de hacer eso.
—Eres mi responsabilidad.
—No, ya basta, puedes sentirte culpable por no corresponder mis sentimientos, por no notarlo o incluso por rechazarme sin darte cuenta, y lo entiendo, lo único que no logró entender es cómo esa culpa te consume. Tú no me enfermaste, moriría en algún momento incluso si no estuviera enferma, nada de esto es culpa tuya.
—Cressy...
—¡No! —me gritó con el rostro completamente rojo por la ira—. Yo no soy parte de tu futuro, apenas puedo ser parte del mío. Deja de aferrarte a mirarme en este lugar. No vas a usarme como excusa para evitar a Lisa y sus preguntas, no te lo voy a permitir.
Me quedé completamente perplejo con un nudo en la garganta al escuchar como cada una de sus palabras me golpeaban sin contemplaciones, sin misericordia. Estaba molesta, no conmigo, no con Erik, su madre o el mundo, estaba molesta con ella por vernos esclavizados a una cama de hospital intentando restar importancia a su estado.
—Queremos aferrarnos a ti —me encogí en los hombros.
—Ya estoy del otro lado, tengo más de un pie de lado de la muerte, comiencen a asumirlo.
—Es muy complicado.
—Y si continúan esperando a verme mejorar, lo será más.
—No lo entiendes, Cressy —dije decepcionado de sus palabras, de sus sentimientos—. No puede ser fácil para ti pensar en cuantas cosas no hiciste, cuantas veces deseaste saltar por una aventura, cuanto tiempo pudiste perder enamorada de quien nunca vio interés en ti —sus ojos se llenaron de lágrimas—, puedo imaginarlo, quiero entenderlo a pesar de no saber con certeza como te sientes. La muerte es algo bastante complejo —me encogí en los hombros tomando sus manos con cuidado—, no puedes saber cuando llegará, no puedes prevenirla y tampoco evitarla, es dolorosa, muy dolorosa —me miró cuando cada gota salada se escapaba de entre sus pestañas marcando caminos diferentes para recorrer sus mejillas—, no solamente para quien muere. Tú solamente puedes preocuparte por morir en condiciones dignas, puedes esperar a sentir frío mientras el alma se te escapa del cuerpo, y entonces dejas todo atrás —intentó soltarme, alejarme de ella, sin poder lograrlo por la falta de fuerzas—, ya estás del otro lado, y no puedes hacer nada por nosotros, pero también duele, desgarra, nos hace desear regalarte nuestros años restantes y tomar tu lugar en ese mítico lugar, la mala noticia llega cuando te das cuenta de algo. No puedes hacerlo. Nos aferramos a tu vida porque es la única manera de no morir contigo —le di un beso en la frente abrazando su rostro contra mi pecho, dejando salir su llanto.
Tenía razón, estaba en otro lugar, estaba del otro lado de la vida, y aquello solamente podía mantenernos esperando.
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Soñando Sobre Tu Piel
FanfictionLas páginas del libro se llenaron poco a poco, eran mis recuerdos, sus risas, cada vacío de su presencia era reemplazado por palabras, esas flotando a mi alrededor, me ayudaron a sobre llevar su ausencia, pero no quería pasar toda la vida acompañado...