Capítulo 2 "Tus manos"

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Apenas podía concebir la idea de volver a verle cuando ya lo tenía frente a mí sin poder conservar la cordura. Me vi de nuevo en el espejo con los ojos llorosos, brillantes, deseando salir de esas cuatro paredes para correr a sus brazos... y... todo terminaba en el mismo punto, Cressy.

Solté un suspiro, uno pesado, uno reflejando el cansancio de mi alma por la lejanía de mis sentimientos, estaba ahí,  abrazada a el cubo de hielo en donde encerré mis sentimientos para continuar viviendo al paso de los días.

Necesitaba salir de la editorial en algún momento, al menos las náuseas se habían ido, pero el vértigo continuaba en mi garganta, necesitaba un trago, eliminar de un golpe cada pequeña laceración ardiendo aun sin existir. Estar infestada de alcohol era la mejor manera de olvidar  todo era volverse completamente inconsciente de la realidad, y del dolor que esta podía llegar a causar.

Tomé mi bolso respirando hondo intentando reunir todas esas fuerzas que en algún punto lograban mantenerme en pie. Caminé a lo largo del pasillo dejando las oficinas vacías a mis espaldas mientras esperaba por el ascensor, el cansancio reflejado en mis pupilas solamente logró recordarme el plan fallido de mi cumpleaños. Luego de la llamada con mi madre era el momento perfecto para salir de la oficina en busca de un nuevo plan, pero el beso, su manera de llamarme "Feliz Cumpleaños, amor" cada palabra de esa ultima frase se quedo plasmada en mi mente, vi su labios moverse mientras mi mente en blanco registraba ese momento, cada segundo fue registrado en mi mente y se repitió con claridad una tras otra vez, aquellos grandes ojos marrones me reflejaban tan brillantes, tan hermosos. Estaba indefensa si me acercaba a él, no tenía manera alguna de sobrevivir a sus ataques. 

Llegue a las afueras del edificio sintiendo el aire de la noche embriagar cada uno de mis sentidos, comencé a caminar en dirección al bar más cercano, no era un lugar de mala muerte, muchos de los chicos de la editorial se reunían ahí cada noche después de su turno para charla un poco, no me tomó mucho tiempo encontrarlo, destacaban los ladrillos rojos entre todas las edificaciones, entre con sigilo buscando alguna cara conocida sin obtener éxito alguno, al final termine por sentarme en la barra frente al bartender tender dedicándole una sonrisa inquieta esperando a verlo cara a cara para ordenar.

—Hola, linda.

Hey —le respondí mientras se cruzaba de brazos en la barra.

— ¿Qué puedo servirte? 

—Un poco de whisky, por favor. 

—Bebida caliente, ¿tienes frío? 

—Es Canadá, no creo posible sentir el calor caminando por las calles.

—Lista y sarcástica. 

—A veces las caras bonitas vienen acompañadas de algún otro regalo. 

Soltó una risa ligeramente forzada sirviendo en un vaso de cristal lo que había pedido. 

— ¿El viento te trajo o escuchaste hablar de nosotros en Internet?  

—En realidad preferiría no especificar mi procedencia a cierto extraño apareciendo en mi camino de pronto, sin anuncio o historia —le respondí teniendo en mente un libro bastante conocido para mí.

—Me agrada no entender ni una palabra de lo que dices —admitió cruzando de nuevo los brazos frente a mí, suspiré con delicadeza vertiendo parte del liquido marrón al interior de mi garganta, ese primer trago dejo cierto ardor característico obligándome al instante a fruncir los labios—. Deberías tomarlo con cautela, no son margaritas. 

—Gracias por el aviso, no sé cómo podría sobrevivir sin ti —bebí de nuevo dejando el hielo acompañar las gotas sobrantes del whisky—. Otro, por favor. 

Soñando Sobre Tu PielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora