Capítulo 15 "Tiempo compartido"

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Me levante de la cama sin preocuparme por la poca ropa cubriendo mi cuerpo, no me di el tiempo de buscar un verdadero escondite cuando corrí hasta el baño sin poder detenerme. No quería verla, no quería escuchar su nombre de nuevo.

—Hola, pensé en no venir pero de verdad quiero pasar tiempo contigo, no te veo desde hace mucho tiempo y... de verdad te he extrañado mucho. 

La emoción impregnada en su voz me hizo emitir un quejido al interior de mi garganta.

—También te he extrañado mucho —respondió Michael casi al instante con apenas un hilo de voz.

—Entonces deberíamos disfrutar juntos de este crucero, ¿no lo crees? 

En realidad... —el silencio nació entre ellos  por un par de minutos completamente insoportables pensando en qué deberían hacer para mantenerse sin palabras el uno frente al otro—. Toy toy, necesito hablar contigo sobre mis planes.

—Una vez te vi caminando por la calle, no mirabas nada y casi caes al piso por resbalar con algo, te poyaste en la pared sin moverte por minutos enteros, estabas ahí llorando, pude adivinarlo, en mis pensamientos me acerque con un paquete de pañuelos para consolarte, te abrace fuerte mientras acariciaba tu cabello como solía hacer cuando eramos niños, pero en esos momentos no fui capaz de acercarme. Mis deseos de estar sola eran tan grandes que incluso mirando toda la tristeza de tus ojos resbalando hasta mojar el pavimento, no fui capaz de mover un dedo. Ayer cuando te vi en la escotilla del barco recordé ese momento, lo he tenido en mente desde ese instante cuando me miraste sonriendo, no quiero quedarme quieta de nuevo, ya no quiero sentirme atada por todos mis errores. Por eso estoy aquí, quiero compartir el resto de estos días contigo, justo como decía Ben: El tiempo perdido se resume en miradas, caricias, abrazos. Yo perdí mucho tiempo sin ti.

Podía recordar esa frase en el capítulo menos esperado del libro "El tiempo perdido se resume en miradas, caricias, abrazos y besos, por eso quiero mantenerte a mi lado, quiero besarte como nunca lo han hecho y marcar la huella de mis dedos en tu piel, quiero mirarte hasta recuperar cada minuto perdido sin ti".

El corazón me golpeaba el pecho con fuerza, mi voz interna me pedía actuar a sus espaldas, espiarlos para saciar toda mi curiosidad observando sus momentos íntimos como el primer día sobre el barco. Asome la cabeza con cuidado por la puerta logrando una vista completa de ambos abrazados sin desear terminar con esa cercanía, ella era casi de la misma estatura y levantaba su cabeza por encima de su hombro con los ojos cerrados, su cabello rizado era negro como el de Michael mientras su tono de piel era similar al igual que el resto de su rostro, no era exactamente igual a él como Janet, pero sí algo parecido. Abrió los ojos por un segundo centrando toda su atención en mi rostro antes de formular la pregunta.  

—Michael, ¿Quién es? 

Me refugie detrás de la puerta de nuevo cubriendo mis labios con ambas manos intentando controlar mi respiración. ¿Por qué? ¿Por qué todo eso lucia como una traición? Él no estaba conmigo, no debía su lealtad a nuestro amor, pero siempre lo esperaba, a pesar de Oliver, no era capaz de aceptar que hiciera lo mismo.

—Antes de continuar con esto necesito presentarte a alguien.

La voz de Michael se acerco a la puerta.

—No, mejor volveré más tarde, ¿Bien? 

—Bien —susurró mientras yo esperaba no escuchas sus pasos acercase de nuevo hasta donde me encontraba. 

Oculte la cara entre mis manos una vez sentada en el piso con el azulejo frío helando mi espalda sin compasión. 

—Lisa —lo sentí de cuclillas frente a mí acarició mis rodillas con cuidado—, no puedes quedarte ahí, el frío podría enfermarte. 

—Quiero irme —casi solloce.

—Esto no es como piensas, ella...

—No quiero saberlo, no necesito saberlo, nunca debí preguntar y ahora comprendo completamente mi error, quiero irme. 

—No, vas a escucharme antes de sacar cualquier conclusión.

—Me siento estúpida. Soy terriblemente estúpida —retuve las lágrimas creando un nudo tan grande en mi garganta capaz de obstruir toda mi respiración y mis palabras.

—No lo eres, solamente debes escucharme un poco. Ella es una persona muy especial, estuvo en mi vida por mucho tiempo, no creí volver a verla porque logró escapar de ese infierno cuando nadie lo esperaba y...

—Y ahora volvió —tome su rostro entre mis manos, su piel me quemaba, ver esos ojos brillantes estaban a punto de sacarme el corazón del pecho—, no necesito una verdadera explicación, por favor.

—No puedo dejarte ir, Lisa no quiero hacerlo, te debo todo en mi vida, no puedo pasar eso por alto, me equivoque, vivo cada día de esta vida equivocado sin poder remediarlo, no pienso equivocarme de nuevo contigo. Si debo atarte a esa cama, lo haré solamente para no perderte.

—Ese es el problema, yo ya estoy perdida.

—No —se acerco reposando su frente contra la mía.

—Estás conmigo cuando no estás con ella, soy un reemplazo de algo especial... 

—Nunca será así.

— ¿En dónde estabas la noche anterior? 

Cerró los ojos respirando hondo. Ahí estaba mi respuesta, la había buscado y cuando algo se busca eventualmente termina por encontrarse.

—Puedes estar con ella, recobrar el tiempo perdido como quiere, no te preocupes por mí.

—Escúchame por un momento.

La puerta lo interrumpió de nuevo, soltó un bufido poniéndose de pie. Con su ausencia me atreví a soltar un par de lágrimas, recupere el aliento en menos de lo pensado. Abandone el azulejo observando a Michael mientras miraba mi ropa completamente limpia en la cama con las sabanas revueltas.

— ¿Recuerdas cuando pasamos todo un fin de semana en ropa interior? 

—Te resfriaste un par de días después.

—Valió la pena solamente por verte así. Eres perfecta—me miró por un par de segundos y me sentí indefensa, adoraba ese reflejo de mi rostro en sus ojos, adoraba su media sonrisa y tenerlo tan cerca. Me dio un beso en la frente—. Necesitamos hablar, y lo voy a intentar tanto como deba.

— ¿Hasta cuando?

—Hasta tener tu perdón. 

—No será en este crucero. No quiero tiempo compartido —luego de tomar mi ropa comencé a vestirme frente a él, el pudor se perdió un poco y en parte mis celos me obligaron a recordarle como eran nuestras mañanas juntos.  

—No es tiempo compartido. 

—Lo es. 

Caminé a la puerta con una de sus manos sosteniendo parte de mi brazo buscando detenerme. 

—Vas a escucharme —aseguró besando mis nudillos—. Quieres escucharme, lo sabes porque sientes lo mismo, quieres ese tiempo entre nosotros, tanto como yo. Te amo demasiado Lisa, y esto no es tiempo compartido, es parte de recuperar el tiempo perdido, eso no será un sueño. 

Soñando Sobre Tu PielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora