— ¿Y Lisa?
Preguntó su madre volviendo de la cocina a la sala de estar.
—Salió de paseo con Danny —respondí mirando el interior de la casa con detenimiento, necesitaba algo para distraerme, era inútil molestarme con él, Lisa no sentía nada por él.
— ¿Y tú decidiste quedarte conmigo?
—En realidad me gustaría conversar un poco con usted.
— ¿Conmigo?
—Quiero dejar en claro todos mis sentimientos e intenciones con Lisa —aclaré mi garganta bajando la mirada a mis pies. No estaba seguro de cómo debía llevar esa conversación, nunca antes había estado enamorado, nunca antes había deseado casarme, pero en esos momentos solamente deseaba hablar con ella sobre nuestra persona en común y prometer no hacerle daño nunca—. ¿Podemos sentarnos?
—Claro —me siguió hasta la sala de estar tomando asiento frente a mí.
—Amo a su hija —dije sin remordimiento o temor alguno—. Tal vez lo ocurrido en lo últimos tiempos no diga exactamente lo mismo, pero la amo, tanto como soy capaz de hacerlo. Ella es todo para mí.
— ¿Todo?
—Todo. Nunca conocí a alguien tan perspicaz, llena de belleza hasta el interior, capaz de sanar cada herida con una mirada de esos ojos verdes.
—Sí, ella tiene esa luz —sonrió casi de la misma manera que Lisa solía hacerlo. De ahí venía la luz de su sonrisa.
Me contagié poco a poco de su humor, levanté la mirada, absorto en esos ojos azules, pude ver sus rasgos reflejados en Lisa, no era idéntica a su madre, pero tenía sus mejores rasgos en ella.
—Quiero pedir su mano. No sé si debe hacerse de esta manera, nunca me había enamorado como lo estoy en este momento —respiré hondo dejando el asiento en donde me encontraba para tomarme el atrevimiento de sentarme a su lado. Ella solamente me observó sin objetar nada, tal vez deseaba escuchar mis argumentos antes de negarse o aceptar—. Quiero su consentimiento o bendición para poder casarme con Lisa.
— ¿Por qué debería aceptarlo?
—Muchas personas pueden decir "No puedo vivir sin ti" Yo sé que puedo vivir sin ella, pero no quiero hacerlo, me gusta poder despertar por las mañanas pensando en ella, me agrada verla sonreír incluso si no soy causante de esa sonrisa, amo como se queda mirando la nada cuando está pensando, desearía poder tener una parte de mí mirándola todo el tiempo. Vivir sin ella, sería como no poder dormir. Ella es mi necesidad, Lisa es tan elemental para mí como lo es dormir para cualquiera —hice una pequeña pausa para examinar su gesto, parecía completamente inexpresiva—. Puedo no parecerle digno de tener a su hija, incluso yo lo pienso con frecuencia, pero voy a trabajar duro para ser el hombre con quién pueda pasar el resto de su vida.
Mis palabras eran apresuradas, mientras ella solamente me miraba sin volver a sonreír o dejar notar su despreció.
— ¿Desdé cuándo?
Su pregunta me confundió un poco, freno mis pensamientos un poco, su pregunta se quedó en mis oídos sin darme la oportunidad de formular una respuesta.
— ¿Desdé cuándo la amas? —volvió a preguntar con cierta firmeza.
—Yo siempre quise conocerla, por eso mismo sugerí un ascenso para ella en mi departamento, la amo desde que la conocí —le respondí recordando cuando había iniciado mi interés por Lisa.
—Me gustaría saber la historia completa —dijo observándome fijamente haciendo que mis mejillas comenzarán a teñirse de rojo.
—Lisa tiene entendido que fue cuando comenzó a trabajar en la editorial de mis padres cuando nos vimos por primera vez, pero no fue así.
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Soñando Sobre Tu Piel
FanfictionLas páginas del libro se llenaron poco a poco, eran mis recuerdos, sus risas, cada vacío de su presencia era reemplazado por palabras, esas flotando a mi alrededor, me ayudaron a sobre llevar su ausencia, pero no quería pasar toda la vida acompañado...