Capítulo 28 *Cressy diciendo adiós*

80 7 3
                                    

El tiempo se fue entre lágrimas ese no era mi objetivo principal, no lo había planeado de esa manera.

—Lo siento —susurré entre sollozos intentando en vano limpiar las lágrimas de mis ojos con el dorso de la mano—. Lo siento mucho, yo pensé...

—No te disculpes conmigo —me acarició una mejilla separándose apenas de mí para poder observar con sus ojos llenos de ternura como me destrozaba frente a él—, no deberías disculparte con nadie, eras una niña, eso no debió suceder frente a ti.

Le miré tomándome el tiempo necesario para recorrer cada detalle de su rostro, esos ojos tan compasivos y su manera de expresar tanto con una simple mirada.

—Mientras llegaba a Montana solamente podía pensar en cómo estaba mi padre, si lo habían llevado a un lugar seguro o si le habían hecho daño, casi no podía dormir, pasaba las noches intentando llorar en silencio, pero no podía dejar escapar más de dos lágrimas antes de sentir los brazos de mi madre a mi alrededor antes de mojar mi hombro. Quería ser fuerte por ella —arrastraba un poco las palabras, me quedaba con pequeños silencios para poder respirar con normalidad.

—Todos pueden cansarse de mantener el mundo sobre sus hombros. 

Me tomo la barbilla entre sus dedos antes de acercarse con cuidado para besarme. Recibí sus labios con tranquilidad, me aferre a ellos como intentaba aferrarme a la vida, le devolví cada caricia sin perder el tiempo, había pasado mucho tiempo conmigo en el hospital respetando las reglas, ese era nuestro momento, por fin estábamos juntos como lo habíamos planeado desde días antes de mi convenio con Michael, había arruinado mucho en mi vida y no quería arruinar ese momento entre nosotros.

—Lamento mucho esto, no debería ponerme a llorar en nuestro viaje, debía ser una despedida feliz.

—Ese es el problema Cressy —dijo una voz gruesa uniéndose a nosotros—, una despedida nunca puede ser feliz. 

El tiempo se detuvo justo en esa frase, mis latidos tanto como mi respiración se congelaron por unos segundos, sus pasos eran lentos a mi encuentro, por un segundo los brazos de Erik me abandonaron al mundo mientras ese hombre de pie a un par de metros de nosotros extendía los brazos en mi dirección. Los años no habían pasado por su rostro, era como si todo ese tiempo solamente estuviera esperando por volver a verme. Cada movimiento era lento entre nosotros, sus brazos me unieron, era una pieza entera de nuevo gracias a ese simple movimiento. 

—Papá —apenas pronuncie en medio de un gemido que me hizo hundir la cara entre su cuello y su nombro. Ahí estaba él, era tan irreal tenerlo así de cerca por primera vez en años.

—Hola cariño, hola Cressy, mi pequeña y hermosa Cressy. Estas aquí —me beso una y otra vez las mejillas, la cabeza, la sien y paso sus manos por mi cabello con urgencia, me acarició los hombros me estrecho entre sus brazos con fuerza—. Estás aquí. Nunca creí verte de nuevo, pero aquí estás. 

Su mirada estaba llena de brillo por las lágrimas derramadas por ambos.

—No sería capaz de irme sin decir adiós —le respondí apenas controlando mi respiración—, sin darte las gracias por sacrificar todo por mí.

—No, no debes agradecer nada era mi trabajo.

—De no ser por mí tendrías tu libertad, podrías caminar por las calles de tu cuidad sin ser juzgado, podrías estar en casa con mamá mirando las noticias sin ser una de ellas. Yo...

—No —me calló levantando su tono solamente un poco—, no eres parte de un error, nada de lo ocurrido es tu culpa y de no ser por ti entonces no sería capaz de ponerme en pie cada día, no me preocupa no poder salir del país, ni estar en una celda todo el día por el resto de mi vida si pude regalarte esa vida y libertad a ti.

—Papá, el tratamiento... 

—Lo sé —me interrumpió sosteniendo mi rostro entre sus manos—, tu madre habló conmigo, pero ningún esfuerzo fue en vano, lo haría de nuevo solamente para verte como el día de hoy, una mujer de bien. Haría todo de nuevo, lo haría de mejor manera por ti, siempre por ti.

Una sonrisa emergió de mi interior repitiendo sus palabras en mi mente "Siempre por ti".

—Te amo papá, lamento no venir antes —me disculpe pensando en todos esos días de angustia sin saber nada sobre él.

—No cariño, lamento estar aquí atrapado y no poder ver en la hermosa chica que eres —me abrazo de nuevo y cerré los ojos con fuerza.

— ¿Cómo pudiste venir? —pregunté a mitad de mi oscuridad.

—Eso se lo debemos a Erik —susurró—. La idea fue completamente suya, consiguió los permisos pertinentes para dejarme salir por un par de días y también pago una fianza mínima por permitirme venir hasta aquí. 

Abrí los ojos vislumbrando al hombre maravilloso observándonos con ternura, todo era gracias a él, ese abrazo y todos mis buenos momentos se los debía a él.

—Es tu novio, ¿verdad? 

—Sí —respondí con las mejillas ardiendo por la pregunta. El abrazo terminó y Erik se acerco con cautela esperando no interrumpir ningún momento privado entre ambos, le dedique una sonrisa de verdadero agradecimiento, no solamente por ese momento, en realidad por todo lo ocurrido entre nosotros desde aquel día en el crucero.

—Está comenzando a hacerse tarde y tal vez deberíamos emprender el camino al hotel. 

—Tienes razón —dijo mi padre asintiendo mientras miraba por los alrededores—. Iré a conseguir un taxi, ustedes esperen aquí. 

No espero respuesta alguna de nuestra parte caminando sin un rumbo preciso dejando todo el silencio, el momento perfecto para hablar con el hombre a mi lado. 

—Gracias —le miré directo a los ojos—, gracias por estar a mi lado en el hospital, por confrontar a Michael, por convencer a mi madre para dejarme venir, por traer a mi padre para recibirme, por venir conmigo y por entrar en mi vida, inicialmente por entrar en mi vida cuando todas las puertas y ventanas parecían cerradas. 

—Tú quieres una despedida, y si no puedo quedarme o morir contigo entonces quiero disfrutar de todo tu tiempo —su voz se rompió poco a poco—, quiero intentar despedirme como si la idea no me pareciera una locura. 

—SI pudiera evitar despedirme de alguien sería de ti.

Soñando Sobre Tu PielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora