El aire de Italia no me había cambiado tanto como lo esperaba, el tiempo no pasaba desaparecido y el plazo para salir de ahí se acercaba, no desapercibido sino lento, tan lento, las visitas de Danny no parecían los suficiente para alejarme de todos los demonios, había pensando en ir a terapias como en el pasado pero terminé declinando la idea por mi orgullo, ahora estaba estancada en un mar de emociones con la virtud de matarme si lo deseaban en algún momento.
Mirar por la ventana nunca me hizo sentir tan alejada de la realidad como esa mañana, estaba deprimida, odiaba cada mueble de la habitación y también había pasado el tiempo suficiente para aferrarme a pasar en aislamiento todo mi tiempo en Italia, soñaba con mi padre, con Michael, con aquellos ojos verdes tab vivos, con mi vida en Memphis y deseaba beber, beber tanto como me fuera posible sin importar en dónde pudiera terminar, deseaba salir de ese departamento solamente para dejar el alcohol dominarme de nuevo, estaba a nada de comprar ciento de frascos de pastillas para poder dormir y olvidarme de todo.
Necesitaba un milagro para salir de ese inmundo estado de tinieblas.
La puerta sonó, un par de golpes ligeramente escandalosos me hicieron ponerme en pie, dejé la ventana con pesadez, caminé como un alma en pena por los pasillos y al abrir la puerta mi salvación de ojos marrones lanzó un destello de confusión y sorpresa.
-Michael -me había encontrado.
-Tenemos un vuelo -respondió al instante.
-Lo siento, no quería venir de está manera, no deseaba interrumpir, pero Cressy...
-Claro, dame unos minutos.
Sus palabras fueron suficientes, tal vez no tenía sentido salir corriendo por Cressy después de lo ocurrido, pero mis ganas de salir corriendo de Italia se sumaron a la causa.
- ¿Lisa? ¿Estás bien? -pronunció mientras salí corriendo a mi habitación por la valija que no me atreví a desempacar.
-Sí, solamente hice lo primero que pensé.
No me atreví a mirarlo, me quedé ahí sosteniendo la valija entre las manos, aferrada a salir de Italia, a salir de la introspección al menos por un momento, mirar el mundo por un par de minutos no me haría mal.
-Bien, vamos.
Mi actitud no era normal, lo sabía, pero a él no parecía incomodarle mi manera de aceptar sus peticiones, en parte era por no pasar aquellos días a su, pero nada de eso tenía importancia si Cressy nos necesitaba.
Tomó mi valija llevándome directo a las afueras del edificio, el aire me pareció más pesado de lo normal y no tardamos nada en encontrar un taxi listo para llevarnos al aeropuerto, el problema real era la tensión entre ambos al interior del vehículo, nadie se atrevió a pronunciar palabra alguna, la cuidad había perdido el brillo para mí, aquella maravillas encontradas en mi bienvenida se esfumaron con el pasar de los días, Milán era mi reconstrucción y justo como toda obra carecía de encanto.
- ¿Te parece bien si tomamos un vuelo sin escalas? Me gustaría llegar pronto.
-Está bien por mí.
-Gracias -buscó mirarme a los ojos sin lograr nada, no era capaz de enfrentar esos orbes marrones, no con la guerra creciendo en mi mente.
El trayecto siguió en silencio, él se quedó pensando durante esos momentos, por el contrario yo estaba buscando dejar de pensar, por primera vez.
-Siempre pensando demasiado -le escuché murmurar.
-Intentó cambiar eso -respondí aliviada de nuestra llegada al aeropuerto.
Tomó mi valija y pagó al conductor antes de comenzar a caminar a mi lado, buscó al interior de su abrigo tendiendo una tarjeta de crédito en mi dirección.
-Compra los boletos, por favor. Yo llevaré las maletas y te espero en seguridad.
-Claro.
Tomé la tarjeta sin esperar otra indicación y fui directo a reservar los vuelos. Miré el itinerario esperando correr con suerte sin necesitar pasar horas o minutos a solas con Michael, él estar a su lado me volvía vulnerable y no podía ser vulnerable en ese momento.
-Buenos días, Señorita, ¿Puedo ayudarle en algo? -preguntó la mujer frente a mí.
-Buenos días, necesito un par de Boletos para el siguiente vuelo a Montana, Estados Unidos.
-Claro -tecleo un par de cosas en su computador-. El próximo vuelo es en 40 minutos, ¿Le parece bien?
-Me parece perfecto.
-Bien -volvió a teclear, y le interrumpí.
- ¿Disculpe?
- ¿Sí?
- ¿Podría tener alguno de esos boletos en vuelo redondo?
-Claro, ¿Día de regreso?
-En dos noches.
-Con gusto -su sonrisa falsa tecleo de nuevo-. ¿Forma de pago?
-Tarjeta de crédito -le dí la tarjeta con media sonrisa, hizo el cobro con tranquilidad y la devolvió.
Me entregó el par de boletos, los revise para dar el indicado a Michael. Deseaba salir de Italia, pero igual necesitaba volver para terminar con la "sanación". Emprendí mi camino a seguridad, les vi desde lejos sonriendo un poco, esperando encontrar sus ojos con los míos, sin lograrlo.
-Todo está listo -intenté sonreír un poco-. Casi es hora de abordar, deberíamos darnos prisa.
-Sí -me hizo una señal para caminar frente a él.
Seguimos un camino recto hasta la parte de abordaje del avión con el mismo silencio incómodo desde su llegada. Me senté junto a la ventanilla y él a mí lado, prestamos atención a las indicaciones del personal abordó y en cuanto las indicaciones terminaron perdí la mirada en la ventanilla como la última vez junto en un avión.
- ¿Puedes decirme lo qué ocurre? -preguntó con un tono bastante comprensivo para mí actitud.
-No ocurre nada.
-No me has mirado en ningún momento y tampoco dices nada, aceptaste venir conmigo sin pedirme razones o explicaciones, la persona junto a mí no parece Lisa.
Cerré los ojos por un par de minutos, no era capaz de hablar con él sobre eso, no era capaz de pedirle ser parte de todo mi proceso, necesitaba protegerlo y por eso mismo no le podía dar mirada alguna de mis demonios.
-No puedo mirarte en este momento, no soy capaz de darte vista alguna sobre la guerra en mi interior, pero estoy aquí por Cressy como tú.
Dejó su mano sobre la mía, no necesitaba tomarla a la fuerza, tampoco debía pedírmelo, en realidad, yo amaba tomar su mano y en ese momento lo necesitaba como nadie.
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Soñando Sobre Tu Piel
FanfictionLas páginas del libro se llenaron poco a poco, eran mis recuerdos, sus risas, cada vacío de su presencia era reemplazado por palabras, esas flotando a mi alrededor, me ayudaron a sobre llevar su ausencia, pero no quería pasar toda la vida acompañado...