Capítulo 36 "La vida en ojos verdes"

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- ¿Por qué decidiste venir? -preguntó con curiosidad sirviendo café.

-No podía dejarte partir solamente de esa manera, lo decidí desde antes de abandonar Italia.

- ¿Cómo lo averiguaste? -sonrió una hermosa sonrisa se dibujó en sus labios y todo me pareció perfecto.

-Usaste mi tarjeta de crédito, es un poco obvio, y me llamaron para confirmar el vuelo, Erik me lo recordó y decidí hacer algo distinto -admití poniéndome de pie para ir a su lado-. Tú y yo no somos como una historia de amor clásica, somos distintos. Debía hacer cualquier cosa por mantenernos juntos, ya no podía esperar.

-Lamento no decir nada antes, de verdad deseaba pasar este tiempo sanando antes de intentar volver a estar contigo.

-No necesitas pelear sola, no cuando estoy dispuesto a hacer cualquier cosa por ti.

Lisa se acerco con la bandeja intentando no derramar nada de liquido sobre esta y dejó todo en la mesa de centro, sin agregar nada dio el primer sorbo a la taza perdiendo la mirada en algún punto del infinito.

-Lo sabes, ¿cierto? -intenté obtener su atención sin lograr mucho, aquellos iris verdes estaban intentando mantenerse distante, no podía entender qué era tan malo como para desear pasar sola todo el duelo-, ¿Lisa?

Volvió a mirarme cuando me atreví a tomarle la mano para depositar un beso en su palma, intentó dedicarme una sonrisa sin lograr mucho, y terminó por hacer a un lado la taza de café envolviendo sus brazos en mi cuello.

-Quiero aferrarme a algo para no quedar a la deriva, necesito aferrarme a algo y tú eres todo lo que tengo, por eso no podía verte antes de terminar con esto, no quiero alejarte de mí, no concibo la idea de...

Suspiró involuntariamente, no me aleje y por el contrario estreche su cuerpo contra el mío con más fuerza, como si en algún momento pudiéramos volvernos solamente uno. Cerré los ojos por un momento disfrutando de su tacto, de tenerla tan cerca de nuevo, su aroma me acarició el olfato y si iba a morir deseaba quedarme con ese momento.

-Lisa -le llamé con solamente un hilo de voz-, puedes decirme cualquier cosa, puedes gritarme, llorar, lo que sea y si debo quedarme aquí aislado por el resto de la semana, mes, año, lo haré.

Respiró con fuerza, y se removió como si el aire fuera capaz de lastimarla.

-Es una historia bastante larga -respondió intentando disimular el nudo en su garganta.

-Tengo todo el tiempo que perdimos lejos el uno del otro.

Terminó el abrazo segundos después y finalmente dirigió su hermosa mirada verdosa a mí.

-No siempre fui la persona frente a ti, centrada, decidida, en realidad pase mucho tiempo de mi vida pérdida, lejos de la razón y las responsabilidades, deseaba morir para sentir el alivio que el alcohol combinado con pastillas para dormir no podían darme -hizo una pausa tomando de nuevo la taza de café entre sus manos-... Y todo inicio cuando era niña.

Se quedó en silencio intentando asimilar lo que estaba a punto de confesar.

-Cuando mi padre murió -volvió a murmurar.

~•°.°•~

Aquella era una tarde de verano solamente para mí, una compensación por pasar un mes completo lejos de casa, un día por cada minuto perdido estando lejos de la familia, pero como lo había prometido iríamos a un lugar especial, estaba por revelarme su escondite secreto.

Cuando cada prenda de ropa se encontró en su lugar quedaba solamente saber si mamá y papá estaban listos para comenzar el viaje. Abrí la puerta de mi habitación a toda prisa corriendo por el pasillo y llegando hasta el inicio de la escalera, miraba con tranquilidad un partido de béisbol, su rostro se iluminaba o reflejaba alguna mueca por lo ocurrido en el televisor, me quedé ahí por un par de minutos sin hacer ruido alguno, pero él notó mi respiración.

Soñando Sobre Tu PielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora