Capítulo 19 "Desaparecida"

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El sol se filtraba apenas por la ventana, respiré profundo cerrando los ojos mientras el aroma de Lisa me llenaba los pulmones. Había extrañado tanto esos momentos, esas mañanas perfectas a su lado con su cuerpo llenando la cama, con ella llenando mi alma.

-Buenos días -dije con una sonrisa emergiendo entre mis labios, apenas abriendo los ojos.

-Hola -escuche en un murmullo incorporandome sobre las sábanas notando su ausencia.

- ¿En dónde está? -pregunté casi saltando de la cama mientras Yvonne apenas se movía sin darme la cara-. ¿En dónde está? -pregunté de nuevo con menos paciencia.

-Se fue -respondió luego de verme tomar la perilla mientras arreglaba mi ropa.

- ¿Se fue? ¿Por qué?

-Hable con ella y...

- ¿Qué demonios le dijiste? -casi grité dándole la espalda.

-En realidad nada malo, le conté un poco sobre nuestra vida juntos y ella no paraba de culparse por lo ocurrido entre ustedes, la pelea y esas cosas -sentí una de sus manos sobre mi hombro-. Necesita tiempo.

-No, eso no es verdad, ella necesita estar conmigo, volver a casa conmigo.

-Michael -pronunció con ese tono dulce en su voz.

-No, no quiero escucharte.

-Ambos necesitan tiempo -dijo ignorando mi petición-. Necesita volver cuando tú seas libre de verdad.

-Soy libre.

-No, pretendes serlo, pero necesitas formar tu propia vida, cuidar de ti antes que nadie.

-Es muy fácil decirlo para ti, ¿No?

-Siempre es más fácil cuando estás consciente de los riesgos.

-Mi querida Toy Toy, siempre te admiré por salir corriendo de esa manera. Un 'adiós a todos, espero no verlos de nuevo' fue suficiente para ti, no es tan fácil hacerlo cuando eres uno de los pilares de la familia.

-Lo puedo imaginar.

-¡No! Tú no eres capaz de imaginar nada -di media vuelta para quedar frente a frente con ella-. ¡Ella es todo para mí! ¿Puedes imaginar eso también? No, no puedes porque no me conoces, no tienes ni idea de quién está frente a ti en estos momentos y no lo sabes por una simple razón, te fuiste, abandonaste una familia -me encogí en los hombros.

Parpadeó aturdida como si mis gritos tuvieran el poder de romperla. Bajó la mirada sin agregar nada dándome el tiempo perfecto para respirar y asimilar mis palabras, aunque no era capaz de mantener la calma en ese instante.

- ¿En dónde está?

-Habló con el capitán, quiere bajar del barco.

-Maldita sea -abrí la puerta con desesperación y corrí, corrí como nunca lo imaginé, tal vez porque una parte de mí no podía imaginarla huyendo.

Vi los pasillos pasar, el azul del cielo y el mar me golpearon, corrí por todo el barco, busqué al capitán preguntando por el a cada persona en mi camino, deseando frenar a Lisa en su bruma para arreglar nuestros problemas, quitar a Oliver del medio, volver a nuestros días juntos.

—Hola —murmuré con mi poco aliento restante—. Estoy buscando al capitán.

—No se encuentra —respondió algún chico tendido en mi dirección un vaso con agua—. Hubo un problema a bordo, una mujer debía bajar del barco y él se está encargando del papeleo.

— ¿Ella ya se fue? —pregunté antes de tomar el vaso entre mis manos.

—Es probable.

— ¿En dónde puedo encontrarla si no se ha ido?

—Probablemente junto a los botes de emergencia, junto a las bodegas.

—Gracias.

Corrí con el poco aliento que me quedaba, con la esperanza de verle arrepentirse y correr a mis brazos, volver a soñar juntos sin distancia alguna, al menos hasta la recuperación de Cressy.

—¡Lisa, Lisa! —grité en cuanto la fila de botes inició, justo ahí me la verdad me golpeó la cara.

—Se fue —respondió Jermaine saliendo entre la fila de los botes.

—Y tú le diste la despedida —dije intentando no dar pista alguna de mis lágrimas.

—Quería saber si iba a hacerlo, la estaba siguiendo.

— ¿Te envió Joseph? —me atreví a preguntar con una respuesta bastante clara en la mente, su presencia no era solamente una coincidencia, él estaba ahí para vigilarme—. Habla.

—Michael, no es como lo imaginas.

—Te envió mamá —bajo la mirada, dándome la razón—. Debí suponer que no iba a quitarme la mirada de encima, ella no me quiere lejos de su control.

—Es lo mejor.

—Tú no tienes sentido alguno del bien o de lo mejor para mí. No tienes derecho alguno a darme consejos o intentar consolarme.

—Eres mi hermano, no quiero una vida como la mía para ti —se encogió en los hombros—. No es que quieran mantenerte bajo control, es por miedo. Nuestros padres tienen miedo a perderte como nos han perdido a cada uno de nosotros, quieren verte feliz, en un buen camino sin autodestrucción... Y yo tampoco quiero verte perdido —admitió bajando el volumen de su voz.

—Lisa no va a hacerme daño.

—Lo sé, ahora lo sé.

—Y no fuiste capaz de detenerla —esta vez no pude detener mis lágrimas por la rabia.

Negó, al igual que Yvonne decidieron dejarla ir, dejarla alejarse de mí sin pensar en las verdaderas consecuencias. Me di media vuelta sin pensar a dónde ir, solamente di paso tras paso intentando remediar aquella equivocación.

—Dejó algo para ti —murmuró a mis espaldas dejando un pedazo de papel en mi mano derecha.

— ¿Hablaste con ella?

—No, pero después de hablar con el capitán se cayó de entre su equipaje, la vi buscándolo.

Con su caligrafía inconfundible escribió mi nombre. Extendí la hoja de papel notando la tinta corrida y un par de rayones denotando lo apresurada que estaba por escribir la nota.

Quiero entenderte, quiero sanar mis heridas, dejar de sentirme pérdida, dejar de ser un simple espejismo, quiero volver contigo cuando pueda asimilar todo lo ocurrido a lo largo de estos días.
Estoy desaparecida en mi propio mundo, he perdido mi buen juicio y la capacidad mantenerme alejada del dolor, por favor, concédeme el espacio y tiempo suficiente para continuar con nuestra vida.
Toma tu tiempo para ser tú de nuevo, cuida de Cressy, de Erik y lo más importante, cuida de ti.

•Con amor Lisa.

Soñando Sobre Tu PielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora