Capítulo 13 "Sorpresas"

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Había pasado la noches mirando por la escotilla sin importar el frío o la brisa del mar azotando, y lo había pasado con la persona menos esperada del mundo. Toda mi infancia paso frente a mis ojos en un hermoso desfile adornado de estrellas.

—Buenos días —murmuró saliendo del baño con la pijama todavía puesta.

—Buenos días —dije pasando una mano sobre mi cabello desordenado.

—No puedo creer que tengas el mismo sueño pesado de toda la vida.

—Algunas cosas nunca cambian —me encogí en los hombros después de incorporarme sobre la cama.

—Eso lo puedo asegurar —se burló antes de tomar asiento en el sofá frente a la cama—. ¿Y cuál es el plan maestro para el día de hoy?

—No lo sé, no hice un plan.

—Vaya —murmuró mirando todo el lugar sin volver a posar sus ojos en mí—. Iré a comer algo, ¿Quieres venir conmigo?

Deseaba pasar mucho tiempo con ella, abrazarla, mirarla de cerca y hablar, hablar sin parar en ningún momento, deseaba saber todo de ella en esos años de separación entre nosotros, si había alguien en su vida, si debería estar preparado para no verla de nuevo o si podía mantener de ilusión de tenerla de vuelta en mi vida, pero aquellas preguntas solamente podían responderse con el pasar de los días, y ese tiempo a mitad del mar también debía compartirlo con Lisa. Había olvidado pensado en ella desde mi encuentro con Yvonne...

— ¿Tienes algo que hacer?

Me quedé ligeramente petrificado, necesitaba ver a Lisa, pedir perdón como lo había prometido, pero no quería alejarme de ella.

—En realidad tengo un par de pendientes por arreglar —dije intentando ocultar mi propósito verdadero.

— ¿Hay alguien a quien debes ver?

Un nudo nació en mi garganta, podía confesarlo en ese momento o quedarme en completo silencio dejando en claro la respuesta, ¿Era correcto mencionar a Lisa estando con ella?

—Vaya, nunca imagine verte llegar a este punto —respondió sin darme la oportunidad de articular palabra alguna. 

—... no he dicho nada —le hice notar con cierto sonrojo apareciendo en mis mejillas.

—Tú silencio lo dice todo. No necesito explicaciones, búscame si tienes tiempo o tal vez pueda pasar la madrugada de nuevo contigo. Promete que vas a buscarme, ¿Sí?

—Claro —le sonreí mordiendo mi labio inferior.

—Bien —se levanto del sofá caminando directo a la puerta sin voltear la mirada, solamente murmuró—. Me gustaría verte más tarde. 

Cruzó la puerta, tal vez decepcionada de mi respuesta, pero no podía mantener una mentira, había una promesa por cumplir a pesar de encontrarme con ella, y no pensaba hacer a un lado a Lisa, incluso si todo parecía perdido entre nosotros.

Me puse de pie con la mente hecha un desastre, ese par de ojos verdes siempre lograban mover cada una de mis emociones sin importar su lejanía, ni siquiera el agua más pura era capaz de borrarla de mi piel. Lisa era como la respuesta a una plegaria lejana que casi había olvidado, apreció en el momento justo para evitar mi caída al precipicio, dejé de ver el vacío de mi alma para estar completamente inmersa en ella.

Salí de mi camarote aspirando el aire salado del exterior, sin buscar nada, sin esperar nada, después de todo el pasar el resto de la noche con Yvonne debía traer alguna consecuencia, me perdí entre los pasillos buscando el camarote número 19, buscando esos ojos verdes tan cristalinos, capaces de hacerme volver a la vida en un instante, llegué hasta su puerta mirando la perilla, planeando una entrada forzada, solamente para tener el tiempo suficiente de escabullirme y mirarla antes de ser rechazado, una vez más. Tomé la perilla con seguridad buscando entrar en su camarote sin lograr nada, la puerta no cedió en ningún momento, me atreví a tocar, una, dos... Tres veces con menos paciencia de la esperada.

—Lisa, por favor escúchame, prometí disculparme, pero necesito darte la cara y eso...

—No está ahí —murmuró alguien a mis espaldas. No era necesario girar para averiguar quién estaba ahí.

—Tantas sorpresas en el mismo crucero van a matarme.

—No estoy aquí por ti —respondió Jermaine—. Escuché a mamá hablar sobre un posible tripulante y me escapé de la vida para comprobar con mis propios ojos que era verdad.

— ¿Escapar de la vida?

—Me refiero a toda mi agenda.

— ¿Qué Gigoló tiene una agenda apretada? Acaso no te basta una mujer para mantener tu patética vida.

Soltó una risa agria, cargada de misma ironía que cada una de sus palabras. Mamá lo había enviado para vigilarme, para vigilar a Yvonne y probablemente también a Lisa.

—Solamente puedo asegurarte algo, la mujer de ojos verdes no está ahí —giré sobre mis talones mirando esos ojos oscuros capaces de condenarme sin consideración alguna.

— ¿En dónde está?

—No sé, no volvió en toda la noche —se encogió en los hombros.

No tuve el valor para preguntar cómo lo sabía, continúe caminando por los pasillos intentando entender lo que estaba ocurriendo en ese momento, prácticamente corrí a la escotilla del barco intentando inhalar un poco de aire sin lograr mucho, ¿Cómo? Maldita sea ¿Cómo sabía él?

No fui capaz de alejarme de la escotilla, el mareo temporal del que fui víctima se desvaneció como la chica a mi lado derecho. Caminaba con dificultad tropezando con sus propios pies arrastrando palabras inaudibles para mí, pose los ojos en ella caminando con cuidado para no asustarla y cuando pude ofrecer mi ayuda su rostro me cautivó.

—Lisa —dije.

—Michael —apenas formuló—. Eres la última persona con quién esperaba encontrarme.

—Estás muy ebria.

—A veces cargar con toda la carga emocional es complicado —la tomé entre mis brazos y ella me miró como si fuera irreal—. Siempre estoy preguntando "¿Qué hice mal? ¿Qué hice mal?", no debería preguntarme sobre mis errores cuando yo fui la víctima, no es justo. Por eso comencé a beber, primero muy lento, pero luego terminé bebiendo botellas completas y aquí estoy.

—Completamente pérdida.

—Eso, completamente pérdida.

—Lisa, estás ebria —repetí como si apenas pudiera creer su poca cordura al hablar y pensar, nunca la había visto tan mal—, apenas son las 11 de la mañana.

Soñando Sobre Tu PielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora