2016

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Cuando Tabatha y Antonio regresaron a la sala todos parecían haber olvidado el juego de la botella, todos estaban inmersos en diferentes actividades, Katia se pintaba las uñas con el esmalte de Vanessa, Sofía se había ido al estudio que habían encontrado para leer los archivos, Alonso estudiaba para su próximo examen, Héctor fingía ayudarlo, Vanessa discutía acaloradamente con Federico. Los ex novios se miraron con complicidad y decidieron dar la noticia de su reciente relación cuando pudieran saber que sobrevivirían, Tabatha se sentó con Katia, deseosa de contarle lo ocurrido pero con cierto recelo de hacerlo en ese momento, mientras que Antonio se inmiscuyo en la conversación de Federico, pero ninguno de los dos tenía cabeza para hablar de los temas triviales que todos parecían haber elegido para pasar el tiempo antes de su segura muerte, solo estaban mirándose con discreción, buscando los ojos del otro con la seguridad de que se atraían con el pensamiento.

Varias personas se dieron cuenta de aquellas miradas furtivas y varios corazones sufrieron cuando se percataron de ello. Pero era solo el inicio...

*********

Alonso contestaba sin pensar las preguntas que sacaba Héctor de su libro, su interés por la medicina había muerto hace algunos instantes cuando regreso Tabatha con Antonio. Descubrió como se miraban y comprendió que era otra oportunidad perdida.

Muchos de sus amigos creían que era gay, simplemente porque no había tenido novias, y eso no se debía a que tuviera aversión hacia ellas, sino a que la única que le interesaba siempre estaba lejos de su alcance.

Alonso nunca contaba sus sentimientos a nadie, pero con ella se abría como una flor en primavera, la veía reír y él se sentía feliz y cada instante que ella le dedicaba era mejor que la primera vez que estuvo en la Morgue.

Amaba a Tabatha desde que ella decidió sentarse a su lado el primer día de clase, con ese flequillo tan extraño y su diente chueco. Estaba decidido a ganarse su corazón y comenzó con una tímida amistad.

Siempre se había esforzado por hallar el momento oportuno de expresar sus sentimientos, pero la veía tan encantadora que esas ansias de amarla sin palabras se apoderaban de él y prefería dejar que ella guiara todas sus conversaciones...

Luego, Tabatha conoció a Antonio.

Alonso no tardo mucho en darse cuenta de la manera en que Antonio la miraba, en como Tabatha le regresaba las miradas, justo como ahora, creyendo que vivían en una burbuja blindada que impedía que alguien se diera cuenta de algo.

Sabía que la había perdido y se conformo calladamente a mirarla de lejos, a escuchar cómo se emocionaba cuando Antonio demostraba el más ligero interés y a darle ánimos cuando a ese se le ocurría ignorarla.

Pero todo se volvió doloroso.

Cuando llego Federico (en segundo), este se dio cuenta de que Alonso era tremendamente útil, siempre cauto siempre brillante y lo obligo a unirse al grupo y no solo eso, a volverse amigo de Antonio.

Podía soportar tener que aconsejar a su enamorada, sin embargo a su rival era como apuñalarse a sí mismo.

Y la amaba.

La amaba tanto que solo deseaba verla feliz, y si eso implicaba trazar el camino que su amigo debía seguir, lo haría.

Y lo hizo.

Pronto, no solo debía combatir el dolor de dejar ir a su amada sino el escuchar los triunfos de su propia estrategia en acción. Tabatha era tan feliz que inmediatamente comenzó a serlo él.

Era una alegría que duele hasta el alma, y cada día la veía más lejana...

Durante ese tiempo había tenido constantes admiradoras y Tabatha le alentaba a que aventurarse a esa desazón que provoca el amor, sin embargo, eso era un golpe aún más duro ¿Cómo es que ella jamás había sospechado que era la mujer de su vida? ¿No se supone que las mujeres saben eso? ¿Qué no intuyen cuando hacen sufrir el alma de un hombre? Porque él lo intentaba, la escuchaba, la aconsejaba, curaba su corazón cuando estaba destrozado, celebraba sus logros y hazañas ¿Qué más necesitaba? Él hubiera hecho lo que fuera para que ella se percatara de aquel amor ardiente que esperaba la chispa que lo incendiaria con dirección hacia el universo entero, incluso fue ella quien lo alentó a entrar a ese concurso de oratoria y que gano...

Luego vino lo peor. Entraron a la preparatoria y él creía que tendría una oportunidad, después de todo, Antonio no había aprovechado su oportunidad, su amor solo se había sostenido con miradas intensas ¿Qué Antonio la amaba con mayor fuerza que él? ¿Era merecedor del amor de su dama y él no?

Como fuere, ya estaban en la preparatoria y él había decidido confesarle todo, por fin su amor secreto sería gritado al mundo.

Su pequeña ciudad tenía un paseo que todo buen turista debía recorrer y la verdad es que era una de las atracciones cotidianas de todos, se trataba de unos lagos artificiales, había arboledas (Uno de esos pocos oasis de la ciudad) y hacia que el agua se viera verde, no es que fuera del todo muy limpia (Federico juraba que al lanzar algo ahí saldría mutante como Hulk) pero solía ser tranquilo, de esos pocos que quedan para platicar, a veces soplaba el viento y uno podía quedarse contemplando a las hojas volar, ante todo era un buen lugar para dar algún tipo de... declaración.

Tabatha venía charlando como siempre, pero era la primera vez en años que Alonso ansiaba que se callara y a la vez le ponía nervioso que lo hiciera. Dieron un par de vueltas al lago principal y Alonso considero que era ya tiempo de atrapar la oportunidad, pero luego surgieron las dudas, Tabatha era una chica inteligente y tremendamente culta (cuando menos eso consideraba él cuando la comparaba con alguna otra) y no merecía una declaración escueta, se merecía una que fuera envidia de un escritor por no haberla escrito antes.

-Tabatha, tengo algo que decirte...-comenzó, con una frase que le pareció terriblemente mundana.

-¿Enserio? ¡Yo también! Dime...

-No, no, tu primero- mala señal ¿Qué podía ser?

-¡oh! Fui ayer a la Feria del Libro con Antonio y él... bueno nosotros... ¡Nos hemos besado! ¡Alonso! ¡Al fin me pidió que fuera su novia!

Alonso trago profundo, su oportunidad tangible se había esfumado con la fragilidad de las alas de una mariposa, otra vez Antonio le había ganado.

-Vaya-fue lo único que fue capaz de decir.

-¿Qué querías decirme?

-E-en realidad... yo...*SUSPIRO* Quería decirte que Antonio me había dicho que pensaba declararse en la Feria.

Tabatha fue cruel y siguió con los detalles mientras Alonso se esforzaba por fingir que todo era maravilloso...

Pero ya habían terminado y no es que el viera contenta a Tabatha, le molestaba el que ella se manifestara tan intranquila, intentando sacarle respuestas al aire si fuera posible para comprender la razón de su rompimiento y espero, espero como buen jugador de ajedrez que era y procuro permanecer junto a ella para que en el momento que fuera oportuno confesara su amor...

Y de nuevo, todo se había echado a perder, de nuevo, Antonio con un par de palabras bonitas, olvidándola durante casi un año y medio y con un juego tan estúpido como el que se había jugado en la sala, el abogado le había arrancado de nuevo su corazón, no le basto mucho para comprender que era otra oportunidad perdida.

Pero, Alonso no era el único que sufría en la sala, otras tantas miradas interceptaban las de los enamorados y otros corazones veían como sus esperanzas se esfumaban.

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La casa del locoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora