2016

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La cena fue solucionada por Vanessa. Sin que se hubieran dado cuenta, se aproximaba la media noche y la idea de continuar con vida no sonaba del todo dulce. Se miraron en silencio mientras masticaban, sorprendentemente nadie conservaba gana alguna de querer permanecer en ese grupo, algunos querían efectuar la reconciliación, otros tantos querían evitar saber sobre ella y otros consideraban alguna forma de salir.

La única que se había escapado de ese lúgubre silencio era Sofía, ella continuaba leyendo los expedientes que encontraron en el estudio.

Cuando hubo terminado la precaria comida, continuaron fingiendo que tenían algo que hacer, Alonso continuo estudiando, pero Héctor se acostó en un sofá con los ojos cerrados para evitar continuar ayudando al doctor a adquirir conocimientos, Vanessa se fue a lavar los platos, Katia considero acurrucarse junto a su novio, pero Federico se levanto de golpe y prefirió seguir a la chica de cabello azul.

Fue entonces cuando Antonio y Tabatha acariciaron la idea de alegarse de aquella desanimada reunión y dar rienda suelta a su amor.

Se miraron y asintieron, cada uno busco un pretexto (Que nadie pareció escuchar) de a dónde irían.

Antonio se aproximo al oído de Tabatha y susurro.

-¿Y qué hacen los filósofos cuando están solos?

-Se besan hasta sacarle sus secretos al universo.

El abogado la intenta besar y ella le detiene poniendo su dedo en sus labios.

-Solo que tú no eres filósofo.

Éste sonríe y añade

-Pero, el universo no lo sabe.

Se toman de la mano y dejan que los devore la enorme casona.

*******

Escuchar pasos en una vieja casona abandonada puede causar un verdadero terror, sin embargo cuando uno va de la mano con la damisela que ansia cuidar, bueno, no es de extrañar que se finja indestructibilidad.

-¿Quién es?-pregunta el abogado

-¡Uy si! Seguramente te va a contestar. Los fantasmas y los ladrones suelen responder a esas preguntas.

Pero no se trataba ni de uno, ni de otro.

Era Federico, llevaba un sándwich en un plato y miraba hacia atrás constantemente.

Antonio y Tabatha se miraron comprendiendo que era mejor averiguar lo que pasaba, ya después darían su paseo romántico.

Federico abrió la puerta que correspondía al estudio.

-Quizás no quiere que nadie sepa que es amable-sugirió Antonio con ganas de dejar en paz a su amigo y continuar besando a su recién recuperada novia.

-Shhh-le calló Tabatha y lo jaló de la manga para que miraran por una rendija bastante grande la puerta.

-¿Halló la cura de su locura?-pregunto Federico al entrar.

Sofía le sonrío.

-Ya sabes cuál es.

-¿A sí? Bien... ¿Y tiene algo que ver con un abogado?

-Ya sabes que los abogados nunca son la cura para nada.

-¿Enserio? ¡Te traigo un sándwich y recibo un insulto!

Esta escena era contemplada con verdadera sorpresa. Sofía hablaba sin enrojecer, con una sonrisa surcando su cara y Federico parecía aún más desenvuelto, sin aire alguno de su característica arrogancia.

-No te malpases, Sofía- añadió el abogado con preocupación

- Quiero saber que fue lo que paso... Este lugar no me gusta...

-Ni a mi- abraza a Sofía- pero, te prometo que nada va a pasarte. Pero, por favor come.

-Preferiría hacer otra cosa...

Y se besan con una ternura desbordante, con ansias, con sed y parecen querer esconderse el uno en el otro. Los espectadores solo alcanzan a escuchar pasos en la escalera, alguien viene, algo les dice que no serán los únicos en recibir sorpresas esa noche.

cb

La casa del locoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora