22 de junio de 19...

1 0 0
                                    

Andrés seguía a Rebecca como el aroma a las flores, hacía años que todos sabían de su amor no correspondido y sentían pena por el muchacho y no era para menos...

Andrés era guapo como ninguno y noble de corazón como aún menos, amaba a Rebecca desde que eran niños y jugaban a aventar piedras al lago.

Rebecca era hermosa pero despiadada y tomaba los halagos de Andrés como si fueran una cosa que todos tuvieran que hacer, así que lo ignoraba.

Pero, eso había sido cosa de niños, ahora, ellos eran adultos y pese a todo, los papeles no habían cambiado...

Rebecca tenía un novio llamado Jesús, era el más atractivo del poblado y no había muchacha que no hubiera deseado ser besada por él.

A Andrés no parecía importarle, sabía que tarde o temprano, Rebecca notaria la profundidad de sus sentimientos y terminaría queriéndolo...

Y un día Rebecca se aparece en la puerta de Andrés y le planta un beso, este se sorprende y se deja guiar por la muchacha a una zona de arboleda.

-¿Tú me quieres Andrés?

-como un loco

-¿Y harías cualquier cosa por mi?

-como un esclavo

-Bien... ¡Me alegra escuchar eso! Es que necesito que lo pruebes

-¿Y qué tengo que hacer?

-¿me prometes que lo harás?

-Lo haré

-Vale... escucha esto... cerca del lago me espera Jesús, quiero que tú...

Andrés se gira hacia su espalda para ver a Rebecca que está a punto de perder la paciencia, sin embargo, le sonríe y hace señas de que siga.

-¿Jesús?-pregunta Andrés

-¿Qué haces aquí?

-Rebecca me ha pedido que venga a decirte que han terminado

-¿Terminado? ¿Y porque ella querría terminar conmigo?

-las razones son lo de menos, el punto es que ha decidido...

-¡Ella no puede decidir nada! ¿Me entiendes? ¡Ella es mía!

-¡Rebecca no es tuya!-grita Andrés

-¿Y de quién es? ¿Tuya?- y Jesús se echa a reír

Los golpes no se hacen esperar y ambos jóvenes se gritan con furia, con odio, ahora no son hombres, son dos leones peleando por sobrevivir...

Y es entonces cuando uno tropieza y cae el otro, caen al lago y continúan peleándose, como si no hubieran caído en agua y estuvieran de pie matándose el alma.

Rebecca llega y los ve golpearse, grita que paren y regresen a la orilla, los leones la escuchan y continúan con su batalla hasta que la corriente los arrastra y se los devora sin más...

-Lo más difícil de cuidar de esa mujer es evitar que llegue a la fuente que está en el jardín, esta vacía y no crece más que hierva y sin embargo se pone a gritar que se salven...

Lo que no saben esas muchachas que están cuchicheando es que Rebecca los pudo haber salvado... que pudo haber destrozado el corazón de uno y haber evitado entregarle su corazón al otro...

���]��

La casa del locoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora