2016

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Antonio entra de golpe a la habitación de Tabatha, está en compañía de Federico y Sofía riéndose de una cara que puso su amigo.

-¡Qué bueno que llegas!-se saluda Federico- Estas mujeres insisten en tener una de esas "platicas" ¿Me acompañas a buscar a Alonso...?

Antonio asiente y sale esperando a que se una con él su amigo.

-¿Dónde crees que se haya metido...?-pregunta Federico en cuanto salen.

-¡Federico! Deja eso por el momento... necesito hablar contigo...

-¿De qué?

-Hable con Héctor...

-No me digas- rueda los ojos Federico- ¿Y qué te ha dicho de Sofía...?

-No me ha dicho nada de Sofía, quería hablar conmigo de Tabatha...

-¿De Tabatha?

Antonio mira a los ojos a su amigo

-De Tabatha... Katia quiere matarla.

Ambos amigos se miran y Federico pone especial atención, se alejan dejándose engullir por los pasillos

Mientras tanto, Sofía se sienta en la cama junto a Tabatha, es raro estar en esa intimidad con ella, siempre habían sido amigas, pero después del accidente es como si se hubieran vuelto mejores amigas de repente. A Tabatha Sofía le parece una persona afortunada por haber sido capaz de encontrar el amor pese a la adversidad y a Sofía Tabatha le parecía afortunada por retomar la felicidad.

Tabatha piensa en su cabeza sobre que le irá a preguntar Sofía, quizás desea algún tipo de consejo para emplearlo con Federico, pero, Sofía saca de la nada un montón de papeles amarillentos...

-Ammm... ¿Qué es esto Sofía?

-Papeles...

-Ajá... ¿Papeles de qué?

-He estado leyendo los archivos del Hospital Psiquiátrico, en general son anotaciones de los pacientes, cómo se encuentran, porque vinieron a parar aquí, su comportamiento en general y su diagnostico...

-¿Y qué más averiguaste?

-Tabatha, es de eso de lo que quiero hablar contigo... necesito que alguien más lo vea, ya sabes que se cree que los psicólogos solemos estar locos... lee esto por favor y dime que no estoy pensando lo que estoy pensando...

-Sofía, una filosofa moribunda no es mi definición de cordura...

-Si no hay más- sonríe Sofía y le entrega un trozo de papel más amarillento que los demás, Tabatha lo sostiene y comienza a leer.

La psicóloga mira la cara de Tabatha y como se va convirtiendo del aburrimiento a la sorpresa.

-¿Dónde encontraste eso?-pregunto la filosofa al terminar.

-En el estudio

-Quizás si estamos locas... hay que avisar a los demás...

-¿Lista para esparcir la locura?

Héctor seguía de cerca a Antonio y Federico, conforme iban charlando, la tensión en el rostro de Antonio se redujo y comenzaron las carcajadas y las bromas, Héctor deseo encontrarse en esa conversación, maldijo mentalmente aquel momento en que decidió venir a este campamento fallido, después de todo, sino hubieran venido nadie hubiera descubierto su secreto y hubiera podido seguido disfrutando de la compañía de Federico...

¿Cómo se habría dado cuenta Sofía de que amaba a Federico...? Es decir, siempre se había sentido suficientemente discreto, le lanzaba miradas furtivas y aunque de vez en cuando fingía que era el abogado a quien besaba en lugar de su novia, bueno... era una cuestión bastante difícil de identificar...

¿Y quién no se hubiera enamorado de Federico? Ya fuera hombre o mujer, habían multitudes enteras contemplándolo, no es que Antonio no fuera atractivo, pero, siempre parecía contentarse con la gente se diera cuenta de sus capacidades mentales, pero Federico... él era como un Dios reencarnado, era como si tuviera un tipo de imán que te obligara a mirarlo y no solo eso, a que te gustara, era alto, gallardo, el prototipo del hombre ideal...

-A ti te gustan las mujeres- se repitió Héctor- Federico es un amigo... un amigo...- y eso era lo que más le dolía, de nuevo, Sofía había acertado, dolía saber que jamás podría aspirar a que fuera algo más, quizás si Federico le correspondiera le daría el valor suficiente para enfrentar a su padre...

¡¿Pero que estaba diciendo?! Ni un tanque sería capaz de darle la seguridad necesaria para pararse frente a su padre y decirle... bueno, eso...

No, no, decidió meterse al baño, se lavo la cara con agua fría y se contemplo al espejo.

Héctor era vanidoso a más no poder y si Federico era guapo, él no se quedaba atrás, era más musculoso y con pleno conocimiento de su poder de atracción, puesto que el abogado parecía ajeno a que era guapo y su arrogancia provenía solamente del hecho de que era un niño mimado...

Y aunque a Héctor le gustaba contemplarse al espejo, no le gusto lo que vio, alcanzo a mirar un destello de maldad en sus pupilas y por un momento le paso la idea de hacerse para atrás con su plan...

Después de todo, no era malvado, aún podía demostrarse a sí mismo que era una persona que valía la pena, sin embargo, justo entonces, le paso por la mente la imagen de su novio de la imprenta y entonces no se culpo, sino que dirigió la culpa a donde correspondía: a su padre.

Él lo había convertido en un monstruo....

Repaso los pasos de su plan perfecto.

Había hecho un negocio con Katia, ésta había aceptado, pero... no cumpliría lo prometido, le daría largas, le diría que se encargaría de Tabatha pronto... cuando Katia se diera cuenta de que esto no pasaría (Eventualmente tendría que hacerlo) le amenazaría con confesarle su trato a Tabatha y a Antonio, aunque Antonio ya lo supiera... en cuanto a Vanessa, siempre era bueno tener un plan b por si era menester de verdad acabar con Tabatha...

Se miro de nuevo a los ojos y pensó que bien valía olvidarse de los espejos por vivir una vida larga...

Alguien toco a la puerta. Y al abrirla se encontró con Vanessa que estaba agitada como si hubiera corrido un maratón.

-¿Qué te pasa?- pero descubrió su maquillaje corrido y el resplandor en sus ojos, mientras pensaba "vaya, así que si el doctor no le era tan fiel a Tabatha..."

-Hay una junta

-¿Junta? ¿Qué se supone que somos?

-Ash... me entendiste... me refiero a que vamos a reunirnos todos abajo para hablar...

-¿Hablar de qué?

-Sofía y Tabatha quieren contarnos la verdad.

Héctor sintió el sudor corriéndole de repente ¿Y si habían descubierto su plan...? Dejo que Vanessa se adelantara, volvió a mirarse al espejo y se sonrío... no, probablemente sería otra cosa, nadie podía saber sus verdaderas intenciones...

a2rz

La casa del locoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora