Capitulo 18

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-Entonces debes saber lo que buscó.

-Una manera de volver a donde perteneces.

-¿Sabes como regresar?

-Es posible.

Lo conocía desde hacía bastante tiempo, se llamaba Andros. Había luchando a su lado en muchas ocasiones, era un Guardián excelente hasta que un dia por mala suerte un demonio le arrancó el brazo derecho. Un gran problema tras haber aprendido a manejar la espada con ese brazo. Las autoridades decidieron que sería mejor para él trabajar en el mundo humano, guiando a Guardianes perdidos o atrapados en ese mundo o simplemente para informar sobre algunas noticias destacables sobre ese mundo. De hecho no era el único que trabaja allí también había unos cuantos como él repartidos por todo el mundo que se dedicaban a lo mismo.

-¿Sabes? Me sorprende verte en este mundo, ¿que hiciste para terminar aquí?

-Fue por culpa de un demonio, ya sabes lo que hacen, siempre dejan atrapado a más de uno. Esta vez fue mi turno.

-Te consideraba uno de los mejores Guardianes, nunca creía que fueras a quedarte atrapado en ningún sitio por culpa de un demonio.

-Sigo sido un gran Guardián.

Andros volvió su mirada a los papeles arrugados que se amontonaban en la mesa. Tenia un aspecto muy descuidado que le hacia parecer más viejo de lo que en realidad era y también parecía cansado, incluso el rojo de sus ojos no era ni la mitad de intenso que los de Araziel.

-¿Puedes ayudarme?

-Quizás -Dijo mientras rebuscaba algo entre esos papeles-.

-¿Como que "quizás"? ¡Es tu trabajo! ¡Debes guiarme al infierno!

-¿Que hay de ese chico?

Aunque la pregunta fue en un tono tranquilo lo que causó en Araziel fue todo menos tranquilidad. No creía que pudieran descubrirlo, creía que podría mantenerlo a salvo de su mundo, pero ahora lo sabían y puede que no lo dejaran en paz hasta hacerlo desaparecer.

-¿Creías que nadie se daría cuenta? ¿Qué iba a ser tan fácil? Has traicionado nuestras leyes Araziel.

-Él no sabe nada, solo me dejó descansar en su casa.

-No mientas, solo va a empeorar las cosas -dijo manteniendo su tono tranquilo-.

-¿Que piensas hacerle?

Andros levantó la vista de los papeles y sonrió. Araziel nunca había vista una sonrisa tan falsa y malvada como esa.

-El chico a cambio de tu regreso al infierno.

****

Habían pasado unos 20 minutos desde que Araziel había entrado en esa casa y Liam ya se había cansado de escuchar la radio, tras cambiar de emisora unas cuarenta veces se dio por vencido y la apagó. Tampoco llevaba ningún libro dentro del coche así que decidió que sería un buen momento para llamar a Bea pero mientras marcaba su número lo pensó mejor y decidió que sería mejor hablar en otro momento cara a cara. Además en ese momento empezó a surgir una duda en su mente ¿se habrá marchado ya al infierno? ¿Se habrá ido sin decirme nada? ¿O quizá le ha pasado algo malo allí dentro? Las dudas eran muchas y quedarse dentro del coche solo hacía augmentar sus nervios. Después de unos 5 minutos más no pudo aguantar más y decidió entrar en esa casa a buscarle o para confirmar si de verdad se había ido.

****

Se oyeron unos golpecitos a la puerta después de que Andros hubiera pronunciado esa propuesta.

-Vaya al parecer tu amigo esta dispuesto al intercambio.

Liam entró en la casa y los nervios de Araziel augmentaron, no quería causarle problemas a Liam nunca lo había querido y tampoco hubiera pensado que lo descubrirán todo. No podía dejar que le hicieran daño por su culpa, Liam solo lo había intentado ayudar en todo lo que pudo y el mismo ya tenía suficientes problemas en su vida como para añadir otro.
Liam llegó a la sala donde se encontraban los dos Guardianes.

-Vete -Fue lo único que logró pronunciar Araziel-.

-¿Crees que va a ser tan fácil? -Preguntó Andros con esa risa malvada- Mi querido amigo Araziel, conoces las leyes de sobra: "ningún humano debe conocer sobre el Infierno ni sobre los Guardianes". Me temo que has infringido la ley y también sabes perfectamente los castigos que se aplican.

Andros pronunciaba esas palabras sin perder su tono pausado y mientras se acercaba poco a poco a Araziel. En ese momento en la mente de Araziel solo aparecía la imagen de ese niño que vio morir toda la familia que lo había acogido, que lo había aceptado como uno de ellos. No. No iba a dejar que le pasará eso a Liam.
Araziel agarró su espada que colgaba de su cintura escondida entre la tela de su capa negra y se colocó en posición de defensa.

-No vas a ponerle una mano encima.

-Oh vaya, hace tiempo que no utilizó una espada pero ¿sabes? He aprendido a dominar mejor la màgia.

-¡Liam sal de aquí! -Le ordenó Araziel- ¡Rápido!

Liam sabía que en un momento como ese no podía negarse y empezar a hacer preguntas para averiguar que estaba pasando, así que obedeciendo las ordenes de Araziel, se dirigió a la puerta por donde había entrado.

-¿De verdad crees que va a ser tan fácil?

Andros movió sus dedos de su única mano y unas pequeñas llamas amarillas aparecieron al igual como lo hacía Araziel pero estas rápidamente cruzaron la habitación y llegaron a la puerta mucho antes que Liam de manera que quedo bloqueada.

-¡Dejale ir! ¡Yo soy quien ha infringido la ley no él! -Chilló enfurecido-.

-La ley no funciona así Araziel, lo sabes perfectamente.

Andros volvió a hacer aparecer las llamas amarillas en sus manos y esta vez de dirigieron a Liam, cuando llegaron a él lo envolvieron y lo aplastaron contra la pared dejandole inmovilizado. Araziel no se había permitido nunca los sentimientos pero en ese momento sintio miedo, no quería que le hiciera nada a Liam pero él mismo no podía explicarse porque tenía esa gran necesidad de protegerle. Ahora simplemente iba a luchar por él.

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