Capitulo 37

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Liam comió rápido y envió un mensaje a Iván.

Liam: Dime donde y a que hora nos vemos.

Iván: Te parece bien a las cinco en la entrada de mi residencia?

Liam: Perfecto.

Araziel había desaparecido de la cocina y volvía a estar en el sofa con el portátil encima de sus piernas. Había cogido un par de manzanas y comía mientras no paraba de buscar más cosas en Internet. Ojalá encuentre algo que le sea útil.

-Araziel, voy a salir esta tarde ¿vas a estar bien si te dejo solo?

-No soy un niño pequeño y mi espada esta conmigo, creo que puedo hacer frente a cualquiera.

Liam no pudo evitar imaginarse que podría llegar a pasar si alguien llamaba a la puerta. Araziel con su espada frente a un hombre repartiendo folletos de publicidad. Sería una escena bastante cómica pero también podre meterle en muchos problemas si fuera Bea o cualquiera de sus amigos.

-Si alguien llama a la puerta no se te ocurra abrir.

Liam se fue enseguida. Quería ver a Iván, quizá él era todo lo que necesitaba en ese momento. Quizá conseguiría hacerle olvidar sus grandes problemas aunque solo fuera por unas horas.
Al llegar delante de su residencia donde habían acordado vio a Iván hablando y riendo con un chico. Este era mucho más alto que Iván, rubio y un cuerpo atlético. Y quizá verle así con otro era lo último que hubiera deseado tal día como ese. No seas egoísta, no es tuyo. No estáis saliendo. No es tu novio. Además él puede hablar con quien quiera. Trataba de convencerse.
Salió del coche y le llamó. Iván abandonó la conversación con ese chico muy amablemente. Él es así con todos. Como hacía siempre, Iván también le dio un beso en la mejilla a Liam, algo que parecía insignificante pero esta vez parecía como si le hubieran dado una arma para usar  contra ese rubio. Pero al ver si ese aún seguía allí con la esperanza de que hubiera contemplado la escena, Liam descubrió que no había sido así.  Tras eso volvió a subir al coche junto con Iván tratando de olvidarlo todo y evitando cualquier pregunta sobre rubios.

***

Internet es una gran fuente de información. Y de idioteces. Araziel estaba por darse golpes contra la pared cada vez que leía las historias sobre demonios o criaturas sobrenaturales o cualquier cosa relacionada (supuestamente) con el Infierno.

Siguiente página... Mucha imaginación.

Siguiente página... Imaginación desbordante.

Una página más... Fe en la humanidad perdida.

Bueno y ¿que esperaba? ¿No se suponía que los humanos no debían conocer nada sobre el Infierno? Todo lo que podían hacer era imaginar sobre ello. Pero había algo que Araziel sabía y nunca se lo había contado a Liam. Hubo un tiempo ya hacía muchos años que los humanos lograron conocer algunos detalles del Infierno. Al rededor del mundo siempre ha habido muchas entradas al infierno y aunque los Guardianes siempre estaban vigilando y matando a cualquier demonio que intentara pasar al mundo humano, la mayoría de estas estaban abiertas a ambos lados, es decir, tanto en el mundo humano como en el Inframundo. Esto era porque estas entradas estaban situadas en puntos con difícil acceso y para los Guardianes era casi impensable que a los humanos se le ocurriera llegar a tales lugares. El problema fue cuando la humanidad fue creciendo y con ello el deseo de conocer todos los rincones de su mundo. Muchas entradas fueron descubiertas y miles de humanos entraron al Inframundo deslumbrados por la curiosidad provocando grandes masacres. La ley decía que ningún humano podía conocer el Inframundo y si lograba conocerlo debían matarlo, además los Guardianes estaban educados para no tener sentimentos hacía nada así que no suponía ningún mal estar por su parte realizar esas masacres. Entonces se dieron cuenta de que muchos de los humanos que acudían a esas entradas tan solo se dedicaban a observar a los humanos que entraban allí y después transmitir las noticias a sus pueblos dejando que las historias corrieran de pueblo en pueblo llegando a las grandes ciudades y a culturas más lejanas, y a la vez empezaron a plasmarlo en informes. En parte fue por esa transmisión por la cual todos los humanos llegaron a considerar el Infierno como un lugar horrible donde solo se respiraba muerte. Tras todos esos problemas los Guardianes decidieron destruir gran parte de las entradas, tan solo dejaron unas cuantas que consiguieron cerrar desde el mundo de los humanos con varios echizos y a la vez dejandolas abiertas en el Inframundo. Evidentemente estas últimas fueron las que se encontraban el los lugares con más difícil acceso comparando con otras.
Todo esto solo podían saberlo los Guardianes pero en ese momento Araziel se preguntaba si sería de ayuda decirselo a Liam. De todos modos van a querer matarlo igualmente. Quizá se lo contaría pero ahora sería mejor seguir intentando buscar algo útil.

Después de una hora y media y haberse comido dos manzanas más alguien llamó a la puerta. No tocó el tiembre, esa musica que sonaba cada vez que Liam había a abierto la puerta a alguien fue substituida por unos golpes secos en la puerta. No abras a nadie. Recordo las palabras de Liam antes de irse. Por eso se mantuvo en silencio durante tres minutos y tras ese largo silenció se repitieron los golpes. Dejó el portátil a un lado y miró hacía la puerta manteniendo su silencio. El pomo de la puerta se dirigió hacía bajo y Araziel se levantó enseguida sin hacer un ruido, como si fuera un gato.
La puerta se abre de par en par dejando ver una figura masculina algo familiar vestida con ropa muy vieja en tonos muy oscuros.
Oh no.

-Araziel, por fin te encuentro -dijo Andros en forma de saludo-.

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