Capitulo 40

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La sangre ya cubría la mayor parte de la tela de la camiseta en forma de una gran mancha y en algunas zonas ya empezaba a secar pegadose sobre la piel. Aun así no notaba el dolor. El sonido del matal mientras sus espadas chocaban era escalofriante y también era lo único que sonaba en todo el apartamento. Araziel lo había acorralado unas cuantas veces pero Andros era rápido, más rápido de lo que había imaginado. O quizá solo sea por culpa de estos malditos pantalones. Y en parte si lo era. Si llevara su ropa seguro que ya lo tendría bajo su espada a punto de cortarle el cuello.

-¡¿Aun no te das cuenta Araziel?! -Dijo esquivando otro golpe rápido de Araziel- ¡Lo sabes perfectamente! ¡Nunca debemos estar con humanos! ¡Ellos nos destruyen! ¡Solo debemos proteger su mundo! -Esquiva tres golpes más y continua- ¡Mirate! ¡Estas peleando contra uno de los tuyos!

¡Calla! ¡Calla! ¡Calla! Gritaba en su mente tratando de no escuchar ni una palabra que pudiera salir de su boca.
Aun así esas palabras consiguieron enfurecerlo más y volvió a acorralarlo contra el mueble donde Liam guardaba cuidadosamente sus libros. Pero otra vez Andros consiguió escapar y al hacerlo derribo algunos libros que quedaron en el suelo, algunos se abrieron y quedaron con algunas páginas dobladas. Verlos así le inundó de culpabilidad porque sabía cuanto amaba Liam esos libros.
¡No! ¡No! ¡No tengo sentimientos!
Seguramente fue culpa de esos libros que despistaron su mente y por eso Andros volvió a alcanzarle, esta vez en la espalda por debajo de su hombro. La sensación de la espada oxidada cortando la tela y luego cortando su carne era la sensación más dolorosa que se podía experimentar. Cuando ya estaba hecho el dolor no era tanto, o eso aseguraba Araziel. Quizá porque, lamentablemente, estaba más que acostumbrado a esas heridas.
Después de eso Andros parecía cansarse ya de esa lucha, quería terminar y empezó a golpear con mucha más fuerza. Araziel no comprendió como pero al segundo golpe Andros le había derribado la espada y esta había caído ante sus pies y la pisó para asegurarse de que Araziel no pudiera recuperarla.

-Por última vez ¿Donde esta el humano?

Entonces la puerta que Andros había dejado media abierta se abrió del todo dejando pasar la luz del sol que quedaba algo bloqueada por un figura. Liam. Su cara palideció enseguida y puso una expresión como si acabara de ver un fantasma. Sus pies parecían haberse clavado en el suelo porque quería salir de allí corriendo pero no podía, y quizá Araziel se lo hubiera dicho, de hecho podía oir su voz en su mente con tan solo ver como le había mirado. "Vete Liam. Corre. Aléjate." Andros se giró sin dejar de pisar la espada.

-Oh vaya, ha sido más fácil de lo que pensaba -dijo Andros con cierto tono falso de felicidad-.

Araziel vio una oportunidad, quizá la última oportunidad que tendría para detenerlo. Se tiró al suelto de rondillas dandose impulso y agradeció que la superficie fuera resbaladiza. Así le arrebató la espada de debajo el pie y volvió a ponerse en pie tan rápido como pudo. Andros se giró otra vaz hacía Araziel intentando no perder de vista a Liam, pero en ese momento el peligro era Araziel así que se centro más en él. Los golpes eran más rapidos y más fuertes que antes y el brazo de Araziel parecía que no resistiría mucha más presión, de hecho de cada vez salía más sangre.

-¡¿A que esperas Liam?! ¡¡Corre!!

Pero Liam no podía hacer más que contemplar esa violenta escena. Quería irse porque tenía miedo pero a la vez no quería dejar a Araziel solo, si ese hombre lo mataba... no podría vivir con ese remordimiento.
Andros sabía que debía darse prisa y volvió a hacerlo. Volvió a arrebatarle la espada de Araziel y esta vez cayó más lejos de modo que si iba a por ella solo podían pasar dos cosas: le mataba a él o lograría matar a Liam. Se quedó quieto sin saber muy bien que opción sería peor. Andros ya no podía perder más tiempo. Dio dos pasos rapidos hacía Liam, levantó la espada... Y Araziel cerró sus ojos.

La espada se levantaba con fuerza, se clavaba en el pecho de Liam, su fuerza se perdía intentando llenar sus pulmones, caía de rodillas, sangre brotaba de la herida, el color de su piel se apagaba y sus ojos se cerraban.

Abrió los ojos. No. No. La desesperación invadió su cuerpo y su mente. Cogió su espada con un rápido movimiento y en un abrir y cerrar los ojos ya estaba detras de la espalda de Andros. Levantó su espada y no lo dudo.La hundió en la espalda de Andros con fuerza hasta que salió por su pecho. Las piernas de Andros fallaron y Araziel sacó la espada con un movimiento rápido. Cuando el cuerpo del Guardián cayó hacía un lado permitiendo que pudiera ver con claridad a Liam de rodillas cubriendo su rostro con sus brazos como si así hubiera podido protegerse.
No estaba muerto, solo fue una visión.
Tiró su espada completamente cubierta de sangre a un lado y con el sonido del metal al golpear contra el suelo Liam apartó sus brazos. Araziel fue hacía él, se dejó caer de rondillas ante él y sin pensarlo, y casi por instinto, lo abrazó.

-Liam... -Susurro- Estas bien...

Sus brazos temblaban ligeramente mientras acercarba el cuerpo de Liam contra el suyo lo máximo posible a la vez que Liam pasaba sus brazos por encima de la cintura de Araziel devolviendole el abrazo, quería tranquilizarse y asegurarle que le había vuelto a salvar la vida. Al oir los latidos del corazón de Liam sus nervios empezaron a disminuir poco a poco. Los latidos le aseguraban que estaba bien, que seguía con vida y confirmaban que lo que él había visto solo había sido una horrible visión.

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