Capitulo 33

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Al final decidieron que sería mejor regresar a casa ya que se había hecho tarde, todo estaba muy oscuro y Liam no recordaba que los ojos de Araziel estaban brillando intensamente ante tal obscuridad, si alguien pasaba por allí seguro que huiría corriendo al ver solo dos ojos rojos brillando e medio de tanta obscuridad. Liam ya se había acostumbrado a ellos, le gustaban, no podía ver nada terrorífico en ellos, aunque seguro que si los hubiera visto dos meses atrás seguro que hubiera huido como cualquiera.
Además de oscuridad también se había empezado a mover un suave pero gélido viento que hacía temblar de cada vez más el cuerpo de Liam, ni con la chaqueta que le había colocado Araziel conseguía un poco de calor, bueno quizás solo un poco pero no lo suficiente. Solo el gesto de Araziel al darle la chaqueta había sido lo más calido de toda la tarde.
Cuando regresaron al apartamento Araziel siguió callado y se metió enseguida en la ducha a lo que Liam asumió que luego necesitaría algo de ropa. Entró en el baño silenciosamente, recogió la ropa que Araziel había llevado por la tarde, la cual estaba doblada casi perfecta, y en su lugar dejo ropa limpia y más cómoda. Al salir del baño Liam agradeció en silencio que Araziel no hubiera salido de la ducha mientras él estaba allí y que tampoco se hubiera dado cuenta de que había entrado, luego se sentó en el sofa para cubrirse con su manta en busca de algo de calor. Odio el frío. Ojalá fuera verano y ya estuvieramos rondando los 35 grados. Araziel tarda menos de lo esperado en terminar su ducha, sale del baño ya vestido con la ropa que le había preparado y le sienta mejor de lo que Liam había imaginado.De hecho todo lo que le prestaba le sentaba genial. Incluso los vaqueros que tanto odia.Tenía el pelo bastante mojado provocando que tuviera una tonalidad negra brillante y también que el cuello de su camiseta gris de mangas largas quedara bien mojado.
Liam, a pesar de no querer abandonar su manta, se levantó para ir a ducharse ya que tampoco había conseguido entrar en calor.

-Cuando termine preparo algo para comer.

Pero fue justo cuando dijo eso que sonó el timbre y a continuación sonaron unos golpes impacientes en la puerta. Y ahora ¿qué?
Fue a abrir la puerta sin advertir a Araziel que se escondiera en la cocina, o en la habitación, o en alguna parte, ya que confiaba que a estas horas seria alguien que se había equivocado o una broma de niños. Pero no fue así. Abrió la puerta y Bea entró furiosa.

-¡¿Que haces aun así?! ¡Se suponía que vendría de fiesta con nosotros! -Chilló Bea histerica-.

Oh mierda ¡La fiesta! Se me había olvidado por completo. Pero en ese momento había olvidado que no estaban solos Araziel estaba allí detrás de pie mirando a esa pequeña chica que había entrado como si fuera un gato enfurecido. Entonces Liam solo pudo ver como el rostro de Bea cambio radicalmente.

-Liam... ¿Quien... ¿Que... -Dijo con una expresión que parecía aterrorizada-.

Mierda. Mierda. ¡Joder! ¡¿Que hago?!

Pero fue peor cuando peor cuando Bea se fijo en el brillo de los ojos de Araziel. A pesar de estar con luz allí dentro, esta no era muy intensa ya que provenía de una pequeña lampara situada al lado del sofa y también se filtraba un poco de luz a través de la puerta de la cocina que quedaba un poco abierta.

-¡Liam! ¡¿Que es eso?! ¡Corre! ¡Vamonos! -Chilló asustada y tirando de la manga de Liam-.

-Bea por favor, tranquilizate -dijo con tono calmado- No va a hacerte nada. Él es... Es un amigo.

-¿Amigo? ¿De donde sacas los amigos? ¿Del manicomio? ¿De las cuevas obscuras donde no se atreve a ir nadie? -Seguía igual de alterada- Liam... ¿Por que le brillan los ojos? ¿Por que esta en tu casa? Espera... -Hizo una pequeña pausa y continuo- ¿No es él que vimos en la universidad?

-¿Puedes dejar de hacer preguntas? -Miró a Araziel por un segundo, estaba igual de neutro que siempre, como si no estuviera pasando nada interesante- Bea, no puedo responderte a muchas cosas, pero si él es ese que vimos hoy. Solo puedo decirte que no es una mala persona.

¿No soy "una mala persona"? Pensó Araziel, era extraño, creía que Liam lo consideraba casi como si fuera un demonio, solo que intentaba no asustarse, pero al parecer estaba equivocado. A pesar de su expresión neutra Araziel estaba bastante nervioso, lo único que no quería era poner a más humanos en peligro.

-No digas nada de esto a nadie, si lo haces vas a poner tu vida en peligro -le advirtió Araziel en un tono demasiado serio-.

Aunque lo que Araziel quería era asegurarse de que nadie más ponía su vida en peligro, lo que provocó en Bea fue histeria. Liam no entendía como solo con eso se había puesto tan nerviosa, quizás él ya se había acostumbrado al tono de voz serio con el que Araziel siempre hablaba, o quizás simplemente pudo entender esas palabras como una simple advertencia, como si se preocupara.

-Liam, ¡tienes que sacarlo de tu casa! ¡Es peligroso! ¡No me importa lo que digas!

-Bea para de chillar. Solo confía en mi.

-¿Qué? Dime Liam, ¿cómo se supone que debo confiar en alguien que no para de ocultarme cosas? Y por cierto, en alguien que no para de olvidarse de sus amigos, esos que siempre han estado allí apoyadote en todo momento.

Las palabras dolían. Dolían porque era ciertas.

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