Capitulo 51

421 34 3
                                    

Es una pesadilla.
Solo una terrible pesadilla.
Despierta.
¡Despierta!
Pero ningún pellizco parecía lo suficientemente fuerte para despertar de la cruda realidad.
Araziel lo había estado intentando calmar tanto como pudo, pero luego trato de convencerlo de irse de allí antes de que pudieran localizarlos y volver a tener problemas. Pero Liam no podía, a penas podía mantenerse de pie, solo podía llorar ¿Y que más podía hacer? Le había perdido. Mi culpa. Y nunca iba a perdonarse por ello. Lo único que consiguió fue llevarlo dentro del coche para que al menos no se congelara allí fuera. Araziel sabía que no podía seguir así, cuanto más tiempo se quedara en el mundo humano peores serian las consecuencias (por si aún no estaban mal las cosas). Debía regresar y dejar de interferir en la vida de Liam y no romper nada más de lo que ama, aunque eso más bien parecía haberlo decidido demasiado tarde. Aunque estuviera mal decirlo, había sido una suerte que aparecieran esos dos Guardianes, Araziel los conocía desde hacía muchos años cuando entrenaban juntos cuando aún tan solo eran unos crios. De mayores los enviaban a lugares distintos y a esos dos los enviaron a una de las entradas más antiguas del mundo, una situada en la antigua Grecia. Entonces supo de donde habían venido ahora solo faltaba llegar hasta allí, el problema era saber donde se encontraba, luego saber donde ir y como llegar. Pero Liam... Estaba demasiado mal y digamos que alguien quien ha escondido sus sentimientos durante toda su vida no parecia ser el más indicado para animarle.
Al final fueron pasadas las tres de la madrugada cuando Liam decidió conducir hasta el apartamento. Como de costumbre el trayecto fue silencioso pero esta vez había más tensión en el ambiente. Araziel intentaba pensar mil cosas para decir algo algo correcto pero nada parecido lo suficientemente acertado. Al llegar Liam bajo del coche y entró en la casa tan solo dejando la puerta abierta para que Araziel no se quedara en la calle, se encerró en su habitación y volvió a estallar en un triste llanto que inundaba todo el ambiente. Araziel intuyó que sería mejor dejarlo así por el momento por eso prefirió quedarse la noche fuera. Quedó sentado delante de la puerta del apartamento, era una noche fría sin una sola nube en el cielo dejando así que las miles de estrellas brillaran sobre su cabeza, quizás si lo hubiera contemplado en otras circunstancias hubiera sido de los paisajes más bonitos que había observado en su vida, algo para recordar cuando volviera a estar encerrado en el Inframundo, sin embargo qualquier cosa que contemplara en ese momento parecía lo más triste que jamás había visto. Araziel era conciente de que en los últimos dias habia dejando la puerta de sus sentimientos entreabierta, eso hubiera estado "bien" si no fuera por que el primer sentimiento que declaró su presencia fue la tristeza. Tristeza. Ojalá nunca hubiera tenido que experimentar ese sentimiento. ¡Nunca debí ser tan descuidado con mis sentimientos! Tu culpa Liam.

***
Había pasado toda la noche, estaba seguro que incluso había pasado el mediodía del dia siguiente. La casa estaba muy silenciosa... Araz-... ¡No! ¡¿Qué más da si estaba bien o no?! Pero... ¡No! ¡No! Su lucha interna, su dolor constante que no hacía más que augmentar hora tras hora. Su móvil había vibrado en su bolsillo al menos tres veces hacía unas horas, al desbloquearlo la luz brillante deslumbró sus ojos inchados e irritados por las lágrimas.
Era Bea:
"Estaré en la cafetería durante una hora ¿vendrás? También quedé con Iván para vernos" 9.25am
"Oye aunque no vayas a venir ¿Tienes alguna idea de donde puede estar Iván? Aún no ha aparecido" 10.16am
"¡Estupido! ¡Podrías contestar los mensajes aunque solo fuera una vez en tu vida!" 10.47am

¡Mierda! Y tras maldecir hizó estallar su móvil contra el suelo aunque por suerte no se rompió ya que acto seguido empezo a vibrar cuando alguien lo estaba llamando. Solo miró la pantalla de reojo. Papa ¿Por qué mierdas aún guardó su número? Por supuesto no contestó, solo dejó que vibrara unas cuántas veces hasta que se cansó de llamar. Quiero desaparecer.

-Liam... -Susurro detrás de la puerta, después de dar unos golpecitos- ¿Puedo...

-Dejame.

Araziel suspiro y sin hacerle caso alguno abrió la puerta. Estaba todo obscuro pero la obscuridad no había sido nunca un problema, enseguida localizó el cuerpo de Liam sentado encima de la cama abrazado a sus piernas con su rostro escondido entre sus rodillas.

-Te he dicho que te vayas.

-Lo siento, pero lo que pasó es culpa mia y no puedo dejarte solo.

-¿Y que más da? Tu te irás y yo seguiré aquí y deberé cargar con este dolor.

-Liam... Calmate.

-Es facil que lo diga alguien que no tiene un simple sentimiento.

Araziel podía notar perfectamente que no solo estaba triste sino también furioso ¿a caso era por menos? Aún así no podía enfadarse con él aunque le llamara la peor cosa que se pudiera ocurrir. ¡Joder Liam! Si tan solo supiera como reacionar ante mis propios sentimientos ¡Exacto mis sentimientos! Esos que quieren escapar sin saber como. Confuso por no saber bien que palabras utilizar en ese momento simplemente se sentó a su lado y tan natural como pudo lo abrazó contra su cuerpo. Aunque Araziel estaba convencido que lo echaría de la habitación en cuando le pusiera una mano encima, no lo hizo, quizás necesitaba alguien a quien aferrarse mientras lloraba y se desahogaba. Quizás solo eso.

-No quiero que me perdones porqué no lo merezco, aún así, lo siento. Solo necesito que estes bien. Desaparecere tan rápido como pueda, lo prometo.

Entradas Al InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora