Capitulo 55

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Por la mañana Liam preparó algo para desayunar, algo dulce, estaba realmente delicioso por no saber bien lo que estaba comprando pero se las arregló bien. Araziel tardo unos pocos minutos en devorar todo aquello, al fin y al cabo probablemente nunca volvería a comer algo dulce. Iba a irse esta tarde por eso Liam había pasado gran parte de la noche buscando información por Internet de como llegar a esa entrada, iba a ser fácil, solo un pequeño trayecto en barco y luego todo sería buscar ese lugar, entonces estaría de vuelta por la noche. Solo

-Deberías comer más despacio.

-Estaba hambriento -dijo Araziel mientras se limpiaba algún rastro de chocolate de los labios-.

Empezó a retirar los platos de plástico, sí, también debería comprar una vajilla un poco más decente pero estaba bien por el momento. Entonces Araziel volvió a hablar, raro en él tomar la iniciativa en una conversación.

-¿Vas a quedarte a vivir aquí para siempre?

-No me gusta como suena para siempre pero sí, digamos que por ahora voy a estar bien aquí lo que será para siempre va a ser no volver a ese lugar.

Araziel no siguió la conversación solo se levantó para ayudarle a recoger lo que quedaba encima de la mesa. Ninguno de los dos era capaz de iniciar una conversación, cualquier cosa entre ellos resultaba extremadamente incomoda, más de lo normal, aun así el silenció tampoco ayudaba. Los dos sabían que era hora de empezar a salir de casa. Araziel no volvería a estar con él nunca más. Deja de pensar, será menos doloroso. Coger el transporte publico fue más fácil de lo esperado, también lograron llegar al puerto sin mucha complicación ya que tan solo tuvieron que hablar con un señor de información para asegurarse de cual era el barco que debían coger y por suerte este hablaba ingles. Ya dentro del barco la situación se volvió cada vez más tensa. El sol brillaba en lo alto del cielo, el mar estaba en completamente en clama y la luz del sol brillaba sobre el agua de manera que parecía que miles de cristales brillaban sumergidos en ella. Era completamente hermoso. Ojalá pudiera contemplar esto muchas más veces con él. Idiota. Deja de pensar. Liam no recordaba bien cuanto tiempo duro ese trayecto en barco solo que se le había hecho demasiado corto, cuando se dio cuenta ya estaban en tierra otra vez. Ahora debería buscar información de como llegar a ese lugar y debería hacerlo antes de que mucha gente empezara a fijarse en los ojos rojos de Araziel. No fue una tarea fácil, la comunicación era de lo más difícil y para que alguien pudiera comprender aunque solo fuera un poco de ingles tuvo que pasar por unas seis personas distintas. Al final todo lo que tenían que hacer era coger un bus que los dejara en una ciudad cerca de ese lugar. Una vez allí todo lo que tuvieron que hacer fue pasar por simples turistas que querían una visita al Plutonium en el Templo de Apolo. Junto a unos catorce turistas más lograron llegar hasta allí, aunque no podrían separarse del grupo hasta llegar a esa entrada al infierno. Araziel se mostraba igual de frío y distante como siempre aunque en el fondo sería mejor así, a Liam lo invadía la tristeza a cada paso que avanzaban. Un paso más, uno menos. Pero desde el principio había sabido que este momento llegaría tarde o temprano por eso se culpaba por tener esos sentimientos. El sol estaba cada vez más cercano al horizonte dejando así unas vista preciosas dándole un tono degradado al cielo, de un azul a un naranja intenso. Araziel reconoció al instante la gran puerta que le llevaríade regreso al Infierno. El guía paro allí mismo, empezó su explicación en un par de idiomas distintos y al finalizar dejo a los turistas unos cinco minutos para que pudieran observarlo. Araziel se acerco a esa puerta, era como si le llamara, Liam lo siguió y se colocó a su lado. Los cinco minutos pasaron en un abrir y cerrar los ojos ya que sin que se dieran cuenta el guía volvía a llamarlos para continuar la visita. Araziel agarró el brazo de Liam y los dos quedaron ocultos detrás de unas grandes rocas, sorprendentemente el guía no se dio cuenta de si faltaba alguien en el grupo, habían hecho buen trabajo en intentar pasar desapercibidos durante toda la visita. Esperaron que el grupo se hubiera alejado lo suficiente como para que no los vieran y entonces volvieron a salir.

-Bueno supongo que lo hemos logrado -Dijo Liam algo incomodo y sin saber bien que decir-.

-¿Vas a saber como salir de aquí?

-Supongo que sí.

Araziel estaba nervioso, Liam podía notarlo. Lo único que faltaba era abrir esa entrada con un poco de su magia y regresar. Fácil

-Liam... -pronunció Araziel con una voz temblorosa- Esto... -Intentaba hablar pero parecía como si las palabras tuvieran miedo a salir. Sin pensarlo agarro la mano de Liam con suavidad y tiro un poco de él para dejarlo delante suyo- Gracias.

El ritmo del corazón de Liam se acelero en esos pocos segundos. No quería despedirse de él. era incapaz de hacerlo. Sin embargo eso era un adiós. 

-No tienes nada que agradecerme. Me salvaste la vida un par de veces desde que llegaste, soy yo el que debe agradecerte esto.

Araziel por primera vez arqueo sus labios formando en algo cercano a una pequeña sonrisa. Clavo su mirada en el, alzo sus dos manos y las coloco entorno al rostro de Liam acariciando delicadamente sus mejillas. 

-No se que me has hecho Liam pero has logrado liberar sentimientos de los cuales incluso desconocía su existencia.

Liam paralizado ante esas palabras y las caricias de Araziel, no pudo hacer más que sonrojarse. Estaban a pocos centímetros e incluso podían notar sus respiraciones algo agitadas el uno del otro. 

-Araziel... -Logró pronunciar- Ese sentimiento se llama amor. 

Pronunciadas esas palabras Liam se acerco más a Araziel hasta encontrara el contacto de sus labios. Sin dudarlo más inició el beso con mucha suavidad para que Araziel pudiera seguirle los movimientos y así lo hizo. Araziel había bajado sus manos hasta la cintura de Liam acercando así sus cuerpos sin dejar de seguir los labios de Liam. Ojalá el tiempo se hubiera congelado en ese mismo instante. Desearon los dos. Sin embargo ya sabían lo que pasaría en pocos minutos. Los dos retiraron sus labios delicadamente y recuperaron el aliento. Sin que se hubiera dado cuenta unas lagrimas habían empezado a desfilar por las mejillas de Liam. Al verle, Araziel lo pego de nuevo a su cuerpo envolviéndole entre sus brazos en un tierno abrazo.

-No llores -Le suplicó Araziel- No quiero que estés triste. Si algo adoro de ti es tu sonrisa.

Quédate. No te vayas. Gritaba desde su interior. Sin embargo no pudo hacer más que separarse de los brazos de Araziel mientras este empezaba a recitar un conjuro para abrir la puerta al Infierno. Todo parecía pasar demasiado deprisa porque sin darse cuenta Araziel estaba delante suyo con el portal abierto detrás suyo. 

-Ojalá pudiera quedarme -Dijo en un tono bajo y... ¿triste?- Pero debo irme -Hizo una pequeña pausa- Solo puedo prometerte que voy a acordarme de ti y de todo el tiempo que hemos pasado juntos el resto de mi existencia. -A continuación desenrollo una pequeña cadenita de una cuerda negra con algunas pequeñas piedras negras que llevaba enrollada en la empuñadura de la espada y la coloco en la muñeca de Liam enrollándola en dos vueltas- Espero que tu tampoco de te olvides de mi.

Liam se acercó más a él sin saber bien que contestar después de esas hermosas palabras.

 -Te amo, Araziel.

Dicho esto lo beso de nuevo. Un pequeño pero tierno beso, uno que jamás iban a olvidar porque también iba a ser el último. Intercambiaron sus últimas miradas y sin pensarlo más Araziel cruzó ese portal que se cerró detrás suyo al instante. Todo había pasado demasiado rápido.

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