Capitulo 49

369 33 3
                                    

Idiota. Susurro Araziel en su mente después de ver salir a Liam del coche. Abandonó sus dulces a un lado y apoyó su peso contra la puerta. Quería que volviera, que no lo dejara solo, bueno quizás estaba siendo demasiado egoísta. Intento cerrar los ojos pero resultaba imposible, estaba inquieto. Después de unos minutos pasó algo que lo inquieto aún más, unas sombras veloces pasaron muy cerca del coche. Al principio pensó que solo eran alucinaciones y que quizá no debería haber comido tanto dulce, pero vio unos movimientos más rápidos acercandose a unos de los grandes arbustos que rodeaban los jardines y entonces reconoció esos movimientos enseguida. Bajó del coche rápidamente después de que hubieran desaparecido, tras varios intentos consiguió recordar como se abría el maletero donde Liam había guardado su espada. Al colgar la espada en su espalda se sintió él otra vez y con gran coraje, como había hecho siempre, empezó a correr por donde habían desaparecido esas sombras. Pasó a través de varios arbustos, algunas hojas se quedaron enrolladas en su pelo, pero seguía sin encontrar lo que buscaba por eso pensó que sería mejor encontrar a Liam quanto antes y huir de allí.
Corre. Corre ¡Corre! Espera... Eso es... Dos figuras negras en su camino. Capas negras por debajo de las rodillas, pelo negro, espadas de metal relucientes, ojos rojos. Dos Guardianes del Infierno. Araziel se acercó a ellos rápidamente, solo quería deterlos antes de que pasara algo grave.

-Hola Araziel -dijo uno de los Guardianes- ¿Te lo has pasado bien?

-¿Que...

-¿Que hacemos aquí? ¿No te parece muy obvió? ¿A caso ya has olvidado nuetras leyes?

-Soy uno de los vuestros no me hables como si me hubiera convertido en un humano, no fue mi culpa quedar atrapado en este mundo.

-Ya, pero si que es tu culpa la de revelar tu identidad a un humano -dijo el otro Guardián, que era un poco más bajo-.

-No he revelado nada, solo llevadme con vosotros y terminemos con mi estancia en este mundo -Respondió Araziel mientras iba poniendo cada vez más palido-.

-Definitivamente se te han olvidado las leyes -Dijo mientras lo miraba de arriba a bajo viendo como iba vestido con ropa humana- Araziel deberías recordar lo que pasa con los humanos que llegan a conocer nuestra identidad.

Los dos Guardianes se miraron y empezaron a correr sin avisar y sin que Araziel se lo esperara. Pero enseguida empezó a correr detrás de ellos. No. Liam. Liam. No sabía cuanto tiempo hacía que había empezado a correr pero al fin llegó a una zona más despejada. Un grito. Eso fue lo que le erizo la piel de todo su cuerpo. Se acercó más de donde había venido hasta que localizó las cuatro figuras.

-¿Q-q-que son? -Intentó hablar Iván aterrorizado- Liam huyamos ¡Rápido!

-No vas a huir con tanta facilidad humano -Contesto uno de los Guardianes-.

Liam buscaba desesperadamente a Araziel nervioso con la mirada razando para que no siguiera en el coche. Aunque en aquel momento Liam hubiera sido tan valiente como quiera, eso no hubiera sido suficiente y precisamente carecía de fuerza física. Por el momento todo lo que tenía planeado hacer era proteger a Iván quien estaba totalmente aterrorizado.

-¡Parad! -Consiguió pronunciar mientras intentaba volver sus ritmo cardíaco un poco a la normalidad- ¡No los toquéis!

Aun así fue tarde, mientras él estaba hablando esos dos se habían echado una mirada para actuar a los dos a la vez. Se abalanzaron encima de los dos humanos como si se tratara de una presa para una animal salvaje pero como todos los movimientos de los Guardianes: con gran elegancia y precisión.
No lo dudo, debía actuar. Pero los dos Guardianes habían predecido los pasos de Araziel a la perfección, por eso Araziel casi no tuvo tiempo de acercarse cuando cada uno de los Guardianes tenía a un chico agarrado por el cuello. A pesar de que un Guardián del Infierno lo estuviera agarrando de esa manera y quisiera matarlo, Liam quedó algo aliviado al ver a Araziel allí, aún así... Iván. Él no tenía ninguna culpa de todo eso. Liam intentó deshacerse de las manos del Guardián varias veces pero era demasiado fuerte.

-Sueltale a él -le ordenó Liam al Guardián que agarraba el cuello de Iván-.

Evidentemente ninguno de los dos Guardianes hizo caso a las palabras de Liam, solo mantenían sus miradas fijas en Araziel quién sujetaba su espada entre sus manos sin saber bien que hacer.

-Liam... -susurro Iván mientras se deslizaban algunas lágrimas sobre su mejilla- Liam...

-Tranquilo, no dejaré que te hagan ningún daño -Le susurro y volvió a clavar su mirada en los ojos de Araziel-.

-Araziel dejate de tonterías -Habló el Guardián que sujetaba a Liam- Baja tu espada y volvamos al Inframundo.

-Liberalos.

-Si no nos dejas otra opción podemos matarlos aquí mismo, Araziel.

-Al menos liberadlo a él -dijo Liam señalando a Iván con la mirada- Él no sabe nada de vosotros.

Pero el Guardián que lo estaba sujetando se cansó de todas sus intervenciones y termino por darle un par de patadas en su espalda, pero ni todo el dolor del mundo lo harían callar. No. Iván no.

-Salvale a él ¡Araziel! -Chilló Liam mientras se retorcía de dolor y por eso el Guardián lo golpeo dos veces más-.

Araziel no podía reacionar, no podía dejar que los mataran. Ese chico con cara de horror no tenía culpa de nada, pero Liam, no podría jamás podría perdonarse si le hacían algún daño por su culpa. No podía pronunciar ninguna palabra ni tampoco realizar ningún movimiento pero sabía que si no hacía algo enseguida las espadas de esos Guardianes se hundirían en los cuellos de los dos chicos. ¡Actua! ¡Rápido!

Entradas Al InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora