Capítulo 23

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Primer concierto.

- ¿Porqué? ¿Qué pasa?

- Shey... Una no dice lo que tu has dicho así como así... Hay algo en tu interior. Y yo quiero conocerlo. Quiero saber que te pasa. - dijo Ben.

"Hay algo en tu interior"

Me apoye en la pared y me dejé caer. Encogi mis piernas hacia mi y las abracé. Los recuerdos volvían a mi mente. Los años de oscuridad. De inseguridad y agonía. De tristeza perpetua. De las voces. Cerré los ojos. Una lágrima se deslizó por mi mejilla. Me tapé la cara con las manos. No quería recordar. No quería volver al pasado. No quería volver a hacer lo que había intentado hacer.

- Ben, hay cosas que aún no he superado... Hay cosas, muchas cosas que aún llevo muy, muy dentro de mí y que son demasiado fuertes como para decirlas así como así. No lo sabe ni mi hermano... Y no quiero que lo sepa... - dije aún con la cara tapada.

- Shey... De verdad quiero ayudarte, yo también he echo cosas de las cuales me arrepiento cantidad, que creo que soy idiota por haberlas echo pero lo echo esta echo. - dijo Ben con su voz suave.

Sus manos cogieron las mías y las apartaron de mi cara.

Giré la cara rápidamente para que no me viera llorar. No quería que él me viera así de débil. No quería que pensara que era una llorona.

Porqué en el fondo, Ben me importaba mucho.

Su mano me hizo mirarlo a los ojos, empujo mi cara lentamente hasta que nuestros ojos hicieron contacto.

- Los demonios son fuertes, ¿verdad? - me preguntó sacándome las lágrimas de mis mejillas.

Asenti con la cabeza, no tenía fuerzas para hablar. Ni tampoco quería hacerlo.

- Y no los puedes ahogar...

- Ellos saben nadar. - dije en respuesta a Ben.

Ben medio sonrió.

- Va a resultar que tu hermano tiene razón en sus canciones, ¿no crees? - dijo él mirándome. Y me hizo reír.

- Es todo un poeta. - dije riendome.

Ben sonrió. Paso su dedo índice por mi mejilla. Y luego por mis labios.

Mientras lo hacia miré sus ojos, demasiado concentrados en mis labios como para darse cuenta de que le miraba.

Me acerque a él en un movimiento rápido y le abracé fuerte.

- No sabes lo que significa eso para mi Ben. Gracias por querer ayudarme - dije aún abrazada a él.

- Quiero ayudarte Shey, quiero que seas feliz. - dijo Ben acariciándome el pelo suavemente.

- Te lo contaré todo, pero no ahora, tenéis que ir al escenario y darlo todo. No quiero que te distraigas con mis historias, y mis tonterías.- me desize del abrazo y le sonreí tiernamente.

- Primero, no son ninguna tontería, nada tuyo es tonto, y segundo, entonces cuando te vaya bien explicamelo todo, estaré esperando. - dijo Ben acariciándome la cara suavemente.

Cerré los ojos y disfruté de ese momemto. Sonreí. Ben me hacía feliz. Él me daba ganas de vivir y de explorar. Él era un bálsamo para mis heridas del pasado.

- Te tienes que ir.- le dije mientras volvía a abrir los ojos. - Dalo todo Ben, hazlo como tu sabes.- dije sonriendo.

Ben, aún con su mano en mi mejilla se levantó, y me ayudó a levantarme.

- Te veré en la primera fila. - dijo Ben, se acerco lentamente a mi, hasta que sentí sus labios encima de los míos.

Suspire. Puse mis manos detrás de su cabeza en su cuello, y lo atraje más a mi. Entre medio del beso él suelto una risita. Podría estar así todo el día, y no me cansaría.

Me aparté de él lentamente y le di un pico.

- Ben, venga, tienes que irte. - le dije mirándolo a los ojos. Sus preciosos ojos. Tenían un brillo especial, para mi.

- No hagas nada idiota Shey... De verdad que no quiero perderte. Te he conocido y quiero saber más de ti. - dijo coguiendome la mano y apretandomela sutilmente.

- No haré nada idiota, te lo juro, ahora tienes que ir o llegaras tarde. - le dije riendo y empujándole fuera de el escondite detrás del escenario que habíamos encontrado.

Ben me acarició el pelo y me sonrió, después empezó a caminar hacia el escenario.

Me quedé pensando en ese rincón.

No quería que nadie hurgara en mi pasado, pero Ben era Ben... Ben era el chico que me hacia sentir viva, que hacía que quisiera vivir...

- ¿¡Como estáis!? - gritaron unas voces que conocía a la perfección. Eran Oli y Jordan.

Se escucharon gritos por todas partes en respuesta a la pregunta formulada.

"Mierda el concierto ya debe de haber empezado"

Corrí y corrí hasta que encontré un sitio, y me puse en él, mirando a mi hermano con una sonrisa.

De sus labios salió un "estás bien" que lleve a descifrar por el movimiento de su boca.

Asenti con la cabeza.

Oliver me sonrió cariñosamente y de movió por el escenario con el micrófono.

- ¡Vamos a empezar! ¡Vamos, corazones arriba! - dijo Oliver con el micrófono. La gente hizo corazones con sus manos y los elevo al aire.- ¡Esta canción, si no lo sabéis, es Can You Feel My Heart!

Grité con la multitud. Esto era un concierto de mis bandas preferidas y lo iba a disfrutar al máximo.

- ¡¡Can you hear te silence!! ¡¡Can you see the dark!! ¡¡Can you fix the broken!! ¡¡Can you feel, can you feel my heart !!

Las luces del escenario se encendían y se apagaban a una velocidad escalofriante.

Oliver se movía de un lado para otro del escenario, saltaba y gritaba. Se agachaba y chocaba las manos a los fans. Todos movíamos la cabeza al compás de la música. Todos gritabamos la letra de la canción a pleno pulmón.

Can you feel my heart se acabó con el griterío de la masa de gente. Después tocaron The House of Wolves y todos enlocecimos. Después vino Drown y seguidamente tocaron Throne. Todo el mundo saltaba y gritaba, me aparté de la masa y empezaron a hacer un olla.

Miré a mi hermano le sonreí, él me sonrió de vuelta y me metí en la olla.

La gente empujaba a todo el mundo mientras corría en círculos. Me llevé algún que otro puñetazo en las costillas y patada en las espinillas pero podía caminar así que no pasaba nada.

Me aparte de la olla, y vi a un chico tirado en el suelo. Me acerqué a él como pude y le tendi mano.

- ¡¿Estás bien?! - le grité, la música estaba demasiado fuerte y me costaba hasta escuchar mis palabras.

- ¡Sí gracias! - me gritó de vuelta el chico. Tenía los ojos marrones y el pelo teñido de rojo. Era guai.

- ¡Las ollas matan a cualquiera! - le dije riendo - ¡A mi me han dado tres puñetazos y dos patadas los muy cabrones!

- ¡¿Y sigues viva?! ¡Joder! - dijo el chico pelirrojo sorprendido.

- ¡Al final te acostumbras! - le chillé de vuelta - ¡Por cierto, me llamo Sheila!

- ¡Yo me llamo Edward! ¡Encantado!

Hermana Sykes (Ben Bruce)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora