Capítulo 1

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El agua rodeaba su cuerpo mas no le importaba. Flotaba en ella mientras el oleaje la mecía suavemente. Creo que es una de las primeras veces en las que se había sentido más relajada en toda su vida. Escuchaba su respiración sosegada y las espiraciones que se escapan de sus labios.

-¿Qué ves Valeria?- escuchó su voz.

Abrió lentamente sus ojos castaños y observó todo lo que la rodeaba.

-Puedo ver el cielo despejado.- respondió tranquila.

-¿Ha anochecido?- continuó preguntando.

-No- suspiró.

-¿Dónde estás?

-Estoy flotando en lo que parece ser el mar, puedo distinguir el olor del agua salada entrando en mis fosas nasales.

-¿Estás bien?

-Sí, muy relajada.

-Bien ¿qué más ves?

Giró la cabeza y pudo ver a su hermano y a sus padres observándola sonriendo desde la orilla. Su madre le indicó con un gesto que se acercara hacia ellos.

Se incorporó y comenzó a nadar para aproximarse a la orilla. Notó que la temperatura había bajado alrededor lo que la hizo estremecer. Paró en seco y observó el cielo que se había empezado a tornar a un gris oscuro.

Su respiración comenzó a acelerarse, sentía dificultades para estar tranquila, notó que su corazón iba desbocado.

-¡Quiero salir de aquí!- gritó perdiendo el control.

-Valeria, mantén la calma ¿qué ves?

Tenía los ojos cerrados, tenía mucho miedo. Empezó a escuchar una especie de silbidos que se aproximaban a ella. Cubrió sus oídos ante el desagradable sonido.

-No, por favor... Otra vez no- respondió en un hilo de voz.

-Valeria, ¿qué ves?- volvió a preguntar.

-No quiero verlo- respondió a punto de llorar.

-Abre los ojos y enfréntate a ello.

-¡No!- cada vez se encontraba más nerviosa.

-Debes enfrentarlo- dijo con voz severa.

Lentamente abrió los ojos aún en la misma posición, miró a su hermano quién la observaba aterrado. Cada vez visualizaba más lejana la orilla, la angustia creció en su pecho, tenía que llegar a tierra. Nadó con todas sus fuerzas, le faltaban pocos metros para llegar a la orilla. Su hermano la animaba a continuar.

De repente, notó que algo le agarraba la pierna parándola en seco, luchó por liberarse pero era más fuerte que ella. Tiraron sumergiéndola en las profundidades.
Cada vez le costaba más vislumbrar la luz de la superficie, vio como sus últimas respiraciones salían involuntariamente de ella transformadas en burbujas.

Comprendió que de nada le servía ya seguir aterrada, puesto que se estaba muriendo. Sus ojos comenzaron a cerrarse, los sentía cada vez más pesados. Miró hacia abajo para encontrarse con dos ojos completamente negros. Si pudiera gritar en este momento lo hubiera hecho.

-Tres...Dos... Uno... ¡Regresa!

Tomó una gran bocanada de aire y se incorporó en el sofá de cuero negro. El sudor frío cubría su frente, su corazón latía a mil por hora. Notó sus manos empujándola suavemente hacia atrás para que volviese a tumbarse.

-Tranquila, respira, ya estás de vuelta.- oyó el clic que hizo su bolígrafo.

Aún le costaba controlar la respiración, pasó una mano por su frente e intentó inspirar y espirar con más lentitud.

-¿Cuá- Cuánto tiempo he estado?- trató de no tartamudear, ladeó un poco la cabeza para mirarlo.

Él miró su reloj antes de responderle.

-Veinte minutos- le dijo mientras apuntaba en su libretita negra.

-¿Eso es bueno?

-Depende de cómo lo mires, en tu caso sí, estás haciendo un gran avance Valeria.

-¿Ah sí? Yo no lo veo muy claro doctor.- soltó un suspiro.

-Sí, lo has hecho. Estás enfrentándote mejor a tus problemas. Sigue así y muy pronto no necesitarás mi ayuda más.

-¿Có- cómo dice?- lo miró incrédula.

-Lo que has escuchado.- se quitó las gafas para mirarle con dulzura- Valeria hace unos años desde que nos conocemos y puedo asegurarte que eres uno de los casos que ha ido evolucionando más rápido, para bien.- le aclaró- Por lo que si esto sigue así, en poco tiempo podrías abandonar esta institución.

-¿Habla en serio?- él le asintió sonriendo.

-No es algo todavía seguro, debemos ver como sigues evolucionando pero lo más probable es que puedas salir de aquí.

Se sentó en el sofá y juntó las manos delante de los labios, sonrió y rió de felicidad.

-Todavía tenemos unos minutos, Valeria- dijo sacándola de su ensimismamiento- ¿Por qué no me hablas de lo que has experimentado?

-¿Qué quiere saber?

-¿A qué corresponde?

-Por lo que he recordado, no es algo de lo que me apetezca mucho hablar- respondió en voz baja.

El doctor la miró con una ceja alzada.

-Valeria, por favor háblame de ello.

Soltó un suspiro y cerró los ojos antes de hablar.

Fear Of The DarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora