Capítulo 33

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N/A: La siguiente criatura empleada ha salido de mi imaginación, me he ayudado de la cultura general para la especie que ha sido un poco modificada por . Espero que lo disfruten.

El sonido de las gotas de agua contra el suelo llamó su atención, consiguiendo despejarla un poco de su aturdimiento. Resonaban como si se encontrase dentro de una zona cavernosa, abrió lentamente los ojos, su cabello le dificultaba la visión, su cabeza y su cuerpo estaba echado hacia delante. Con cuidado fue incorporándose ya que notaba que la cabeza le daba vueltas, también sentía que se había hecho una herida ya que la parte derecha del cabello estaba pegajosa y le dolía. Intentó moverse pero sus manos estaban atadas a un poste que se encontraba a su espalda. Movió sus manos tratando de liberarse, pero sólo conseguía que la cuerda le apretase más. Soltó un gruñido de desesperación y apoyó la cabeza en el frío poste que se encontraba a su espalda, mientras trataba de reconocer el lugar en el que se hallaba. La estancia apestaba a moho, y carecía de luz alguna, exceptuando un pequeño rayo que proporcionaba una pequeña lámpara. Trató de enfocar la vista en algo que poder usar para cortar las cuerdas, pero estaba desarmada y todavía algo aturdida.

-¡Por fin, despiertas!- escuchó una voz familiar que procedía de alguna parte del lugar- La verdad, empecé a preocuparme acerca de si te había golpeado tan fuerte.

-Tú...- pronunció con asco al verlo apoyado en una columna.

-Ian- le corrigió.

-¡Tú no eres él!- vociferó enfadada.

-No exactamente, pero casi...- se dirigió a una parte de la sala donde había una mesa con distintas herramientas, allí también estaban sus armas- Siempre he tenido la curiosidad, por saber qué sentían otros seres como yo, es decir, somos unos incomprendidos debes de admitirlo.

-¿De qué estás hablando?

-Vamos, cariño...- la miró con una sonrisa-Sé que tú has notado lo que soy. Yo también he podido hacerlo, no eres la única con habilidades, preciosa- agarró uno de los cuchillos de la mesa mirando la hoja con admiración.

-Yo no soy como tú

-Claro, que sí. Ambos estamos solos,- comenzó aproximándose a ella, mientras gesticulaba con el arma- somos unos bichos raros, odiados por los humanos, temidos ¿Y sabes qué es lo más gracioso? Qué ellos hablan de igualdad y un no a la discriminación, pero eso no lo hacen con nosotros, algunos sólo necesitamos a alguien que nos quiera...

-Ahora me dirás que eres un alma atormentada que sólo necesita a su alma gemela ¿no?-rodó los ojos, la criatura agarró con fuerza el cuchillo y lo clavó en el poste, justo al lado de su cabeza.

-No soy el único, ser uno de los últimos de tu especie debe resultar duro ¿no crees?- apoyó la cara en la palma de su mano observándola con un toque de burla- Tú eres una joyita, y tú mejor que nadie debes saber lo que se siente.

-No sabía que la población de metamórficos estuviese siendo erradicada- lo miró a los ojos desafiante, mientras éste comenzaba a dar vueltas a su alrededor.

-Mi especie, sí. Ese es el término general, pero a la mía se conoce como Furan- agarró el cuchillo de nuevo y comenzó a jugar con él, lo apoyó en una de las mejillas de Valeria sin llegar a cortarla, pero quedándole marca.

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