Capítulo 23

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Un puñetazo, otro, otro, otro. Y así sucesivamente. Valeria se encontraba en la sala de entrenamientos intentando olvidar lo mal que fue la cacería a la que había asistido. Estaba al borde de las lágrimas, le dolían los nudillos del tiempo que llevaba golpeando el saco, pero sólo quería despejarse a golpes, dejar a un lado la cacería, la pelea que tuvo con Ashley, las pesadillas, esa rabia que la inundó...

~ 72 horas antes ~

-¿Vas a decirme que te sucedió el otro día?- preguntó Jade con una bolsa de lona cargada en su hombro.

Valeria no contestó.

-Valeria...- viendo que no contestaba resopló para después llevarse una mano a su cabello- A veces puedes llegar a ser una cabezota. Mira yo tengo que irme...

-¿A dónde vas?- alzó la vista interesada.

-A Wichita, creo que puede haber un caso allí.

-¿Puedo ir contigo?

-No creo que sea muy buena idea, Valeria- respondió evitando mirarla.

-Jade...- comenzó Valeria- por favor, necesito practicar, y aunque os agradezco mucho que me entrenéis todas las noches y me ayudéis con el latín y las criaturas, necesito enfrentarlas en vivo.

Jade lo meditó durante un momento, Valeria la miró con carita de perrito abandonado, y Jade no se pudo negar.

-Está bien, pero deberás hacerme caso en todo lo que te diga ¿de acuerdo?- le ordenó con el dedo índice.

-A la orden- hizo un saludo militar a lo que Jade rió.

Una vez todo empacado se pusieron en marcha a Wichita. Jade comenzó a informar a Valeria sobre el caso.

-Cuatro mujeres han sido halladas muertas en las últimas semanas, desnudas y descuartizadas en el parque local, alrededor de veintitantos años, morenas, y de complexión delgada.

-¿Y por qué es un caso de los nuestros?- preguntó alzando la mirada de los informes de desapariciones y del periódico donde se veía la noticia.

-Porque la policía local dice que ha sido obra de un perro salvaje o un oso, y en esa zona es poco probable que haya un oso y más en un parque.

-Entiendo.

-Siempre es importante fijarse en esa clase de detalles.

Jade aparcó el coche en el primer motel que encontró, el que estaba más cerca de la salida del pueblo. Entraron en recepción, le entregó una tarjeta de crédito falsa al hombre que se encontraba en recepción y se dispusieron a entrar en su habitación.

Ésta era bastante simple, dos camas, un baño, una mesa al lado de un pequeño fregadero y una televisión algo antigua enfrente de las camas. Valeria arrugó un poco la nariz al ver el moho que crecía en las paredes amarillo chillón del cuarto. Jade sonrió ante su gesto y dejó caer la bolsa en una de las camas.

-No está tan mal. Te lo aseguro, he visto peores- respondió para después tirarse en la cama.

-¿Y por qué esta clase de moteles?- preguntó aún de pie en medio de la sala.

-Porque aunque no lo creas son bastante seguros. Dime qué persona iba a querer dormir aquí, además son los que están más cerca de las salidas por lo que suele ser bastante útil en el caso en el que haya que escabullirse.

Valeria vio que la idea era bastante inteligente.

-¿Pero la tarjeta falsa?

Jade abrió un ojo para después volver a cerrarlo antes de responderle.

Fear Of The DarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora