¿QSMN? Segunda generación

Bebé nuevo

Michael se despidió de Julian en el interior de su casa. Le besó varias veces la mejilla y le dio permiso de usar su habitación si le apetecía. A Peter no le hizo mucha gracia saber que alguien podría rondar la habitación de, hasta ese momento, su hijo más joven, pero tampoco dijo nada porque Mick no era muy bueno haciendo amigos y Julian lo había cuidado todas las lunas llenas anteriores; había tirado una pelota perfecta para que Mick la bateara y le preparó té cuando se quedó despierto hasta tarde intentando descifrar algo de lo que Peter no tuvo ni la menor idea.

Se despidió de su sobrino con un beso en la frente y luego besó la pancita de Jordan.

-Se cuidan -Susurró antes de tomar su mochila -No salgas de ahí antes de que vuelva -Jordan le acomodó los lentes y le sonrió.

-Te cuidas -Lexie se unió al abrazo grupal en cuanto se di cuenta de que había uno.

Jonah subió después al camión, cuando finalmente pudo separarse del abrazo de Taylor.

-No sé cómo van a reaccionar cuando vayamos a la universidad -Jonah ya no tenía su tortuga amarrada a su mochila, pero si llevaba las pulseras familiares que recibieron por Navidad. Su muñeca se veía demasiado pequeña con los eslabones alrededor, pero a él le encantaba.

- ¿Crees que nos dejen ir? -Mick se acomodó las mangas de su camiseta y suspiró.

-Es la universidad -Jonah abrió un paquetito de gomitas -Hemos esperado por esto trece años, ya solamente nos falta uno.

-Normalmente se esperan 18 ¿Sabes? -Mick apretó los labios - ¿Y si quieren que nos quedemos hasta los quince?

-No creo que lo hagan -Jonah se metió varias gomitas a la boca - ¿Crees que de nuevo tengan salchichas de soya?

Una parte de Mick estaba completamente segura de que Neil aparecería en el campamento ese año. Su parte realista sabía que no sería así.

Aun así, se detuvo frente a la lista de chicos de Paradise para buscar a su novio. Había un Johnson, pero no era el suyo. Sintió ganas de llorar y de no ser por Jonah lo habría hecho, pero su primo estuvo ahí para llevarlo del brazo hasta su cabaña y pedirle que lo acompañara al juego de ajedrez de esa noche.

-Ty pops me puso tomatitos y zanahoria -Michael miró a su primo con los ojos entrecerrados y luego sonrió, porque solamente Jonah podía seguir amando sus tomates y zanahorias tanto como el día en los descubrió.

Mick lo sabe, él estuvo ahí ese día y los días siguientes cuando ponían zanahorias al final del camino como si él las fuera a seguir. Sus padres no tenían ningún derecho en decir que él era hiperactivo cuando le ponían los dulces por cualquier lado de la casa y él tenía que buscarlos, era su responsabilidad.

Ahora su responsabilidad era cuidar de Jonah porque no comer carne lo hacía mucho más delgado que él, también un poco bajito, pero no había mucha diferencia entre ellos, además de que él daba muy buenos golpes con su mano izquierda. Algo que Jonah no sabía hasta que uno de los jugadores de ajedrez se lo ganó.

Empezó mirando a Jonah discretamente con sus ojos verdes y saltones antes del partido. Después se acercó un poco a ellos para finalmente invadir su trozo de tierra y sonreír de esa forma encantadora en la que algunos chicos creen que lo hacen.

-Tienes una boca bonita -Jonah dejó de masticar para mirarlo. - ¿Te gustaría salir conmigo?

-Eh -Jonah se limpió la boca -No.

-Tengo algo lindo para poner en tu boca. -Jonah dejó de masticar cuando el otro chico puso una mano en su entrepierna.

En ese momento el puño de Mick se estrelló directamente en la mandíbula del chico.