Capítulo extra 4 Dylar

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-Diego, Diego, Diego, Diego. -Hubo un silencio prolongado -Diego.

-Skylar.

Diego abrió un solo ojo y vio a su novio brincar al otro lado de la cama en un movimiento para nada humano. Skylar se dejó caer boca abajo y lo miró directamente a los ojos.

-Buenos días -El más joven tenía una sonrisa enorme, llena de vida, vibrante. Era como una onda expansiva cada vez que sonreía. -Ya es hora de levantarnos.

-Ni siquiera ha salido el sol -Diego levantó su brazo y lo dejó caer en la espalda desnuda de su novio. Por lo menos en ese momento era humano y no estaba en su forma completa ocupando casi todo el colchón.

-Eso es por las cortinas, mi cuerpo dice que ya son buenos días -Diego le acarició el tatuaje en su espalda, exactamente la luna que estaba rellena hasta la mitad con tinta de colores, porque era luna llena el día en que él y Jared nacieron. Así que él tenía la mitad de la luna y Jared la otra.

-Tu cuerpo también dijo eso cuando estábamos en África y eran las tres de la madrugada.

-JetLag -Dijo Skylar con su manera tan extraña de hablar. Tenía un acento algo extraño y sus palabras salían con la misma felicidad con la que él existía. -¿Podemos ir a desayunar?

-¿Ahora?

-Vamos -Skylar se movió en la cama hasta casi quedar encima de él -Por favor, Diego. ¿Sí? Y te daré mi noche entera.

-¿Me estás ofreciendo sexo a cambio de ir a desayunar ya? -Sky se lo pensó un poco antes de asentir varias veces -Parece un buen trato.

-¿Hecho?

-Hecho.

Ni siquiera había terminado la palabra cuando Skylar brincó de la cama completamente desnudo y corrió directamente a la ducha con la toalla en su mano.

-¿No vienes? -Preguntó. Tenía una bonita boca, una bonita nariz y unos bonitos ojos. Pero eso era algo que Diego no le decía, prefería decirle que le encantaban sus besos o que le gustaba verlo arrugar la nariz cuando sonreía.

-Como decirte que no -Diego ni siquiera se estiró antes de ir tras él. Skylar era, en general, bonito. Como algo para estar en un escaparate, era infantil, pero al mismo tiempo maduro. Era un viajero incansable y la única razón por la cual Diego no se cansaba de despertar un día en Roma y al día siguiente en Paris.

Le quitó la poca ropa que le quedaba mientras le besaba las pequitas casi invisibles de sus hombros.

-Tengo hambre, Diego.

-Yo también -Skylar hizo un sonido extraño cuando lo metió directamente a la ducha pegando su torso a su espalda. -Y me despertaste.

-Disculpe, señor lobo. No era la intención de este chanchito irrumpir su... ah -Skylar apretó sus uñas en el antebrazo de Diego -Joder, más despacio, idiota.

+

Diego tenía el menú arriba a pesar de que ya había escogido, pero frente a él Skylar aún no se decidía, así que solamente le quedaba observarlo y para observarlo sin desconcentrarlo tenía que pretender que no lo estaba observando, que no estaba disfrutando de como movía sus labios y como se movía su frente cada vez que creía haber encontrado justo lo que quería para desayunar.

-Creo que lo tengo -Skylar bajó el menú y miró a su novio -¿Tu ya?

-Espera -Diego miró por última vez el menú y asintió -Creo que quiero tocino.

¿QSMN? Segunda generaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora