El mundo se mueve con dinero

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La vida en la universidad era más difícil de lo que Mick y Jonah habían creído. Mucho menos porque ellos en realidad estaban en una escuela llena de niños genios que también habían salido de uno de los campamentos de verano.

Enterarse que en realidad no eran tan especial como habían creído no fue un golpe duro. El golpe real fue cuando tuvieron que aprender a comportarse como ellos, no decir que había cosas que distinguían por el olor, a comer barritas integrales y usar suéteres aburridos en lugar de sus camisetas de súper héroes.

Era difícil, pero valía la pena porque el conocimiento valía no tener un trozo de tarta en cada comida y dormir siete horas.

Hablaban todas las noches con sus padres, Taylor incluso les había hablado desde su guardia en el hospital y les había contado sobre la operación en la que estuvo presente ese día, comieron palomitas durante la video llamada y también hicieron muchas anotaciones en sus cuadernos. Al final Ty les recordó que los extrañaban y se quedó unos cuantos minutos hablando únicamente con Jonah.

Mick abrazó fuerte a su primo cuando colgó y se quedó mirando a la pantalla observando el fondo.

-¿No extrañas a tus padres?

-Todo el tiempo -Mick le acarició el cabello como Jordan lo hacía con él.

Julian era quien más los visitaba y cuando lo hacía les llevaba comida casera y les leía para que durmieran. Eso era todo lo que Mick necesitaba para ser feliz, simplemente abrazar fuerte a su vampiro y dormir con su cabeza recargada en su regazo. Al despertar Julian ya no estaba, pero la sensación seguía presente.

-Tengo algo para ti -Julian se sentó sobre la cama de Mick. Acababa de sacarle los zapatos a Jonah y arroparlo para que continuara durmiendo. -Bueno, se supone que es algo.

-¿Qué es? -Mick se levantó los lentes.

-Encontré la casa de Neil -Julian carraspeó -Y tengo su número de teléfono.

-¿Fuiste a su casa? -Mick arqueó las cejas.

-No -Julian soltó un suspiro -Ir a Paradise y buscar una casa no es tan fácil, Mikey.

-Lo sé, lo siento -Mick se presionó las mejillas -¿De dónde sacaste su número?

-Ustedes tienen un hacker -Julian sonrió -Danny ¿Lo conoces? Tiene dos niños pelirrojos.

-Sí, el esposo del tío Ethan -Michael también sonrió -Louis y Charlie, son bonitos ¿Verdad?

-Mick, deberías llamar -Julian le entregó la tarjetita con el número de los Johnson.

-Lo sé -Michael apretó los dedos -Pero me da miedo ¿Y si ya no me recuerda?

Julian se mordió el labio inferior. Su mirada era gentil, comprensiva, era una mirada demasiado buena para alguien que había vivido tanto tiempo.

-Te puedo asegurar que ese chico no se ha olvidado de ti -Julian le entregó su móvil -Llama, Mick.

Michael sintió que le sudaban los dedos cuando comenzó a teclear el número, uno a uno, tan despacio que en ocasiones la pantalla parecía a punto de apagarse. Finalmente presionó el botón de llamada.

Inconscientemente se llevó una mano al cuarzo que colgaba de su cuello.

-Hola -La voz de una mujer se escuchó al otro lado al tercer timbrazo.

-Hola -Mick miró a Julian -Estoy buscando a Neil Johnson, soy su amigo.

-¿Johnson? -La mujer sonó completamente confundida -Un momento -Mick sonrió pequeñito, se secó la mano en el pantalón y acomodó mejor sus gafas.

¿QSMN? Segunda generaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora