Steven I

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Svenie y Kendall eran Kesvenie desde el día en que descubrieron que los dos cabían dentro del mismo mecedor sin ningún problema. Ellos compartían el chupón, el biberón y, una vez que comenzaron a crecer a la par, también la ropa. Tenían decenas de fotos juntos, habían hecho maratones de películas donde nadie los interrumpía y comían del mismo plato sin ningún problema. Habían pasado tanto tiempo estando juntos que el día en que Sven salió de clases y su primo lo obligó a correr para ir en busca de Joseph se sintió celoso.

Kendall le hablaba para platicarle de Joseph, se saltaba sus sesiones de correr en el gimnasio por ir con Joseph, invitaba a Joseph a las prácticas de futbol y luego a comer con ellos. En algún punto se dio cuenta que sus celos eran infundados y comenzó a ponerse incómodo, así que pasó de sentarse con ellos a inventarse excusas para dejarlos solos.

Fue así como se encontró un día en el gimnasio corriendo tan rápido como sus piernas le permitían con los audífonos puestos y la vista directa a Jesper en recepción jugando solitario en la computadora mientras Charlie acomodaba algunos documentos. No podía escucharlos, pero casi los imaginaba platicando de cualquier tontería, de los juegos de ese fin de semana y de sus planes para las vacaciones.

Dos años atrás habían tenido la idea de irse a acampar durante una semana y todos fueron con ellos porque parecía divertido, hasta que Jerome les contó historias de terror y terminaron durmiendo casi todos en una misma carpa y volvieron al día siguiente a casa. Ese año seguramente iban a querer alpinismo y Kendall iba a querer llevar a Joseph.

Apagó la máquina y se sacó los audífonos.

-¿Un día cansado? -Sven giró la cabeza para mirar a la dueña de la voz. Tenía el cabello castaño y una hermosa cara.

-Una semana cansada -Respondió tomando su botella de agua -¿Vas a usar la máquina?

-No -La chica le sonrió -Las pesas.

-Claro -Sven asintió -Que tengas un buen entrenamiento.

-Gracias -La chica apuntó a su zona antes de pasar junto a él -Kate -Dijo finalmente -Mi nombre es Kate.

-Steven -Svenie continuó su camino directo a las duchas. No pensó en ella durante la ducha, se limitó a concentrarse en el agua helada y la rica cena que le esperaba al llegar a casa. Se colocó ropa limpia y guardó la sucia dentro de la maleta.

Adentro había un postit de color rosa doblado ''Camden te quiere'' tenía escrito con la obvia letra de un niño de siete años que sigue aprendiendo a tomar correctamente el lápiz. Edward sonrió sin proponérselo, le tomó una foto y la subió a su red social favorita. Al llegar al auto ya tenía más de diez likes y un comentario de Skylar diciéndole que Camden quería a todos, que no se sintiera especial. De cualquier manera, Steve se puso feliz.

Cuando llegó Camden a su vida todos pensaron que él se iba a sentir dejado de lado, porque de pronto ya no era el más pequeño de la casa, pero en realidad él estuvo feliz con Camden. El niño no los había dejado dormir demasiado durante los primeros meses, tampoco había dejado que la casa oliera a nada más que leche y pañales, pero el día en que se rio por primera vez Sven fue feliz.

Camden lo había mirado directamente a los ojos y le había sonreído con sus pequeñas encías rosadas. Después de eso fue fácil hacerlo reír, acariciarle la pancita y jugar con él. Cuando Camden enfermaba él era el primero en proponer el maratón de películas para distraerlo mientras sus padres le preparaban sopa y llamaban al doctor para que les dijera que no era nada más que un simple resfriado. Así que tener una notita de Camden diciéndole que lo quería lo ponía feliz.

¿QSMN? Segunda generaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora