Brett a veces pensaba en cómo sería poner las manos sobre Alexei. Lo hacía por las tardes o por las noches, a veces en las mañanas e incluso cuando estaba dando clase porque ese chico venía a su cabeza con el menor de los estímulos y a Brett le gustaba pensar en él; en la frase que le había dicho el fin de semana, su sonrisa de medio lado, su cabello demasiado rubio, la forma en la que se mordía el labio inferior mientras repasaba una nota que no le salía, pero además de eso también pensaba en lo suave que se veía la piel de su espalda y lo cortas que eran sus uñas.
Las uñas de Alexei no habrían podido dejarle alguna marca de ninguna manera porque estaban limadas y perfectamente bien cuidadas. Pero sus garras, largas y letales como las de cualquier hombre lobo, sus garras eran una historia completamente diferente. Se encajaban en su espalda baja y subían hasta llegar a sus hombros y se sentía tan bien que Brett no pensó en ningún momento que pudiera estarle haciendo daño a propósito porque debajo de él, con el lodo como manta, Alexei estaba completamente abandonado a él.
Sus colmillos dejaban escapar jadeos demasiado sinceros y el movimiento de su cadera le hacía perder cualquier duda porque no lo estaba pensando.
Alexei era más salvaje de lo que había pensado, más apasionado y a la vez tan tierno que resultaba un poco desconcertante. Todo en ese chico era un misterio. Desde el porqué de sus ojos hasta la suavidad de sus muslos contra la cadera de Brett. Era perfecto.
El músico llevó una de sus manos hasta el cabello de Brett enredando sus largos dedos en las hebras mojadas intentando aferrarse a algo mientras su cuerpo temblaba por el placer. Habían pasado de una velada normal mientras comían fruta a besarse imprimiendo toda la pasión que tenían acumulada en su interior.
Lexie fue el primero en quedarse desnudo sobre las piernas de su novio, el anillo de compromiso estaba brillando bajo la luz de la luna y su piel se erizaba cuando las manos del mayor recorrieron su cuerpo completamente hasta perderse entre sus nalgas y acariciar directamente su entrada.
La lluvia pudo haber sido causada por Lexie o por un extraño cambio climático. No se detuvieron a pensar en la razón mientras Brett se bebía los jadeos de Lexie y sus dedos se perdían en su interior preparándolo para él.
-Ahí, ahí -Lexie movió su cadera contra los dedos de su novio intentando que tocaran el mismo punto de antes.
-¿Ahí? -Brett presionó sus dedos contra su próstata varias veces hasta dejarlo sin aliento -¿Te gusta?
-Joder, sí -Lexie murmuró algo cuando los dedos abandonaron su interior.
Brett lo acomodó boca arriba sobre el lodo. Se detuvo unos cuantos instantes a observarlo de esa manera. Las piernas flexionadas y abiertas, los dedos apretando la tierra y el cabello enmarañado pegándose a su frente. Se acarició el miembro antes de llevar una de las piernas del más joven sobre su hombro y comenzar a penetrarlo.
Lexie podía lucir como un chico de hielo por fuera, con toda esa piel pálida y el cabello rubio, pero su interior estaba ardiendo hasta límites insospechados.
Brett no era de piedra, apenas estuvo completamente dentro de él sintió la necesidad de empezar con las embestidas.
Su novio no lo dejó. Le atrajo a su rostro con sus manos y le hizo darse la vuelta. Lexie estuvo controlando el ritmo mientras la lluvia caía sobre él. Arriba, abajo, arriba, abajo, cada vez con más fuerza hasta que su cuerpo comenzó a moverse por sí solo y solamente necesitó colocar sus manos en el pecho de su novio para impulsarse.
Podía sentir su miembro quemando en su interior, acariciando la suave piel de su intestino con la punta del miembro duro de Brett y se sentía de maravilla toda esa humedad ajena que le hacía desbordarse de placer hasta el punto en que se corrió sobre su vientre sin tocarse y sin que el entrenador acabara todavía.
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¿QSMN? Segunda generación
FanficJordan y Stiles ya tienen hijos ¿Cuál es la historia de sus hijos?