Con la mayoría de sus hermanos casados y Kenzie viviendo en su misma casa, Edward consideraba que se estaba quedando completamente solo. Camden era el único que seguía ahí, pero a pesar de ser el más pequeño ya tenía un plan estructurado para entrar en una buena universidad a estudiar medicina. Su cabecita era tan buena para ello que incluso si se pasaba las tardes comiendo zanahorias y viendo la televisión siempre estaba listo para responder cualquier duda que Jared tuviera acerca de sus pacientes.
Jared aún estaba en casa, pero sus planes de boda y bebés eran tan grandes como el Everest, la mesita de centro tenía revistas y Mason los visitaba tres veces a la semana para asegurarse que todo fuera en orden y no se hubieran saltado ninguna cita, como si Declan pensara arruinar su boda. Svenie los visitaba de vez en cuando, pero en realidad era Maika quien llegaba feliz dando pasitos rápidos y siempre con la sonrisa más hermosa de todas, ni siquiera la niña de Jerome podía compararse ante la alegría contagiosa que era Maika. Tony seguía enviándose cartas con Louis, Skylar siempre estaba en un continente diferente y Brett seguía dando clases en el mismo colegio junto a Lexie.
Técnicamente él era el hijo rezagado, ese que no tenía su propio departamento y seguramente iba a seguir viviendo en casa de sus padres hasta los treinta y cinco, cuando ambos se cansaran de él y lo echaran a la calle, porque iba a suceder, sin importar que tanto lo quisieran sus padres, si veían que no estaba haciendo nada con su vida lo iban a tener que empujar al borde para que iniciara su vuelo.
Ed no tenía el plan de comprar una casa, casarse o ir de vacaciones a Los Cabos con algún acompañante, él era un policía que cada fin de semana iba a dejar flores a las tumbas de sus abuelos y se pasaba por la antigua casa Hale para limpiar la chimenea y hablarles a los retratos de sus abuelitos sobre lo que estaba pasando en el pueblo. Probablemente peor que la muerte del abuelito John y la abuelita Claudia, fue ver al abuelito Antoine y la abuelita Talia irse del pueblo cuando sintieron que su tiempo se había llegado. En ocasiones todavía estacionaba su patrulla en la salida donde los vio por última vez deseando que regresaran y le preguntaran si había comido o debían prepararle alguna comida extraña llena de carne.
Pero nadie volvía. Al regresar a casa el silencio casi quería sepultarlo junto a los recuerdos de todos los gritos que llenaron el lugar cuando todavía eran nueve compartiendo el mismo espacio.
Ese era exactamente su pensamiento cuando vio de reojo a una persona apenas ir caminando por un lado de la carretera. Dio el aviso con la torreta y se estacionó apenas unos segundos antes de que el desconocido cayera al suelo con un golpe sordo. En ese momento se olvidó de sus hermanos y comenzó a pensar en lo triste que era morirse con nada a su alrededor.
El chico parecía haber vivido con una jauría de perros, su cabello estaba largo, su barba un poco crecida y el pulso casa imperceptible. Para un humano habría sido fácil darlo por muerto, para él lo fácil fue llamar a sus padres y decirles que tenía un hombre lobo moribundo en sus brazos.
Pesaba tan poco que incluso él se sorprendió cuando pudo levantarlo sin casi esfuerzo, su piel parecía como un pergamino roído por los ratones y sus pulmones apenas trabajaban.
-No te mueras -Le murmuró al acomodar su cabeza sobre su chaqueta en la parte trasera de su patrulla -Por favor no te mueras, no me gusta que la gente se muera cerca de mí.
El otro hombre lobo no respondió, ni siquiera hizo algún movimiento en todo el tiempo que le llevó llegar a casa y pedirle a alguien más que lo sacara del auto.
-Sostén su cabeza -Le ordenó Jared. Tenía todo un paquete de agujas en sus manos, un escáner, un termómetro y le pidió a alguien un coctel de algo. Edward no estuvo muy seguro de la conversación, toda su atención estaba puesta en no dejar caer la frágil cabeza del desconocido.
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¿QSMN? Segunda generación
FanfictionJordan y Stiles ya tienen hijos ¿Cuál es la historia de sus hijos?