Pasaron varias semanas en las que la presencia de Patricia en mi vida fue intermitente. Jamás volvimos a hablar del asunto del beso, ni nunca me atreví a pedirle que saliéramos juntos. Mi cabeza estaba en otro sitio, en los emparejamientos de la Copa del Rey. Existía la posibilidad de jugar contra un equipo de primera, pues la temporada en la copa había traído algún partido con suerte. Aún recuerdo el día, el nerviosismo en el vestuario y un rumor que fue cobrando fuerza hasta que estalló en un grito unánime.
—¡Que jugamos contra ...! — ... pero a mí solo se me ocurrió que jugaba contra Luis. Era la primera vez que aquel equipo se la jugaba contra un equipo de primera, y era nada menos que el equipo de Luis.
—¿Tú crees que yo podré jugar, Amaro? —fue lo primero que se me ocurrió preguntar, pues quería quitarme la espina de mi pobre actuación inicial.
—Con uno de primera, chaval, esto va a ser la leche —dijo Amaro.
—¿Pero tú crees que yo tengo posibilidades?— insistí una vez más.
—Tranquilos y que no cunda el pánico —la voz de Amaro fue tan contundente que se adueñó de los vestuarios.
—¿Pero podré yo jugar Amaro, crees que yo podré jugar?
—Vamos con calma, ¿entendido?
Cuando cogí el teléfono y oí la voz de mi madre fui muy claro: "Mamá dile a Papá que se ponga". Era para verme visto, para haberme oído. Las palabras me salían de la boca como el aire de un vendaval, se me atropellaban al filo mismo de los dientes de la emoción. Era lo que siempre había querido ofrecerle a mi padre, un triunfo contra un equipo de primera, una derrota del equipo de Luis. Sentí el poder de las lágrimas en la garganta y supe que mi padre sentía lo mismo que yo, y entonces no pude más y me eché a llorar, y le dije que lo quería mucho y que deseaba estar en casa para abrazar a mi madre, a Lucía y pedirles a todos perdón aunque no sabía muy bien por qué.
Mi padre no olvidó nunca aquella llamada.
<<¿Te acuerdas Víctor cuando me llamaste por teléfono, cuando me dijiste todo lo que me querías? Qué emocionante fue aquello, oírte decir que jugabas contra un equipo de primera, contra el equipo de Luis. Cómo me hubiera gustado abrazarte entonces>>
***
Noto algo extraño y tengo miedo. No diría que se trata de mucho miedo, pero sí que estoy asustado. Creo que la última desconexión ha durado demasiado tiempo y lo que es peor, la sensación eléctrica en mi cerebro va en aumento. A veces incluso creo que siento algo, como un escalofrío, lo que es imposible siendo un zombi. Puede que se trate de algún extraño efecto secundario producto de haberme convertido en un muerto viviente, o lo mismo es la antesala de la desconexión final. La palabra antesala la aprendí de una profesora de matemáticas, que siempre me decía "estás en la antesala del suspenso", y gracias a ella me quedé con ella y ya no la he olvidado nunca. Creo que España está en la antesala de jugar octavos pues le ha ganado a Honduras. ¿Seremos primeros o segundos de grupo?
En los días previos al partido contra Luis fantaseaba con marcarle un gol al su equipo y que aquello fuera la antesala de un fichaje en primera división. Durante dos semanas me preparé a conciencia. Olvidé que estaba en una ciudad extraña, entre gente que no conocía. Me olvidé de Patricia, de Manolo, de mis padres y de que jugaba en segunda B. Yo solo me acordaba de Luis. Iba a ser mi pequeña venganza, una cuenta pendiente por haberme dejado tirado el día de mi cumpleaños. No pensaba en otra cosa, y como suele ocurrir en estos casos el destino jugó en mi contra. De suplente.

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Cuando sea mayor
Fiksi RemajaVíctor está muerto pero sigue vivo. Es un zombi que no da miedo, lo único que quiere es que leas su historia: te está esperando en las páginas de Cuando sea mayor. Víctor quiso ser futbolista profesional, y si quieres saber cómo llegó a convertirse...