Parte 32

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 El día en que cumplía 20 años, hace ya mucho tiempo, mi madre apareció en mi cuarto cuando ya era de noche.

<<Felicidades, Víctor. Han venido Carmen, Pedro y, no te lo vas a creer, también ha venido Luis, pero no han podido entrar>>

Estaba llorando y yo sabía que lo de Luis era mentira. He sabido después que esa noche mi madre logró que mis amigos, algunos compañeros de la pizzería y también chavales del barrio se concentraran debajo de mi ventana. Cada uno llevaba un puntero láser y cuando llegó la hora en la que yo había nacido, las dos de la madrugada, el techo de la habitación se llenó de veinte puntos luminosos que no pararon de danzar. Eran las improvisadas velas de mi tarta de cumpleaños, prendidas en el techo de la habitación de un hospital. Entonces mi madre no lo pudo resistir más y comenzó a desconectarme de todos los tubos que me mantenían atado a la vida. Y yo, que entonces no oía muy bien, recuerdo con claridad que alguien le gritó "¡qué hace señora!", pero ella no hizo caso, y entonces llamaron a mi padre, que como sabes es enfermero y trabaja en el mismo hospital donde yo estoy ahora. Y fue él quien terminó de contármelo, porque yo sufrí una desconexión.

<<Te aferraste a su cintura como si quisieras volver a unirte con ella. Y luego vi cómo te vencían las fuerzas y cómo tu mano resbalaba por la cintura de mamá, como esas ramas de los almendros que se quiebran del tronco porque ya no soportan el peso del fruto maduro. Creí que habías muerto>>, me dice mi padre cuando estamos a solas y no lo oye mi hermana.

No sé cuánto tiempo tardé en recuperar la conciencia después de que me reanimaran, pero sé que ella no quería hacerme daño, y no te imaginas cómo la echo de menos.

Desde que siento los calambres creo que la desconexión total está cada vez más cerca. La verdad es que la frecuencia de los lapsus se intensifica, sueño con luces, y veo sombras. Puede que sea porque en verano abren la ventana y el ruido de la calle me hace imaginar cosas. Supongo que al final me fundiré con el espacio interestelar o algo así, y que mis cenizas flotaran eternamente por el espacio. Lo mismo hasta me encuentro con Dios. Quién sabe.


Cuando sea mayorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora