Capítulo III

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- Lana, ya he dicho que no. Es una decisión tomada, no se discute más - sentenció Will.

- Pero Will, es sólo una fiesta. Prometo limpiar todo, y dejar la casa tal y como está - insistió Lana.

- Lana, confío en que sería así, pero Susan me lo ha contado todo. No es una buena idea ahora. Tal vez, en un futuro lejano, no ahora.

- Pensé que tú confiarías en mi - dijo decepcionada, y subió a buscar a Emma.

Toda la semana se la había pasado rogándole a Will para que le permitiera hacer la fiesta en su casa, y éste se había negado rotundamente. Mejor dicho, su madre había intervenido para que Will no accediera.

¿Por qué seguían atormentándola con su pasado? Había decidido comenzar de cero, parte de la mudanza a Miami consistía en empezar su nueva vida, ¿Por qué los malditos recuerdos estaban acosándola? Era perfectamente consciente de los errores que había cometido, pero había decidido dar vuelta la página, y no podría hacerlo si no contaba con el apoyo de las personas que más amaba.

Golpeó la puerta del cuarto de su hermana.

- Preparate Emma, en diez minutos nos vamos - la puerta se abrió y la muchacha salió, lista - Estaba esperándote.

- Oh, genial, entonces vamos.

Lana había pedido prestado el auto a su madre, y ésta había accedido gracias a Will. Tenia su propia licencia para conducir, pero Susan continuaba con la idea de que era una ciudad nueva, y llevaban poco tiempo allí. Pero el papá de Emma era más flexible, y confiaba plenamente en su hijastra. Excepto claro, cuando su madre tocaba temas tabú como su pasado. «Puedo usar el auto para hacer de niñera de Emma, pero no puedo dar una absurda fiesta en casa. ¿Qué pasaría si ahora mismo me largo de la ciudad y nunca regreso?», pensó.

El centro comercial estaba atestado de genete por ser viernes, en el patio de comidas no había un solo lugar libre, y la fila del McDonald's prácticamente abarcaba todo el último piso.

- ¿Al fin papá te dio permiso? - Preguntó Emma, mientras probaba las nuevas fragancias de Victoria Secret.

- No, pero da igual. Aún tengo otro recurso para convencer a tu padre.

- ¿Qué tienes en mente?

- Ya verás - respondió sonriendo de una manera que a Emma le causó escalofríos. Se arrepintió de preguntar.

Luego de comprar un par de maquillajes y cremas corporales, se metieron en una tienda de Forever 21. Lana amaba la ropa de esa marca. Fueron directo al sector se los vestidos. La muchacha seleccionó al menos diez para Emma, y mientras estaba en los probadores, se ocupó de buscar algo para ella. Se decidió por uno color negro de tirantes, con brillos, sin espalda, que le llegaba a mitad del muslo. Lo apartó en el mostrador, y luego fue con Emma.

- ¿Encontraste algo, Em?

- No me siento cómoda con estos - dijo.

- ¿Puedo ver?

Emma salió del probador con un vestido rojo, ajustado al cuerpo, del mismo largo que el Lana, pero no le favorecía en absoluto. A causa de su escasez de curvas, parecía que su cuerpo tenia forma de rectángulo.

- Creo que yo podría ayudarlas - dijo una voz familiar a sus espaldas. Lana se volteó, encontrándose con Cece, Ali e Isabela  - Pero no aquí. Quitate eso y ven conmigo - dijo.

Emma obedeció, y dejó los vestidos en su lugar. Aunque no le agradaba la idea de andar con ese grupito, se autoconvenció de que no había otra opción. Cece las guió hasta una tienda de ropa al estilo punk-gótico. Antes de entrar, le dio una mirada despectiva a Emma, y luego ingresó.

El Triángulo Amoroso de Lana Brooks. (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora