Capitulo VIII

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Allí se encontraba, de pie frente al espejo, analizando su reflejo y a punto de retractarse de su decisión. Por la tarde, había llamado a Liam, y habían quedado para ir a cenar esa misma noche, como le habían aconsejado sus amigas.

Sin embargo, si bien había bebido la noche anterior, recordaba muy bien lo tierno y dulce que había sido Nate con ella, y estaba completamente segura de que le gustaba. En ese preciso instante estaba dispuesta a cancelar su cita con Parker, y correr con Nate, pero las imágenes de su beso y las palabras que Liam le había dicho, se repetían una y otra vez en su cabeza, recordándole que también se sentía atraída por el.

Y además, si decidía que Nate era el indicado, al menos debía explicárselo a Liam. No podía ignorarlo así como así, y mucho menos después de haberlo oído confesar lo que sentía.

La única solución que había para estar segura de a quién elegir, era pasar tiempo con ambos, y analizar con cuidado lo que sentía. Ya había hablado de eso con sus amigas, pero ¿Y si ésta vez era diferente? ¿Y si ahora Liam se portaba como Nate?

Otra idea que se le pasó por la cabeza, fue qué pasaría si Nate los veía. ¿Le había dicho que lo quería y ahora estaba en una cita con alguien más? Te quiero son palabras importantes.

Respiró hondo, y se dijo que las cartas ya estaban echadas, hora restaba jugar.

Sonó el timbre y se apresuró a bajar, pensado que cuanto antes saliera de su casa, más rápido llegaría. Su madre y Will había salido a cenar, y Emma estaba en casa de Jace, lo cual era un alivio, ya que Jace y Nate eran amigos y seguro Collins también acabaría allí.

Salió y se encontró a Liam, sonriendo, vestido igual que siempre. Remera blanca, vaqueros negros y borcegos del mismo color. Se sentía como Tessa en "After".

- Hola - saludó.

- Te ves preciosa muñeca - le susurró el joven al oído, porvocandole un estremecimiento como el primer día.

- Tu también te ves sexy - se golpeó mentalmente por haber usado la palabra "sexy".

- Ya lo sabia muñeca - respondió arrogante. Lana rodó los ojos.

- ¿Qué haremos hoy? - Preguntó cambiando de tema, y evitando que el maldito silencio incómodo invadiera el ambiente.

- Quiero hacer muchas cosas contigo, muñeca - sonrió de lado y utilizó la voz ronca que a Lana le cortaba la respiración.

- Creí decirte que odio los apodos - «Aunque viniendo de ti no me molestan en absoluto».

- ¿Oh si? Pues el color de tus mejillas no dice lo mismo, creo que te gustan bastante.

- Es sólo maquillaje. Ya, vamos, muero de hambre.

Liam condujo en su motocicleta hacia las afueras de la ciudad de nuevo, pero en esta oportunidad, utilizó la carretera principal, es decir, que fueron en dirección opuesta a la vez anterior.

Se detuvo frente a un bar, no muy lejos de la ciudad como Lana pensó que irían. Había un par de autos estacionados allí, y el lugar parecía bastante nuevo, no como a los que la muchacha había ido un par de años atrás.

Entraron y la sorprendió no sentir el olor a alcohol y a humo típico de esos bares. Las mesas estaban ocupadas mayormente por parejas, y no había billar, ni dardos, ni nada por el estilo.

Lana siguió a Liam hasta una mesa del fondo, junto a la ventana. «¿Por qué siempre sólo?» pensó. El muchacho le corrió la silla para que se sentase, y luego tomó asiento frente a ella.

El Triángulo Amoroso de Lana Brooks. (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora