Capitulo XIX

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- ¿Lo juras?

- Lana, ya te lo he dicho mil veces. Estaba en casa cuando llamaste, me fui de la fiesta porque no me sentía cómodo. Eso es todo. ¿Tan difícil es confiar en mi? - Respondió Liam, lo que probablemente era  la cuarta vez. Lana soltó un suspiro y se dejó caer de cara al sol sobre el colchón césped del parque.

- Confío en ti. Es mi estúpida cabeza que se las empeña para torturarme. Lo siento, pero cuando te vi con Nate me puse paranoica. No parecían estar haciéndose amigos.

- Eso, ni en un millón de años - Liam se tumbó a su lado, con el brazo detrás de la cabeza, inclinándose un poco para ver a la muchacha - Entiendo lo que te preocupa, pero te prometo que no me meteré con el. Aunque me cueste asimilarlo, es tu amigo y no seré el responsable de causar disturbios entre ustedes.

Lana esbozó una fina sonrisa de lado, y se movió un poco hacia un lado, dejando que el sol le diera de lleno en el rostro, entibiándolo. Giró la cabeza a un costado, y vio la mochila de Liam sobre la motocicleta.

- Lo preguntaré otra vez y quiero una respuesta. Una verdadera - aclaró - ¿Qué escribes en ese cuaderno? - El misterio estaba matándola.

- ¿No te cansas nunca, cierto? Escribo historias.

- ¿Sobre qué? - Se acomodó nuevamente, esta vez mirándolo, sosteniendo su cabeza con el brazo.

- Historias. Nada más.

- Quiero leer una - insistió.

- No - respondió cortante.

- ¿Por qué no? Vamos Liam, no se lo diré a nadie, lo prometo.

- Se que no lo harás, pero esos cuadernos jamás se los he mostrado a nadie, ni lo haré. Es algo personal, no lo malentiendas.

Lana no respondió. Volvió la vista arriba, y se cruzó de brazos sobre su estómago, fingiendo estar enfadada. Liam rió, lo que hizo que la joven lo asesinara con la mirada.

- ¿Qué? - Espetó.

- Pareces una niña en una de sus rabietas - respondió sin poder dejar de reír.

- ¡Detesto que me dejen con la intriga!

Riendo aun más fuerte, Parker se reincorporó y comenzó a hacer cosquillas en el vientre de la muchacha, obligándola a reír a la fuerza. Entre jadeos, Lana pedía que la soltara, y empujaba las manos del chico para sacarlas de encima, pero era en vano. Liam sabia que su debilidad eran las cosquillas, y no había cosa que disfrutara más que verla reír a carcajadas.

- Ya... para... por favor... Liam... no puedo.... respirar... - Parker la soltó inmediatamente. Con tantas risas tenia dificultades para incorporar el aire, cierto, pero lo exageró un poco más para poder liberarse.

Se reincorporó dando grandes bocanadas de aire, aún con una sonrisa plasmada en el rostro.

- ¿Estás bien? - preguntó Liam, preocupado - No quise hacerte daño, lo siento...

Lana le dio una mirada de reojo, y sonriendo exclamó:

- ¡Siempre funciona! ¡Debiste ver tu cara! Eso te pasa por decirme que te habías acostado con Murray la zorra - Liam soltó el aire que no sabia que estaba conteniendo.

- Te odio, ¿Sabías?

- Y... ¿También odias esto? - Le susurró a penas a unos centímetros del rostro, para después besarlo intensamente.

Poco les importaba que el parque estuviese lleno de gente, y les daba lo mismo ser el centro de atención de todos allí. Cada vez que se besaban, se olvidaban del mundo. Eran sólo ellos dos, lo único que les importaba, los únicos que existían en ese momento. Nada les gustaba más que sentir los labios del otro, sus lenguas entrelazándose, enredar las manos en el cabello, sus cuerpos queriendo acercarse más y más. El pulso acelerado, respiraciones entrecortadas y agitadas, los jadeos involuntarios que salían de sus bocas.

El Triángulo Amoroso de Lana Brooks. (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora