Capitulo XXII

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- Pero si Tyler no estuvo allí, ¿Cómo es posible...

- Nate, evidentemente si estuvo - respondió Lana, probablemente por décima vez en el día.

Se encontraban en el campus de la escuela, con el teléfono de Criverly, observando las miles de fotos que había tomado en la piscina. Los había estado espiando, de eso no cabía ninguna duda. En algunas estaban solos, en otras con sus amigos, había un par cuándo estuvieron hablando, pero la gran mayoría, eran editadas. Aquellas imágenes enmarcaban momentos que nunca habían sucedido, como aquel supuesto beso.

- Tal vez alguien lo ayudó - sugirió el chico.

- Liv está sacando provecho de esto, pero Cece tiene razón, seria estúpido haberlo hecho cuando ya te había conseguido a ti.

- Precisamente de eso quería hablarte la otra noche. Liv rompió conmigo después de que le pedí que me dejara sólo contigo en la piscina. No me extrañaría que halla cobrado su venganza.

- Diablos.... creo que podríamos convertirnos en contrabandistas de teléfonos. Odio decirlo, pero necesitamos el suyo.

- Imposible, no me dirige la palabra.

- No te preocupes, Ali puede hacerlo en la práctica.

- ¿Es que a caso la gente no tiene nada mejor que hacer que meterse en la vida de los demás? - Dijo Nate, exasperado, dejándose caer de espaldas sobre el césped.

La situación estaba sobrepasando a ambos, y ya estaban hasta las manos. Lana quería cobrar venganza tanto contra Tyler, como con Liv, y no se le ocurría absolutamente nada, estaba en blanco.

Nate no tenia intenciones de regresar con Liv, y eso era una decisión tomada. Y peor aún si a demás había sido cómplice de Criverly. Lana permanecía en silencio, sacándole jugo a su cerebro, y en muchacho la observaba, pensando en que ahora que había terminado con Liam, y el con Liv, existiera la posibilidad de estar juntos. Había querido decirle eso la noche de Halloween, y todavía quería hacerlo, pero consideraba que no era el momento indicado, en medio de todo el revuelo. Se dijo que esperaría hasta acabar con todo de una vez, y luego se la jugaría.

- Tengo que hablar con Liam - dijo Lana, poniéndose de pie. - Nos debemos una conversación. ¿Nos vemos luego?

- De acuerdo - respondió Nate. - Avisame cómo te fue. - Lo decía en son de amigos, pero también para asegurarse de si Lana estaba completamente disponible.

- Lo haré, adiós - Después de todo, pensó Lana, tal vez si se habían convertido en buenos amigos.

Apresuró el paso, para llegar a la puerta del salón de Liam, y poder interceptarlo apenas saliera de clases. Llegó cinco minutos antes, y conociendo al chico, sabia que seria uno de los últimos en salir, y así no captarían la atención de todos, armando más revuelo.

Tal como predijo, fue exactamente el último en salir. Sin embargo, no se interpuso, sino que caminó detrás hasta la salida, a una distancia considerable, y cuando llegaron al estacionamiento prácticamente vacío, habló.

- Tenemos que hablar - Liam se volteó, y la miró con expresión indescifrable.

- No tengo nada que hablar contigo.

- ¿Entonces se acabó? Después de lo que nos hemos esforzado, ¿Me dejarás así como si nada? - Un nudo comenzaba a formarse en su garganta, pero no lloraría. Ya se había lamentado demasiado por el.

- Escucha, te estoy dejando para que vayas con Nate, porque se que nunca fue tu amigo. Porque se que lo quieres a el.

- No. Estás dejandome por un estúpido rumor de pasillo sobre que el y yo nos besamos. Y no fue así. ¿Quieres pruebas? Aquí están.

El Triángulo Amoroso de Lana Brooks. (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora