Capitulo XXX

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Desde el sábado, Lana había estado de muy buen humor. En realidad, desde que había comenzado su relación con Nate, su actitud, y su espíritu, habían mejorado notoriamente.

Con él podía hablar de lo que sea, pasar horas juntos sin aburrirse, y además, no se cansaba de decirle cuánto la quería. Con Liam, nada de eso era posible. No estaban juntos en público, siempre buscaban algún lugar para alejarse del resto de los estudiantes en la escuela, sus salidas de basaban en fiestas - la mayoría de las cuales eran peligrosas, y acababa mintiendo a sus padre o escapándose para asistir -, el chico era completamente cerrado, nunca le decía absolutamente nada. Aunque Lana no era de esas chicas que se la pasaban pidiendo que la alabasen, a todas les gusta que le digan cosas bonitas de vez en cuando.

Sin embargo, una de las cosas más extrañas que habían ocurrido, era que tanto Tyler, como Liv, se habían mantenido al margen. A la inversa de como pensaron que sería. Liv estaba tan enloquecida con Nate, que la creían capaz de hacer cualquier cosa por recuperarlo, y a pesar de todo, había mantenido la boca cerrada y no había metido las narices en dónde no la llamaban.

En el caso de Tyler, Lana no podía asegurar que el chico estuviese loco por ella, o que siquiera ella le gustara; pero fastidiarla era una de sus actividades favoritas. No los habría sorprendido si hubiese intentado sabotearlos, en especial después de la pequeña broma sucia que le habían jugado.

En conclusión, estaban completamente felices, porque todo había salido extrañamente a la perfección. Estaban juntos, y todo el mundo lo sabía.

- Me siento... aliviada. Como si me hubiese quitado un peso de encima - dijo Lana, dándole un mordisco a su hamburguesa - es extraño.

Acababa de poner al tanto a sus amigas de lo ocurrido el sábado, y... la cafetería entera había quedado enmudecida cuando las tres gritaron después de que la joven les contara que al fin se lo dijo.

- No es extraño - habló Cece - eso, se llama amor. Aún no entiendo por qué lo dejaste estar tanto tiempo.

- Ya se los he dicho mil veces. Con Liam me sentía protegida, cuando estaba con el era completamente vulnerable. Causaba un efecto, una sensación en mi cuerpo que no se cómo explicar. Tenía el control completo sobre mi. Pero eso se fue desvaneciendo.

- Y Nate empezó a entrar en tu cabeza - apuntó Is.

Ali escuchaba fascinada, le encantaban las "historias de amor y triángulos amorosos", como ella había descripto la vida de Lana.

- Nunca se fue. - Reconoció, por primera vez, delante de sus amigas. Las tres abrieron los ojos como platos. - El siempre estuvo ahí, de una forma u otra, sea como sea. Cada vez que lo veía con Liv, el corazón me daba un vuelco. Me reprochaba a mi misma no haberlo elegido, pero me reconfortaba diciéndome que quería a Liam y el me quería a mi. Porque era cierto; tenia ese brillo en los ojos cuando estaba conmigo, que no lo tenía con nadie más. Fui la única persona con la que pudo ser el mismo.

- Pero tu corazón le pertenecía a alguien más - dijo Ali. - Y eso nunca puede ocultarse.

- Tienes que dejar de culparte - añadió Cece - hiciste lo que sentías, y no lo digo sólo por haber dejado a Parker. Hiciste lo que sentías cuando lo elegiste a Liam; aunque fuese algo sólo pasajero, aun no puedes describir lo que sentías con el. Hiciste lo que sentías al dejarlo, cuando descubirste a quién querías en verdad. No hay peor arrepentimiento que el de las cosas que no nos animamos a hacer, y tú te has permitido vivir bajo tus impulsos y reglas. Y eso está perfecto.

Todas se quedaron en silencio, observando a Cece. Eso había sido lo mejor que alguien le había dicho a Lana, lo único que realmente la reconfortó y la hizo sentirse mejor.

El Triángulo Amoroso de Lana Brooks. (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora