Especial Kagakuro

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Kagami nunca había creído en esas tonterías de las parejas destinadas... pero...

Desde el primer día en el que Taiga había visto a aquel chico, no había logrado apartar sus ojos de él.

Era hermoso, más de lo que cualquier otro Omega que hubiese conocido. Además de esa aura de ternura que lo rodeaba siempre, lo hacía simplemente una belleza única en su tipo.

Gracias a Kise podía ir a verle cuando quisiera.

El día de su graduación sin dudarlo, compro un gran ramo de flores y fue hacia Teiko.

Se había topado con Kise y le había dicho donde se encontraba el chico de sus sueños.

Temeroso y pensando en que diría cuando le viera, camino hasta estar cerca de él.

-H-Hola...- cuando Kuroko se volteo, todas las palabras que había pensado Kagami se atascaron en su garganta.

-Kagami-san... Hola...- dijo el chico con una pequeña sonrisa, casi imperceptible.

-yo... Te traje estas flores... emm... Felicidades por tu graduación.

Kagami le tendió las flores al rostro del chico mientras Kuroko tomaba el ramo entre sus manos.

-muchas gracias... Kagami-san.

El pequeño se acercó al pelirrojo y se puso de puntitas para dejar un pequeño beso en la mejilla del chico.

Para mala suerte del chico, Taiga debía trabajar, por lo que, más molesto consigo mismo que cualquier otra cosa, dejó al pequeño cerca de la estación. Al menos, había conseguido su número.

Kagami llamaba todos los días. Al menos dos veces al día al chico, aquellos días en los que podía salir con él eran los mejores.

Por eso, cuando notó que el pequeño estaba en Seirin, al igual que él, no pudo evitar pensar que eso solo podría ser una buena señal de suerte.

-Kagami-kun, ¿qué pasa?- a menudo iban a comer juntos, pero Kagami no podía decirle sus sentimientos... No aún...

-nada... Sólo pensaba en el examen de japonés que viene...- una clara mentira, aunque no por completo, ya que, era su peor materia.

-si... Si Kagami-kun quiere, puedo ayudarle a estudiar...- Kuroko se había sonrojado un poco pero desvió la mirada para ocultarlo.

-¡C-Claro!- Kagami se puso de pie golpeando la mesa- digo... Me ayudarías bastante... g-gracias...

El tigre de Seirin sentía que moriría de vergüenza... no sabía que pensaba el más pequeño pero si fuese por él, no se separaría nunca de su lado.

Espero aquel día más ansioso que cualquier partido de Básquet que hubiese jugado en el pasado.

Limpio su hogar de pies a cabeza, compro de todo lo que se le ocurrió para cocinar más tarde, incluso tenía lo necesario para hacer un batido de vainilla, el preferido del chico.

Miró su calendario y noto que pronto cumpliría un año desde que había visto por primera vez al pequeño omega de sus sueños...

Esa noche, sería la noche.

Prepararía una cena especial, haría el batido preferido de su chico y le pediría ser su novio. Esperaba que todo saliera bien.

Cerca de la hora acordada, el timbre de su casa comenzó a sonar insistente, por lo que camino hacia la puerta.

Cuando abrió, unos brazos rodearon su cuello fuertemente.

Pero lo peor... fue que vio a Kuroko salir del ascensor y presenciar todo.

Del Odio Al AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora